Estaba dando vueltas y vueltas en la cama. En la habitación hacía un calor de los mil demonios. Miré el reloj en mi mesita de noche y eran las nueve de la mañana. Que frustrante que ya no pues seguir durmiendo mas.
Christian seguí abrazado a mi, que raro. Ayer sin duda fue un gran dia, lo hubiera podido disfrutar mejor si esa boda sería con alguien que yo amará. Él estaba roncando y dormía como una roca. Ni siquiera el tren podría despertarlo.
Me levante sin hacer mucho ruido y saqué lo que me pondría el dia de hoy. Fui al baño rápidamente e hice mis necesidades, duche y lave mis dientes.
Pienso en el futuro ¿Qué nos deparará este matrimonio? Puede que al final no haya sido tan mala ide casarme. Pero asi como es Christian respecto a todo lo que tiene que ver con mujeres. Probablemente no me respetaría ni me daría el lugar que merezco como su esposa.
Unos golpes en la puerta me sacaron de aquella realidad.
-Ya voy.- salí de ahí como un rayo. Me coloque el albornoz y seque mi cabello.
-Te tardas mucho.- aquel hombre daba brinquitos de que quería ir al baño. Quise reír internamente, pero me contuve.
-Perdóname, pero yo me desperté primero y por ende gane el baño.- me paseaba como si nada en la habitación. El me seguía con su mirada y solo se dedicó a hacer un bufido, metiéndose asi al baño.
Agarre mi celular y comencé a contestar algunos mensajes de mis supuestos "Amigos" que me felicitaban por mi matrimonio. Otros no se creían que me haya casado con alguien con tanto dinero. Esto realmente me parecía algo patético. Tendí la cama ya que él no podía hacer nada. Sabía que estábamos en un hotel y eso lo deben de hacer las que limpian, pero nada costaba hacerlo tu misma. Me vestí y arregle decentemente.
En todo ese rato todavía él no salía del baño y luego la que se tardaba era yo. Mi otro yo interno rodó los ojos por mi. Segundos después la puerta del baño se abrió, no preste demasiado atención.
-Si yo me tardo, tu te tardas el doble.- negué con la cabeza y lo mire. Oh por dios, ¿Por qué diablos hice eso?- Vístete Christian, no puedes andar asi.- las mejillas las sentía casi hirviendo, como se atrevía.
-Disfrutas de la vista, preciosa.- las gotas de agua se escurrían por todo su cuerpo. A paso lento se acercaba a mi y yo me negaba a seguirle el juego.
-Vístete.- cada palabra que lograba decir me salía con nerviosismo.- Tengo hambre.- logré decirle lo primero que se me ocurrió.
Desprevenida me agarro de la cintura y me acerco a su cuerpo. Sentía como parte de mi ropa se lograba mojar por culpa de el. Me tomo del cuello y me beso. Un beso lleno de ansiedad, esperando tener algo mas . Sus manos en mi ya no molestaban tanto, podría decirse que me estaba acostumbrando.
-Mmm.- saboreó.- Me encanta el sabor a menta de tu boca.- cerro los ojos aun saboreando mis labios.
Tenía que detener todo aquello.- En serio Christian, no somos un matrimonio feliz, por lo tanto no podemos hacer esto.- nos señalé.
Él se me quedo mirando extrañado para después tomar sus cosas e irse a vestir al baño. Después de unos minutos salió y nos encaminamos hacia la salida del hotel. Tomados de la manos fuimos al ascensor.
Había varias parejas románticas en el, no dejaban de demostrar cuánto era su amor por ellos. Notaba la mirada de el en mi, pero yo me negaba a verlo. Salimos del hotel tomados de la mano y fuimos hacia el centro comercial.
Por la ventana me dedicaba a ver los árboles pasar; los autos que se notaba llevaban prisa y personas aquí y allá caminando apresuradas. Miré el cielo y el dia era simplemente perfecto.
Un rato después llegamos y como siempre me abrió la puerta y me tomo de la cintura. Nos estábamos quedando en un hotel, mientras que sus padres arreglaban todo para la luna de miel.
No me gustaba mucho venir a comprar, sentía que era desperdiciar dinero en algo que ya tienes y todavía te queda. Pero tenía que perder el tiempo en algo. Entramos en una tienda en la cual ha ia ofertas y me dedique a ver la ropa y a decidir que era lo que me llevaría.
Estaba viendo tranquilamente un vestido, cuando note como una rubia de piernas largas se acercaba a mi marido. Le dio un beso en la mejilla y hablaban como si se conocieran de toda la vida. Él sonreía encantado de verla y ambos se les notaba felices.
Me hervía la sangre, admito, estaba celosa ¿Y? Pagué con mi dinero lo que había decidido de ropa y pase por su lado.- Yo me voy Christian, quédate con tu amiguita.- apreté los dientes y fui directamente a casa de mis padres.
-Es que no mamá, me casaron con un idiota mujeriego. Si me iban a casar por dinero, mínimo me hubieran escogido a alguien que no fuera asi.- me cubrí la cara ya harta de todo esto.