El camino era húmedo, oscuro, y repleto de neblina. Había conseguido vestirme con la ropa de caza que Edrian nunca usaba. En mis manos pesaba un rifle de aire comprimido ideal para la cacería. El señor Thorme caminaba frente a mí llevándome una ventaja de unos ocho pasos de distancia. Nunca imaginé que sería tan aburrido caminar con un arma, pero de hecho así lo era. Solamente seguía los pasos del papá de Karol por todo lo largo, y ancho de ese tenebroso bosque sin ninguna razón aparente. En ocasión repentina me detenía inesperadamente cuando el señor Thorme levantaba su mano en señal de alto haciéndome creer había escuchado algo. Sin embargo resultaba ser una falsa alarma. Solamente mostraba su debo medio dejándome saber que yo no le caía muy bien que se pudiera decir. Aún así el viaje continuaba como si nada. La total aprobación del suegro era de vital importancia en aquella pantalla que habíamos decidido aparentar ante el mundo entero. Si bien ya contábamos con bendición, también necesitábamos que él nos respaldara totalmente. Esto nos evitaría muchos problemas en el futuro. Con el señor Thorme de nuestro lado, todo lo demás sería pan comido. Me encontraba sediento, con ganas de tomar litros de agua para saciar lo reseco de mi boca, pero ese hombre no se detenía por nada del mundo. Solamente seguía, y seguía caminando. Finalmente decidió detenerse cerca de un río dónde un pequeño siervo tomaba agua tranquilamente. Era la cosita más tierna que jamás había visto en mi vida. Nos detuvimos justo detrás de unos árboles, y el papá de Karol me indicó mediante señales que debía agacharme para mantenernos ocultos. En todo momento apuntando con su rifle de aire comprimido mientras que comenzaba a charlar como si nos encontráramos tomando el té en la comodidad de su mansión. Personalmente creo que escogió el peor momento para conversar, pero como se lo he dicho en ocasiones anteriores. Esta familia no destacaba por ser exactamente normal.
— ¡Entonces dime muchacho! ¿Cuáles son tus verdaderas intenciones para con mi hija? — Preguntaba el señor Thorme mientras fijaba la puntería mirado finamente al lugar dónde se encontraba ese dulce siervo.
— Bueno señor Thorme. Le reitero que yo amo a su hija, y mi único anhelo es hacerla feliz — explicaba una vez más sin poder dejar de verlo como preparaba su rifle para disparar.
— ¡Interesate muchacho! Aunque debo confesar que aún no me convence tu supuesto amor por mi hija. Que haya accedido a darles mi bendición para que se casen, no significa que me encuentre de acuerdo del todo con su unión. Hay algo en todo este cuento que no termina de cuadrar para mí — aseguraba el padre de Karol.
— ¡No entiendo a que se refiere señor Thorme! Le puedo asegurar que el amor que existe entre Karol y yo, es tan genuino como los dientes dentro de su boca — afirmé con mucha confianza queriendo sonar lo más seguro posible.
— ¡No te estás ayudando para nada muchacho! — expresó antes de sacarse la dentadura postiza que yacía dentro de su boca.
— Es solamente una manera de decirlo — sonría nerviosamente mientras el señor Thorme colocaba nuevamente esa dentadura postiza en el lugar dónde iba.
— Solo te diré una cosa, solo una cosa, y espero que te quede muy claro. Personalmente siento un odio muy profundo contra los mentirosos, estafadores, y aprovechados. No tolero que me digan mentiras, y menos en mi propia cara. Eso me da ganas de ... — exclamó el papá de Karol tirando finalmente del gatillo dando justo en el blanco de manera extraordinaria. Si su intención era la de intimidarme, debo confesar que le salió todo a la perfección. Una persona con dos neuronas funcionales, sabría que no es recomendable meterse con alguien que sea capaz de atinar un disparo desde esa distancia, y mucho menos si lo hace con esa frialdad tan natural — En este desierto bosque hay mucho espacio para enterrar a un mentiroso sin que nadie pueda encontrarlo jamás.
— No tiene nada de que preocuparse señor Thorme. Le aseguro que el amor entre Karol, y yo es totalmente real — dije tembloroso luego de tragar con dificultad.
— Eso era exactamente lo que quería escuchar muchacho. Tienes los pantalones bien puestos. En ese caso me gustaría informarte que ya hice todos los preparativos para la boda. La ceremonia se llevará a cabo en la misma mansión dentro de tres días. Quería esperar hasta la cena de esta noche para anunciarlo oficialmente, pero estás comenzando a caerme bien, muchacho. No ese como esa bola de cobardes que persiguen a mis hijas con la intención de llenarse los bolsillos. ¿Sabes cuántos chicos he asustado de esta manera? — preguntó.
— ¡Eeeh! ¿A ninguno? — expresé con timidez.
— ¡Exacto! Eres el primero que se interesa emocionalmente por alguna de mis hijas, y es por eso que quería poner a prueba tu valentía a la hora de profesar tu amor por Karol. Sin embargo el hecho de que sea el único, no quita que te hayas portado como todo un caballero. Es porque que quiero hacerte el primero en saber esta espectacular noticia. En solamente tres días serás parte de la distinguida familia Thorme — el señor Thorme sonreía por primera vez en todo el viaje, también era primera vez que bajaba ese peligroso rifle.
— Muchísimas gracias, señor Thorme. Le prometo que no va a arrepentirse de confiar en mí. Puede estar seguro que su hija será muy feliz junto a mí. Karol será la persona más dichosa — solamente decía las primeras palabras que llegaban a mi mente. El señor Thorme no tenía ni la más mínima idea de quiénes eran sus hijas realmente, pero a mí únicamente me importaba salir corriendo de ese tenebroso bosque para no estar más a solas con ese aterrador maniático.
— Muy bien muchacho. Esa es la actitud que espero en todo aquel que desee ser mi yerno, y padre de mis nietos — Me alegraba ver que finalmente mi futuro suegro hubiera cambiado su actitud psicópata, y amenazante. Era realmente relajante que no quisiera matarme, para variar. Por un momento pude sentir como comenzaba a integrarme a la extraña familia Thorme — ¡Ahora te toca ensuciarte un poco las manos! ¡Ve a recoger a ese pequeño siervo! ¡Y ten cuidado! Aún estando muertos pueden lanzar potentes patadas.