La mañana después me desperté con la certeza absoluta de que todo había sido una pesadilla. Una pesadilla en la que salía con mi jefe, un camarógrafo nos grababa y yo terminaba arrojándole vino encima.
Pero cuando abrí mi celular, confirme que la pesadilla era real... y ya estaba en TikTok.
El video mostraba el momento preciso en que el vino tinto caía sobre su camisa blanca. Tenía música dramática de fondo y letras enormes decían:
"Cuando tú cita con tu jefe pasa de 'profesional' a 'chernóbil' en 3 segundos"
Ya tenía 300.000 likes.
--¡Nooooo!-- grité, enterrando la cara en la almohada.
Obviamente, Eloise me llamó en cuanto vió el vídeo.
--Rach, ¡eres trending otra vez!-- chilló--. El vídeo está en todas partes, hasta lo compartió un influencer argentino.
--Elo, voy a renunciar.
--¿Renunciar?¡Tú no renuncias, cariño, tú cabalgas la ola de la fama!
Me quité la almohada de la cara para fulminarla con la mirada a través de la videollamada.
--¡Me grabaron teniendo un desastre en una cita! ¡Y es por segunda vez!
--Ajá, y la gente lo ama. Mira, ya te shippean con tu jefe.
--¿Qué?
Ella me mostró un meme: una foto de nosotros dos en el restaurante, con el texto:
"Cuando accidentalmente encuentras química con tu jefe y lo sabes"
Yo quería morirme y está vez era encerio.
✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨
Llegué a la oficina con el mismo ánimo que un prisionero camino al cadalso.
Todos me miraban. Unos disimulaban, otros directamente me aplaudieron (¡Me aplaudieron!) y en la sala de descanso habían pegado un nuevo meme en la pared: mi cara horrorizada en la cita con la frase "Yo tratando de ser profesional".
Y ahí estaba él. El jefe que aún no me sabía su nombre y estuvimos en una cita. Con una camisa nueva -- Azul marino esta vez, sin rastro de la mancha de vino.-- y esa expresión relajada que me sacaba de quicio.
--Buen trabajo anoche, Heaven.-- me dijo en voz baja al pasar junto a mí.
--¡Eso no fue trabajo, fue un accidente!
--Los mejores experimentos siempre lo son.
Me dieron ganas de tirarle una grapadora otra vez.
Para colmo, había reunión con todo el equipo. Y, como era de esperarse, alguien proyectó el vídeo en la pantalla grande.
Si, lo pusieron.
Si, todos rieron.
Si, yo quería desaparecer.
Pero lo peor no fue eso. Lo peor fue que mi jefe lo analizó como si fuera una campaña publicitaria.
--¿Ven? Naturalidad, sorpresa, emoción genuina. Esto conecta, la audiencia lo comparte porque se identifica.
Y luego remató con una frase que casi me mata:
--Rachel es nuestro mejor ejemplo de storytelling orgánico.
Todos, absolutamente todos, menos yo claro está, aplaudieron. Yo quería arrancar el maldito proyector y huir a otro país de ser necesario.
✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨
Después de semejante tortura, solo había una forma de sobrevivir: pizza.
Eloise me acompañó, obvio.
--Amiga, lo tuyo ya es un fenómeno cultural-- dijo, con la boca llena de queso--. Deberías subir un canal de YouTube: "Citas con Rach".
--Prefiero abrir una cuenta de ahorros y desaparecer.
--No seas exagerada. Oye, pero hablando en serio... ¿No sentiste algo con él?
Casi me atraganto con la gaseosa.
--¿Con quién?
--Con tu jefe.
--¡Eloise! Es mi jefe, es insoportable, es...
Me quedé callada, recordando su risa en el restaurante, su calma después del desastre, su mirada cuando me dijo que nada conmigo era predecible.
--Es..--repetí, sin encontrar palabras.
Eloise sonrió como si me hubiera atrapado en pleno delito.
--Ajá, eso pensé.
✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨
Al día siguiente, descubrí que el internet ya había bautizado a nuestra "pareja": #RachiBoss.
Sí. Hashtag oficial. Miles de comentarios, montajes de fotos, teorías conspirativas sobre si estábamos saliendo en secreto.
Alguien incluso hizo un fanart en el que aparecíamos mi jefe y yo estilo anime: Él con traje negro, yo con pizza en la mano, y corazones flotando alrededor de nosotros.
Yo quería desaparecer del planeta, es mejor así que irme a otro país.
Esa misma noche, tumbada en mi cama, miré el techo y pensé en todo lo que había pasado tan solo en una miserable semana:
1. Una cita viral fallida
2.Un nuevo jefe que convirtió mi humillación en estrategia.
3.Una "cita experimental" grabada con cámara.
4.Y medio país convencido de que mi jefe y yo éramos la pareja romántica del año.
Suspiré, derrotada.
"Match con el desastre", pensé. Ese era el título perfecto para mi vida diaria. Y aunque no quería admitirlo, una parte de mí-- una muy pequeña, muy terca-- se preguntaba si de verdad había química con él.