Al día siguiente abrir los ojos lentamente. Quería tener muchísima cautela a la hora de de echar un vistazo al mundo exterior, y descubrir con amargura que todo aquello fue un maravilloso sueño. Lo primero que pude visualizar sería ese magnífico techo perfectamente diseñado con extravagantes decoraciones. Automáticamente celebré como nunca estando acostado aún en el sillón. Una felicidad inmensa recorrió todo mi cuerpo al percatarme que todo era real. Seguía en la impresionante mansión Thorme. Me levanté, y pude darme cuenta que me encontraba sólo en toda esa gigantesca habitación. Karol se había marchado junto a sus despreciables ronquidos. Por un momento pude colocarme las manos en la nuca para suspirar profundamente con una sonrisa en mi rostro, tan grande como la recámara, tan satisfactoria como saber que todo era realidad. Pensé para mí mismo "esto es vida". Entonces comencé a analizar la posición en la que me encontraba. Estaba en la mansión de un magnate multimillonario con una empresa que tenía sucursales alrededor de todo el mundo, pero no podía olvidar que todo aquello era una mentira. Quizás lo que estábamos haciendo era ilegal. ¿Y si todo se sabía? ¿Y si estaba estafando? El señor Thorme jamás enviaría a su propia hija a la cárcel. Seguramente el que pagaría todo los platos rotos sería yo por se el pobre latino recién llegado al país. ¿Pero en qué estaba pensado? No había manera posible en la que ellos supieran que todo era una mentira. Me estaba preocupando por nada. Solamente debía aguantar lo necesario para casarme con Karol, y luego tal vez un par de semanas para poder adoptar al bebé que le dará los requisitos necesarios par cumplir con el capricho de su padre, una vez que haya heredado la compañía, el divorcio me dará una buena cantidad de dinero con la que viviré cómodamente el resto de mi vida como lo habíamos acordado. Todo estará bien. A fin de cuentas, estaba en una de las mansiones más espectaculares del mundo, rodeado de personas que nadaban en dinero. ¿Qué es lo peor que podía pasar?
Me levanté dispuesto a salir de la habitación. Era hora de bajar a los niveles inferiores de la mansión para ordenar algo para el desayuno. Moría de hambre, y aquel lugar era totalmente infinito. Tanto que ni siquiera podía recordar como hice para llegar hasta esa habitación la noche anterior. Habían tantas puestas, y pasillos que era muy fácil perderse en ese lugar. Caminaba tímidamente entre la soledad perturbadora de esos corredores que se perdían ante la lejanía de mi vista. Por un momento me sentí tan solo en esa inmensidad, que incluso pude notar como me invadían unas ganas ilógicas de correr gritando para encontrar a alguien. Finalmente pude hallar al primo de Karol, Edrian. Usando un pijama con temática de ovejas, y llevando un periódico debajo el brazo. Él salía de una habitación cerrando su elegante puerta de la más fina madera pintada a la perfección de un color blanco completamente pulcro. Rápidamente pude percatarme que se trataba de un baño. No sabía que en esa mansión hubieran tantos tocadores, de hecho, en la recámara que me tocó compartir con Karol, habían dos baños en excelentes condiciones. Me alegraba mucho encontrar al buen Edrian en un momento tan apremiante como ese. Sin duda él me diría como llegar al comedor.
— ¡Ander! ¿Sigues con vida? — preguntó Edrian sarcásticamente esperando que estuviera frente a él — pensé que mi prima Karol te asesinaría durante la madrugada en un incontrolable ataque de nervios.
— ¡Eres muy chistoso! — respondí riendo de manera nerviosa esperando que fueran broma las cosas que me estaba diciendo, pero me espanté mucho al notar la expresión de seguridad en su rostro — ¿Es chiste? ¿Verdad? ¿O ella te ha dicho que desea matarme?
— ¡Ella estuvo hablándome de un supuesto plan b para librarse de tí si todo se complicaba — susurró en mi oído acercándose lentamente asegurándose que nadie estuviera escuchando — quizás esté planeando hacerlo en el momento más indicado.
— ¡Necesito salir de aquí cuánto antes! — dije totalmente aterrado preparándome para salir corriendo de ese lugar.
— ¡Ander! ¡Ander! Estaba bromeando — Edrian sufría de un ataque de risa burlándose de mí a carcajadas — no puedo creer que hayas caído en una broma tan vieja. Tenías que ver tu rostro, estabas muerto del miedo.
— ¡Eres un idiota, Edrian! Solo necesito que me digas como llegar al comedor para desayunar algo. ¿Puedes hacerme ese favor sin burlarte de mí? ¡Por favor! — Las personas adineradas tenían un sentido del humor muy extraños. Aparentemente ellos disfrutaban haciendo temer a los demás. Si eso era así, entonces yo me iba a convertir en su víctima principal.
— ¡Uy! Pero qué carácter. Ya veo que alguien se levantó con el pies izquierdo. Solamente era una pequeña bromita para iniciar el día con una sonrisa en el rostro. ¡En fin! Solamente debes seguir esas escaleras, y llegarás directamente al salón principal. Allí verás fácilmente el comedor, seguramente Karol se encuentre allá. Ella siempre desayuna a esta hora porque ya no se encuentra nadie en ese lugar. Entonces así puede estar sola. Ella es muy antisocial, odia la compañía de las personas.... ¡Buena suerte! — murmuró sonriendo misteriosamente antes de de irse sonriendo. No sé porqué Edrian había tomado esa actitud en mi contra, pero la verdad fue todo muy confuso.
Mi estómago rugía como una fiera sin control mientras bajaba a través de esas escaleras. Solamente quería encontrar a Karol para comer algo. Al parecer, ella era la única que no estaba loca en esa mansión. Bueno, al menos no totalmente. Por un momento llegué a pensar que nunca llegaría al comedor. Sentí que caminé durante minutos, pero al fin llegué al lugar donde precisamente Karol desayunaba tranquilamente en completa soledad. Disfrutaba de unos deliciosos emparedados de mantequilla de maní, y jalea que se veían exquisitos. No podía esperar para ponerle las manos encima a algo de esa comida.