Me había despertado temprano por los rayos de sol que entraban desde la ventana. Me coloque mi bata de dormir y me acerque al pequeño balcón que tenía la habitación. Apenas podía ver el amanecer, apreciarlo y admirarlo. Nunca jamás había visto algo tan bello e irreal.
Recargué mis brazos en el barandal y seguí admirando. Tenía que ser fuerte sobre esto, no quería enamorarme.
-Es precioso ¿No?- no lo sentí llegar y di un salto por el susto. Me abrazo de la cintura y coloco su cabeza en el hueco de mi cuello. En esa zona deposito un ligero y húmedo beso.
-Si, realmente espectacular.-las palabras salieron apenas audibles de mi boca. Estas cosas me desconcertaban un poco.
-¿Desayunamos?- me giro hacia el, sus ojos lucían realmente hermosos con la luz del dia. Haciendo una mezcla chispeante de colores.
Asentí y me guio hacia adentro. Sus ojos a estas horas de la mañana me habían dejado demasiado hipnotizada.
-Pediré el desayuno para la habitación.- tomo el teléfono en sus manos y ordeno lo que íbamos a pedir. Su forma de caminar y hablar era algo único. No podía dejar de mirarlo.
Me levante de donde estaba y tome solo mi bata de baño y ropa interior. Quería bañarme y quitarme un poco el calor que se me había subido a esas horas de la mañana. Me despoje de mi ropa y me di una ducha rápida.
Pensaba en lo que mi madre me había dicho ayer sobre su matrimonio. ¿Será que al final Christian y yo seremos felices? No, no lo creo. Negué mientas me enjuagaba el resto de shampoo de mi cabello.
Yo no podía llegar a querer a Christian por dos razón.
1. Es tan mujeriego como para poder respetarme.
2. Es un creído y egocéntrico ser humano.
Asi que definitivamente duraría con el lo que mis padres tarden en estabilizarse. Ya estaban sacando adelante a la empresa, en unos meses ya y termino este matrimonio.
Me lave los dientes, humecte mi piel y coloqué mi ropa interior. Mi madre y suegra se habían pasado con los pequeños conjuntos que me habían mandado. Traté de cubrirme lo mas posible y salí del cuarto de baño. Christian estaba colgando el teléfono y se me quedo mirando.
-¿Qué?- pregunte algo extrañada por su reacción.
-Por favor, no te pongas eso. No enfrente de mi.- negó contenido.
-No es ropa que haya escogido yo.- me encogí de hombros.
Fue hasta mi alcance sin ya poder contenerse. Me apretó hacia el y me beso. Este beso era muy diferente a los demás, lleno de mucha pasión. Introdujo su lengua en mi boca y ambos empezamos una danza de la cual no sabía si iba a poder resistir. Me desabotonó la bata ye hizo una exclamación de asombro.
-Joder, esto es muy difícil para mi.- su mirada se oscureció y me separo de el para admirar mi cuerpo. Pase saliva con dificultad, la sentía espesa.
-Christian, no.-negué y retrocedí.
Su mirada me decía mucho mas de lo que quería expresar. Llegué hasta toparme con la cama y ahí me detuve. Él se acercaba despacio, subiendo y bajando la mirada por todo mi cuerpo.
-Eres una tentación y yo no puedo resistirme a esto.- volvió a tomarme entre sus brazos y me fue depositando poco a poco en la cama. Besaba y mordisqueaba cada parte de mi cuerpo. En mi cuello se detuvo mas de la cuenta, esto estaba llegando a mi límite. Arquee mi espalda y acaricie su cabello. Con su mano tibia subía y bajaba por mi cintura, piernas y volvía a subir.- Eres perfecta.- sin mas volvió a atrapar mis labios en un beso lento, mientras que con sus manos experimentaba otras partes de mi cuerpo.
Toqué con mis manos sus hombros y me deje llevar un poco. Cerré los ojos tratando de serenarme y tranquilizarme. Tenía que poner distancia, ya estaba llegando al filo de mi ropa interior cuando los golpes en la puerta se escucharon.
-Maldición.-susurro sobre mis labios y muy a su pesar se quito de encima. Mi respiración era como si hubiera corrido un maratón.
Me abroché de nuevo la bata y trate de acomodarme lo mejor que pude el cabello.
-Todo se ve riquísimo.- hable mientras admiraba todo el desayuno. No me atrevía a mirarlo.
-Iré a ducharme, desayuna.- ordeno mientras azotaba la puerta del baño.