Tengo todo preparado para el día 17, tengo la carta, tengo el collar, solo falta la presencia mutua en el restaurante. Estoy tan emocionado, es el día en el que podre declarar mi amor hacia ella, tanto tiempo esperándola está dando sus frutos, estos días que hemos estado hablando y saliendo, hace que confíe más y más en que debo de hacerle la pregunta, ya que, cuando salimos y hay amigos de ella siempre nos preguntan: ¿Qué son? Ella responde: Somos casi novios, solo que se está tardando en pedírmelo. A lo que yo respondo: Estoy preparando todo para que sea especial. Y va a ser especial, todo saldrá perfecto, tal y como lo tengo planeado.
Día 17, Restaurante Los Palacios.
Nos fuimos juntos para el restaurante, llegamos, pedimos mesas, pedimos las bebidas y las entradas. Empezamos con una plática normal, hablamos cosas que han pasado, problemas, recuerdos o solo quejarnos. Después pedimos el plato fuerte, en donde pedimos cosas nada fuera de lo común.
Pasaba una hora y los minutos iban avanzando a pasos agigantados. Después de un rato que el ambiente se tornó amigable, llego el momento de tomar acción.
- Oye, te traje una cosa.
- Ay, siempre me das cosas cuando salimos, no deberías de gastar tanto dinero en mí.
- El dinero es lo de menos, es lo que menos me preocupa. Toma.
Le entrego la carta y la abre. Más que una carta, es un pequeño cuaderno en donde relata nuestra historia desde que nos conocimos, con ilustraciones detalladas de cada suceso.
- Si quieres esto lo lees después en tu casa, quiero que leas la parte donde está separado por el listón azul.
Se va a la penúltima hoja y empieza a leer el texto.
Conforme lo ve, va sonriendo y mirándome a cada párrafo que termina de leer. Abajo del todo el texto viene un texto que dice: Quita el sello.
Un sello que evita darle vuelta a la última hoja.
Antes de que ella abra el sello, voy sacando de mi bolsillo un color rojo que va a tener que usar.
Quita el sello y le da vuelta a la hoja.
Su expresión hasta la fecha no se me borra de la memoria, fue como una estaca clavada al corazón. Me sentía un bicho que fue aplastado por una roca grande. Su expresión de felicidad empezó a cambiar a tristeza. Levante la mano con temor para entregarle el color. Le había puesto la pregunta debajo de una fotografía impresa con dos casillas diciendo: Si, No.
Cierra el pequeño cuaderno y empieza a hablar.
- Tenemos que hablar.
Mierda.
- Sí ¿Sobre qué?
- Lo he estado pensando mucho en estos días, siento que aún no es el momento apropiado para estar juntos, creo que lo mejor sería esperar un poco más.
No supe que decir, me quedé callado un momento. Después mi cabeza empezó a usar la razón sin dejarse llevar por los sentimientos.
- ¿Esperar un poco más? Eso ya me lo has dicho más de una vez. ¡No te entiendo! ¿A qué juego estás jugando? Eh esperado cuatro años para esté momento, ¿Para qué vengas con esto? Es que no lo entiendo, primero me presentas con tus amigos como casi novios, ¿Ahora me dices que no es el momento? ¿Cómo puedes hacerme esto cuando pienso que hago un progreso contigo?
- Oye… Lo que pasa es…
- No hay una excusa. Simplemente no entiendo porque lo hace. ¿Soy yo acaso el error?
- ¡No! El problema soy yo, déjame te explico…
- No quiero una explicación, yo ya se lo que pasa. – Se queda callada – Soy yo el problema, yo no lleno tus expectativas, eres una mujer muy exigente, se cuáles son tus gustos de los que algunos carezco, a ti te gustan los hombres fuertes de carácter, pero a la vez que son humildes y amables, te gustan que sean líderes con mucha paciencia, te gustan que sean empáticos y, sobre todo, que tengan experiencia. Yo no tengo experiencia de nada y lo reconozco. Tú te desarrollaste más rápido que yo porque tu convivías con personas con demasiada experiencia, es normal que cuando convivas con ese tipo de gente te empiece a atraer personas con esas características. Estando en un círculo social experimentado, se te obligo a crecer muy rápido. Sé porque me vas a decir que no, tu no vas a esperar tanto como yo, cuando yo apenas voy para conseguir experiencia para llenar tus exigencias, tú ya te vas a ir hartando de esos gustos, buscarías a un hombre con poca experiencia para saciar tu curiosidad de saber que pasara si estuvieras con cierta persona, por lo cual ya no podría llenar tus gustos en ese tiempo. Al parecer lo nuestro nunca se ha movido del lugar donde está, no pasara los límites de ser algo más que una amistad, pero tampoco llega a solo ser amigos, es un punto intermedio que se va quedando hasta la muerte de alguno de los dos.
- No estés suponiendo cosas que no sabes que pueden pasar.
- No deja de ser una posibilidad bastante cierta.
- Pues te digo que…
- No quiero que digas nada. Ahorita vengo, necesito Salir.
Salí del restaurante dejándola adentro.
Voy a una tienda para comprar un encendedor y unos cigarros. Sacó un y lo enciendo en la entrada del restaurante. Ella sale para buscarme.
- No sabía que te gustaba fumar.
- No me gustan, pero los necesito ahora más que nunca.
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experiencias de vida, experiencias en el amor, frustracion y desahogo
Editado: 07.10.2019