- ¿Y que te parece?
- Me gusta, pero no es la gran cosa.
- No me hables así o te mato.
- No me mates.
- Entonces no digas cosas como esas en frente de mi.
Logre convencer a Matías de subir hasta allá arriba y ver otra vista de la ciudad, pero cerca ahora en el cartel de Hollywood.
Lo mejor de todo es que yo gané. Matías no tocó su celular, porque se lo pedí para ver la hora y lo tengo, y porque no quiere caerse en la subida.
- Parecía más fácil subir cuando estábamos abajo.
- Si, pero es divertido subirlo, contigo, porque me divierto viendo cómo intentas no caerte.
- Y ahora tú te burlas de mí.
Demoramos en subir, por ya saben quién, lo logramos a las indicaciones en Internet y por la ayuda del poderosísimo Inglés de Matías.
- Finalmente estamos arriba.
Matías superó el camino que alargamos por ir caminando y ahorrar dinero, parecía muy cansado y con sudor.
Estaba esperando que no dijera nada sobre su celular. Pero su celular empezó a hacer ruido. Me pregunto porque específicamente recibe una llamada ahora.
Matías estaba recuperando el aliento cuando me preguntó por su celular
- Me pasas mi celular, por favor.
Tuve que hacerlo a pesar de que no quería, porque el pensaría que soy una celosa.
Mientras estaba en llamada le di agua para que pudiera seguir hablando con quien sabe quien, pero empezó a actuar muy nervioso por lo que sea que le decían en la llamada. Cuando termino la llamada, le pregunté que es lo que pasó.
- ¿Quién te llamó?
- Es una sorpresa, ahora es tu turno de estar con los ojos vendados.