Capitulo 20.

No podía creer que se haya atrevido a traerla aquí. Lucia me miraba con una ceja alzada y descaradamente, mientras que Christian ni si quiera le prestaba atención y no quitaba su mirada de mi. Daniel nos miraba con confusión.

-¿Tu padre esta en su oficina?- preguntó el hombre que no dejaba de ponerme nerviosa.

-Si, un momento.- me levante mi lugar como una profesional y tratando de no verme nerviosa. Toque la puerta de la oficina de mi padre. Segundos después se escucho que me estaba dando el paso y entre.-Papá, Christian te esta esperando afuera.-dije nerviosa.

Mi padre levanto la vista del ordenador, se quito sus lentes para ver y me miro.-Hazlo pasar a la sala de juntas y necesito que estes ahí conmigo para que me pases informes, anotes y de mas.

Un cosquilleo revolvió mi estomago y trate de tomar una respiración profunda.-Si.-salí de su oficina y fui hasta donde estaban ellos. No hablaban y ni siquiera se miraban. Daniel ya había desaparecido de sus vistas.-Sígueme, te haré pasar a la sala de juntas.- aunque por dentro me estuviera muriendo de nervios, todo en mi sonaba tranquila. Como si no me importará que el estuviera aquí.

Él solo asintió y se metió las manos en los bolsillos del pantalón. Me siguió por el pasillo donde se encontraba la sala, pero al parecer la intrusa seguía detrás de el. Eso si que no, si ella pensaba que podía pasar e inmiscuirse en los asuntos de ellos, estaba demasiado equivocada.

-Tu novia- la señalé y miré con despreció.- no puede pasar.- me puse en la puerta para evitar que ella la pudiera abrir.

-¿Por que?-preguntó con un asomó de sonrisa en sus labios.

-Son negocios y se tienen que hablar en privado.-levante una de mis cejas.

-Déjala amor, seguramente esta celosa y quiere un momento a solas contigo.-Lucia le acariciaba el hombro como una gatita en celo.

Solté una carcajada y después la mire seriamente.-Créeme que no necesito nada de el y ni siquiera estar a su lado. Por lo visto lo que a ti te gusta, es recoger las migajas que dejan tiradas en el suelo. Lástima por ti que con eso te tengas que conformar.- ella me miraba con la mandíbula apretada.- Ahora bien, son reglas de mi padre que yo debo de seguir, si no te parece te puedes largar de aquí.- estaba apunto de darme una bofetada, pero él la detuvo.

-Asi es esto.- la voz de Gabriel nos sobresalto a los tres. La miré diciéndole con la mirada un "te lo dije"-Podemos pasar, sin que esta.- la señaló con despreció, asco no se como describirlo.- se entrometa.