STILES
Derek siempre me dijo que me mantuviera callado en las reuniones con cazadores porque sabías que en alguna diría algo que perjudicara a la manada; pero no podía no decir nada y ahora me encuentro corriendo para que esos malditos no me maten de una flecha en el corazón o en la cabeza.
LLAMADA - DEREK
—¡Derek! — grite de felicidad, ya que nunca me contestaba las llamadas
—¿Qué es lo que quieres Stiles? — respondió gruñéndome
—prometo que la próxima vez si te hago caso, Derek, no me quiero morir — le decía mientras corría por mi vida por el bosque
—que mierda dices Stiles — volvió a gruñirme
—los cazadores me están persiguiendo, debí hacerte caso y quedarme callado — hable mientras intentaba descansar debajo de un árbol — pero no podía quedarme callado, esos malditos dijeron que era la puta de la manada — grité indignado — dijeron que sólo estaba ahí, ¡por ser la puta de todos! — le seguía gritando — no iba a permitir que el maldito me diga eso, y lo peor, es que ni siquiera me defendiste, se supone que somos manada, ¡debiste haberme defendido! — grite más fuerte, eso fue lo que más me dolió, ni siquiera me defendió.
—dime, en que parte del bosque estas, ya estoy en la entrada del bosque — dijo y me sorprendí, por dos cosas: la primera si me iba a ayudar, y la segunda es que haya llegado tan rápido
—unos metros después del lago donde Liam casi se ahoga — dije mientras volvía a correr porque escuche unos pasos — estoy corriendo hacia el norte — indique
—aléjate lo más que puedas de ellos, llegó en unos minutos — colgó
FIN DE LA LLAMADA
Cuando cortó la llamada, corrí más rápido sin detenerme porque cada vez que me detenía parecía que estaban por atraparme; seguí corriendo, pero con una raíz de árbol caí de cara al suelo torciéndome el tobillo, no podía correr más; y para terminar mi mala suerte es que los tres malditos me encontraron.
—¿pero a quién tenemos aquí? — hablo uno de esos asquerosos cazadores con una sonrisa — con la puta de la manada Hale — dijo mientras se acercaba a mi
—vete a la mierda — le gruñí furioso
—vamos pequeña puta, porque no nos enseñas que es lo que se comen esos lobos — dijo el que parecía ser el menor, acercándose a mi — que tan buena puta eres para que no te hayan sacado aún de esa manada — dijo y yo me alejaba de ellos como podía, cuando estaba por tocarme escuche un gruñido fuerte que podría reconocer en cualquier lugar del mundo.
—le tocas un solo dedo, y te juro que te quedaras sin el brazo — amenazo acercándose a los cazadores con sus ojos rojos
—¡miren! — dijo con una sonrisa burlona uno de los cazadores — el lobo vino a salvar a su puta — se burló y Derek gruño más fuerte
—será mejor que se vayan, este no es su territorio — dijo parándose entre los cazadores y yo
—¡vamos!, sólo tienes que compartirlo — dijo intentando acercarse a mí y cerré los ojos del miedo, pero nunca me llego a tocar
—¡aléjate! — le volvió a gruñir, todo se quedó en silencio, sentí como unas manos me tomaban de la cintura y empecé a temblar del miedo
—no lo diré una vez más, ¡váyanse! — dijo detrás de mí, era él, el que me había levantado del suelo
—no nos iremos, sin el chico — dijo apuntándonos con sus pistolas y arcos, haciendo que Derek me ponga detrás de él, esto sin duda se pondría muy feo para ambos.
Derek les gruñó y empezaron a disparar, Derek se puso de escudo y a él le cayeron todas las balas, como tenía el tobillo lastimado me cargo para huir más rápido y empezó a correr con dirección a su loft.
Cuando sólo nos faltaba unos metros para poder entrar al loft le dispararon en la pierna a Derek y ambos caímos al suelo llenándonos de tierra.
—corre y llama a los demás — dijo mientras nos volvíamos a levantar
—no te dejare — dije mirándolo
—si no vas, moriremos — gruño y mire a los cazadores que se acercaban y saque mi bate, en momentos como estos es donde amo las prácticas de magia que había empezado hace un mes
—no te dejare — dije y me levante como pude
—así que la puta es una chispa — me miro uno de ellos
—y una muy buena — dije mientras lo miraba, sentí toda la magia recorrer mi cuerpo, se sentía muy bien como corría por mi cuerpo toda mi chispa
Luego de eso la pelea no duró mucho, cada que atacaban los detenía con campos de fuerza, en estos momentos amaba mi hiperactividad ya que gracias a eso decidí aprender la magia. Cuando los demás por fin huyeron pude ver a Derek con las heridas sin sanar.
—mierda — dije acercándome a él — pensé que ya hubieran sanado — lo ayudé a pararse
—si hubiera sanado, te hubiera ayudado con eso imbéciles — dijo mirándome
—ok, ok — dije y con esfuerzo ambos subimos hacía su loft