3 de septiembre de 2017
Hoy es mi cumpleaños.
Ni siquiera recuerdo cuándo fue la última vez que lo celebraron.
Sin embargo, solo hay un cumpleaños que estará por siempre impregnado en mi memoria.
El día que cumplí dieciséis.
Samuel me había traído un ramo de flores. Él sabía cuánto amaba las orquídeas. Sus pétalos blancos, a mi parecer, se asemejaban a pequeñas plumas de ángeles.
¡Se había acordado!
Samuel se encontraba detrás de las bellas flores, pero nada opacaba aquella gran sonrisa en su rostro. Tan grande que podría competir con la de la Luna. Ese era él, siempre alegre; mi lindo novio de doce meses.
No, jamás le decía un año. Doce meses sonaba perfecto.
Lástima que aquel día dejé de llamarle novio y nunca pudimos llegar a los trece meses.
Editado: 22.10.2018