Ese hombre hacía algunos años que no lo veía. Él era mucho mayor que yo. Tenía la misma edad que Daniel, pero sin duda seguía igual de atractivo a como lo recordaba.
-Hace tanto que no se de ti y no te veía.-me miraba con sorpresa, sin poderlo creer. Camino hacia mi.
-Oh Marck, que alegría.- le contesté y abracé ya cuando había llegado hasta donde yo.
-¿De dónde se conocen ustedes?- una confundida Beatriz, pregunto.
-Esta pequeña-revolvió mi cabello con cariño y yo solo sonreía, mirándolo.-fuimos novios en la primaria hasta lo que alcanzamos de secundaria. Siempre me gustaron sus ojos. En el se podía reflejar el mar.- todo lo que había dicho me tenia maravillada. Me miraba triste.
-Nunca me lo contaste, Jess.- mi prima me miraba con cara de "me tienes que contar"
-Nos volvimos a reencontrar y era algo que nunca pensé que iba a suceder.- seguía abrazada a mi ex novio de la infancia.- Ya me tengo que ir, las horas aquí se me pasaron demasiado rápido.- me separé de él y tome el bolso en mis manos.-Nos vemos después, prima hermosa.- dije algo divertida.-Gusto en conocerte Eric, preciosa niña que tienen ya.- le di la mano.- Marck, un verdadero placer el volver a verte.- lo besé en la mejilla y salí de la cocina con todos pisándome los talones.
-¿Me pasas tu número?- pregunto ya con el celular en las manos.
-Tia Jess, ya no jugaste conmigo.- dos al mismo me hablaban y no sabia a quien responderle primero.
-Lo siento, mi amor. Otro dia vengo y jugamos a lo que quieras.- le guiñé el ojo y después le entregue mi celular al dueño de la anterior pregunta, para que anotara su celular.
-Esta bien, jugáremos a las princesas, al juego de té.- me abrazo y yo la tome en mis brazos dándole vueltas. Sus padres la miraban sonrientes.
-A lo que quieras jugáremos.- besé su mejilla y después la deje en el piso.
Me entrego mi celular y fui hacia la salida.
-Espera.- la voz de Marck me detuvo.- Yo te llevo.
Asentí.-Gracias por todo, nos vemos pronto.- me despedí una ves mas y después fuimos hacia su auto. Me abrió la puerta y segundos después el entro.
-¿Sigues viviendo donde mismo?- pregunto mientras se detenía en un alto.
-Si, donde tu recuerdas todo. Ahí mismo es.- lo miré y después el miro hacia mi barriga.
-Como olvidarlo. Veo que hay muchas cosas que contarnos.- me miro de reojo mientras que yo suspiraba.
-Pff, no sabes cuanto.-vi todo pasar y mi humor decayó un poco.
-¿Cuántos meses tienes? ¿Y que es?- preguntaba curioso.
-Exactamente siete meses.-sonreí con alegría. Pronto tendría a mi bebé en mis brazos.
-¿Niña o niño?- agarro el volante con fuerza y miraba el como yo sonreía.
-Niño.-dije como boba.
-Espero no te incomode, pero ¿el papá?
-Espero poder divorciarme, al menos es esa mi intención. No funciono.- dije con cierta tristeza.
-Vaya, me tienes que contar. Sé que es difícil, pero en la semana te llamo para ponernos al corriente de todo lo que nos ha pasado.- estacionó el auto en mi casa y apagó el motor.
-Gracias por traerme y una alegría volver a verte.-besé su mejilla y antes de abrir la puerta del auto, esta se abrió por otra persona.
-¿Quién es este imbecil? ¿Sabes cuánto llevábamos buscándote?- la voz del imbecil numero uno, hablo. Rodé los ojos ya cansada.
-Son asuntos que a ti no te tienen que importar.- respondi cortante y mirando al frente. Apreté la mandíbula.
-¿Porqué lo estabas besando?- seriamente preguntó y yo solo miraba a mi acompañante con pena.
-Le di un beso en la mejilla, no hice nada malo. No soy tú, a ti si no te importa nada.-lo señalé.-Gracias por traerme Marck, nos vemos después.- le trate de sonreir sinceramente y me baje del auto. En segundo arrancó y se fue.
-Claro que tiene algo de malo, me estas engañando.-grito como un histérico.
-No digas estupideces. Yo no te engañe con nadie. ¡No soy como tú! Que anda con muchas estupidas y le da igual si le toman fotos, sale en revistas y ve medio mundo que me estas poniendo el cuerno. No te importó que yo las viera.- me estaba alterando y gritándole ya cansada.
-Ella no es nadie, es solo una amiga.- si, claro y yo le creía.
-Si, claro.-contesté sarcástica a mitad de camino.-Déjame de una jodida ves en paz. No te quiero ver. Me haces daño, ¿que no entiendes? No puedes estar con alguien formalmente, porque siempre pondrías los cuernos.- gritaba sin detenerme ya a nada, él me estaba provocando.
-Jess, todos los hombres hacen eso.- aparte tenia el descaró de volvérmelo a decir.
No soporte mas y le di una bofetada. Respiraba agitada.-Eres un poco hombre. No vales nada. No tienes dignidad, ni sentimientos ni corazón. No valió para nada el haberme casado contigo. Esto es caso perdido ya y mas vale que te divorcies por las buenas o por las mal....-sentí punzadas en mi vientre y en segundos me retorcí del dolor. Toque mi barriga, llorosa.
-Hija, ¿que pasa?- mis padres acababan de llegar y ahora si mi disque marido lucia preocupado.
-Nada, ya se me pasará.- una punzada mas llego y yo volví a retorcerme. Mi madre soltó un grito.
-Hija, tu ropa esta toda mojada.- camino hacia mi preocupada.-Ha roto fuente, Gabriel.- los gritos histéricos de mis padres se escuchaban preocupados. Perdí la consciencia.