- Respóndeme algo Matías?
- Porqué tengo puesta la mejor ropa que traje al viaje.
- Es una sorpresa.
- Verás mi furia si no es algo muy importante.
- Ya casi María.
- ¿Era necesario tener la venda puesta mientras me vestía?
- Quería ver tu compromiso con la venda, tu eres una tramposa y no quería que vieras la sorpresa.
- Si me caigo igualmente verás mi furia.
- Está bien, Cálmate demonio de Tasmania.
El lugar tiene una larga entrada con un buen número de escaleras que llevan a un edificio.
Por suerte María no escogió tacones para ir al evento.
- Ya casi, no quiero lucir tan... vergonzosa y tan bien vestida al mismo tiempo.
- Ya casi, no te haré subir una montaña. Ahora quítate la venda
Estuve a punto de desatar mi furia, pero Matías estaba entusiasmado, y más importante, no está en su celular, así que soporté estar en ese lugar que a simple vista es aburrido.
- Hm... hm... ¿Qué te parece?
- Aburrido
Lo que hace después es acercase a mí y susurarme al oído.
- Y no te he contado la mejor parte.
- ¿Y que es?
- Sostén tu vestido y cuenta hasta diez mientras te cuento el contexto.
Le di una oportunidad a sorprenderme, aunque sea por una vez.
- Te acuerdas que el día del concierto nos dividimos para encontrar a Mitski antes de Irse. Mientras tú llegabas le di mi regalo a mitski, trate de ser confiado pero quería gritar de la emoción, le dije: No puedo esperar el momento que uses está armónica. Y mi nombre es Matías. Parece que le agradé y me invitó a una reunión privada con su hermana.
- ¿Qué? Porque no me diste ninguna pista, es demasiado, esta no es la ropa que usaría para conocer a Mitski.
- Era una sorpresa y al menos te dije que vinieras lo más hermosa posible.
- Pero me hubieras avi...
Antes de terminar mi frase, Matías me interrumpió.
- Ahí viene Mitski.