PUNTO DE VISTA DE LA AUTORA
Cristian es un hombre muy guapo, un Adonis en todo el sentido de la palabra, no había (ni hay) mujer que se le resista, hace dos años atrás se enamoró perdidamente de una compañera de trabajo; hasta que fue herido de la peor manera que alguien se puede imaginar.
Tiene una hermana melliza llamada Astrid, son muy unidos y son mejores amigos (hasta que metio la pata). Ella es alta rubia y de ojos azules; pero tiene un carácter de los mil demonios cuando se lo propone.
Ambos viven con sus padres en una casa muy amplia; pero planean irse en cuanto formen su familia. Su familia es amorosa, respetuosa y unida; pero con un sentido del humor extraño.
Cristian es un abogado muy bueno ha ganado casi todos sus casos, excepto los que le fueron asignados en su intervalo de tristeza y depresión.
Es un hombre muy ordenado, algo controlador; pero es un buen oyente, ha sido amigo de Rebeca desde la universidad a pesar de que no compartían muchos cursos juntos. Aunque son distintos en cuanto a personalidades se llevaron bien y al día de hoy su amistad perdura.
Cuando Rebeca le hablo pudo notar en su voz que ella lo necesitaba y sin pensarlo dos veces la cito, en un parque, cerca de la universidad donde se conocieron era su lugar favorito porque ahí compartieron muchas cosas.
Después de casi media hora se encontraban sentados en el césped mirando el lago, simplemente se saludaron con un abrazo y un beso en la mejilla; y se sentaron en un silencio cómodo que ninguno quería romper.
La presencia de Cristian la reconfortaba y muchas veces no eran necesarias las palabras. Rebeca estando con él se sintió mucho más tranquila, ya no le dolía tanto el corazón.
-. Gracias – su voz salió en un hilo; pero fue suficiente para que él la escuchara
-. Sabes que cuentas conmigo – le dio una pequeña sonrisa
-. Mi padre insiste en que acepte la herencia; pero no me gusta la condición que puso mi madre, no creo que nadie me soporte por dos largos años
-. Solo debes encontrar al indicado – repone serio
-. Por favor – blanquea los ojos – eso es como decir que Alicia es una mujer normal y nada perfecta a los ojos de toda mi familia
-. De acuerdo – alza las manos en señal de paz – pero al menos tu familia no te mira como bicho raro por haber besado a un hombre bajo los efectos del alcohol (nadie en su familia lo ha olvidado)
-. Creí que ya tenías resuelto lo de tus preferencias – se voltea para mirarlo a la cara
-. No – mira al cielo – no estoy seguro
-. Eres mi amigo por casi cinco años y es la primera vez que… - deja la idea a medias
-. ¿Qué…? - termina mujer – la mira esperando su respuesta
-. Es que eres el único que me ha soportado por tanto tiempo…
-. Alto – alza su mano en frente de su rostro – no creo que sea buena idea
-. Oh! Vamos, ni siquiera sabes cuál es la idea – resopla – sería una aventura y solo lo representaríamos ante los demás
-. No, te aprecio y te quiero – ella sonríe – pero solo como amiga
-. Vamos - pone sus manos juntas como si fuera a rezar – necesito a mi amigo para enfrentar a los lobos de esa empresa.
-. Rebeca – suspira – no creo que la convivencia sea buena, además debemos fingir frente a los demás no solo será caminar con nuestras manos entrelazadas, abrazos y ...
-. Te juro – lo tomo del brazo – que solo nos besaremos si es necesario, por favor
-. Tu familia no lo creerá – dice mirándola de frente
-. Ellos si caerán, eres el único hombre con el que me han visto; y yo sé que puedes ser muy cariñoso
-. Rebeca – casi grita
-. Es la verdad, ahí podrás ser tan empalagoso… - lo mira con ojos de cachorrito – serás tú mismo y nadie te criticara, claro que solo debes serlo conmigo, no voy a ser una esposa cornuda - lo mira fijamente - ya sea hombre o mujer
-. No
-. Por favor, te cocinare todos los días; los platos que tú me pidas
-. Mmm… - ella había tocado su debilidad – vas por buen camino
-. Te haré postres todos los fines de semana -Cristian adoraba el azúcar aunque después debía hacer un par de horas de gimnasio para bajar lo que consumio
-. De acuerdo – aunque en su mente sabía que se iba a arrepentir, ella era muy atractiva y él aun estaba tan confundido
-. Bueno ahora debemos planear como dar la noticia
-. Ojala funcione – suspira y vuelve su mirada al lago
Rebeca estaba contenta conviviría con su amigo, y eso lo haría más llevadero aparte de que podría contar con un gran soporte para enfrentar a su abuela y sus tíos. Su padre dejaría de molestarla con el tema del matrimonio y sus hermanos se ahorrarían sus comentarios.
Cristian no se veía muy convencido; pero si veía el lado positivo sus padres y su hermana ya no lo excluirían, sería “normal” y podría ordenar sus ideas en ese lapso. Ojala nada saliera mal.
Durante esa semana ellos se comunicaban todos los días, y aunque ella no quiso que Cristian gastara en un anillo, él la convenció diciendo que después ella lo devolvería y él podría dárselo a su pareja si es que conseguía una (eso lo pensó para sí mismo).
Rebeca había organizado un almuerzo en su casa y ella iba a cocinar, mientras Rosa la iba a apoyar; se decidió por una mesa con distintos cortes de carne, guarniciones y ensaladas acorde y un buen vino tinto. No en vano había estudiado turismo y hotelería.
Cristian estaba nervioso se había vestido con un terno negro, una corbata roja y una camisa blanca que resaltaban esos hermosos ojos verdes. No era una proposición de matrimonio real; pero aun así estaba muy nervioso.
Las familias de ambos habían tratado de sacarle alguna información a cada uno por su lado; pero ninguno soltó ni siquiera una vocal.
Rebeca llevaba un vestido dorado más arriba de la rodilla, con encaje en toda la espalda y resaltaba perfectamente todas sus curvas. Peino su larga cabellera castaña en una trenza francesa firme.