Matrimonio Arreglado

El beso

El ritual de casamiento se llevó a cabo de normal manera sin que nada malo pasase. Karol y yo nos habíamos convertido en esposos de forma oficial, y también delante de los ojos de Dios. Eso sin tomar en cuenta las lágrimas del señor Thorme que se hicieron presente en gran cantidad saliendo directamente desde sus ojos como si se tratase de dos cascadas. Las demás personas que asistieron a la boda, se veían mucho más interesados en saber quién era yo, recaudar cualquier información que pudiera causar polémica, en lugar de disfrutar de la unión sagrada. Decir los votos de amor quizás fue la parte más vergonzosa de toda la ceremonia, pararse allí delante todas esas personas con un anillo muy costoso en la mano para improvisar palabras apasionadas que jamás en mi vida había sentido era toda una proeza. Tuve que inventar cosas que casi no tenían ningún tipo de sentido solamente para salir del paso. Incluso cité algunas partes de una telenovela que mamá veía, y de la cuál pude acordarme justo en ese momento. Las personas que miraban mutuamente a las caras sin lograr entender a que diablos me refería. Fue un obstáculo muy difícil de pasar. Sin embargo lo había logrado, y ahora me hallaba del otro lado esperando las palabras finales del cura para poder salir corriendo de ese altar donde me sentía como una especie de atracción de circo.

— Una vez dichos los votos de amor, podemos continuar con la ceremonia para unir a estos dos hermanos en sagrado matrimonio. ¡Queridos hermanos! Si existe entre los presentes, alguien que tenga una razón para que esta unión no se celebre, que hable ahora, o calle para siempre — sugirió el padre con aquella simbólica frase que todos hemos escuchado al menos una vez en cualquier película, o telenovela. Por alguna extraña razón, todos voltearon automáticamente para ver a la hermana de Karol, Kenia, quién por lo visto era vista como la gran villana de la historia, incluso por su padre, el señor Thorme también viraba su rostro para ver que haría la mayor de sus hijas.

— ¡Gracias a todos por voltear! Son tan amables al considerarme como la mala de la historia, pero lamento mucho tener que defraudarlos. No tengo nada planeado para arruinar la boda, así que pueden casarse tranquilamente — Kenia con aquella deplorable actitud hacía que todos volvieran a voltear sus miradas para proseguir oficialmente con la ceremonia.

— En ese caso los declaro marido, y mujer. Puede besar a la novia — exclamó el padre, sin saber que yo me estaba quedando automáticamente congelado debido al hecho de tener que besar obligatoriamente a Karol para hacer más creíble aquella actuación que hasta los momentos venía saliendo de forma perfecta.

— Bueno llegó el momento, te tengo que besar — dije en baja voz para que Karol fuera la única en escucharme, ella no parecía estar para nada contenta con aquella situación, pero aún así debía continuar con la actuación para terminar de convencer a todos. Ya habíamos llegado lejos para dejar de avanzar por un simple beso, o al menos eso era lo que yo pensaba.

— ¿Esto es realmente necesario? — preguntó Karol discretamente hablando a regañadientes mientras saludaba a sus invitados para disimular el curioso hecho de no querer besar a su novio en pleno clímax de la boda.

— ¡No te preocupes! Solamente es un beso, tampoco es la gran cosa. No es el fin del mundo por eso. Tranquila no pasa nada, realmente no beso tan mal — dije sonriendo para tratar de calmar esos alterados nervios que estaban matando a Karol.

— Es que tu no entiendes, para tí es muy fácil hacerlo porque ya has besado antes a otra persona — confesó Karol dejándome totalmente atónito.

— ¿En serio nunca has besado a nadie? Entonces... ¿Este sería tu primer beso? — miraba a todos lados para disimular mi asombro, y también notaba como las personas comenzaba a susurrar acerca de todo el tiempo que llevábamos esperando para darnos aquel beso que sellaba nuestra unión — Te juro que me dejas boquiabierto, Karol. Pero ahora te toca hacer tu mejor esfuerzo para continuar con todo esto. La ceremonia requiere explícitamente un beso, y las personas están esperando que eso sea exactamente lo que pase entre nosotros ahora mismo. Por si no te has dado cuenta, están empezando a susurrar entre ellos, seguramente comienzan a sospechar que algo anda mal este matrimonio.

— ¡Está bien! ¡Está bien! ¡Está bien! Lo voy a hacer, solamente promete que no dirás nunca a nadie que fuiste mi primer beso, ¿Perfecto? No quiero que las personas se burlen de mí por eso — Sin duda aquello era muy extraño. Había leído de personas que se proponen ser totalmente castos, y llegan vírgenes al matrimonio, pero jamás en mi vida había siquiera escuchado de alguien que llegara a un altar sin haber siquiera besado a una persona. Quizás eran un caso inédito. Sin embargo no tenía tiempo para pensar aquello en ese preciso momento. Todo el dinero que había de por medio me hacía tener solamente un objetivo claro entre ceja y ceja. Debía conseguir que el casamiento se llevara a cabo de cualquier forma, incluso si debía comportarme de manera cursi para convencer a Karol. Sinceramente estaba dispuesto a todo ese día.

— No te preocupes por nada de eso. Te primero que me llevaré ese secreto a la tumba. Haz esperando durante mucho tiempo el momento perfecto para dar tu primer beso, y siendo totalmente sincero contigo, no puedo imaginar un mejor lugar para hacerlo, que este... ¡En tu boda! Así que deja de tener miedo, y solamente debes dejarte llevar — tomé sus manos tratando de ser lo más delicado posible, y tratando de no pensar en nada más, besé sus labios con los ojos cerrados para no ver que era Karol a quién estaba besando. Ella hacía su mejor esfuerzo, pero debo ser sinceros con ustedes... Ella no tenía la menor idea de lo que estaba haciendo. Pude escuchar los aplausos de las personas invitadas viniendo desde los bancos de madera dónde estaban expectantes. Eso me hizo saber que ya la pesadilla había terminado. Finalmente era el esposo de Karol Thorme oficialmente. Ya nada podía quitarme esa fortuna de las manos. Ahora solamente debía pasar unos cuantos días viviendo con ella en esa extravagante mansión de ensueño hasta que pudiéramos adoptar al pequeño bebé, el último paso en nuestro alocado plan de matrimonio arreglado. De aquí en adelante todo sería mucho más fácil, al fin y al cabo ¿Qué podría salir mal?




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