Tienes tres días para conocer a tu esposo… Esas eran las palabras que rebotaban una y otra vez en la mente de Dorian Lagunov que, sentado frente a su hermano mayor, en el despacho de este último, no alcanzaba a entender como habían llegado a eso; tenían una buena vida, eran de buena familia, ambos herederos de las empresas Lagun, y él apenas había cumplido veintidós años, entonces ¿Por qué obligarlo?... La idea en realidad era muy simple, sus padres querían una alianza más sólida con su más grande socio, las empresas Willard y ahora lo estaban “vendiendo” a él a cambio de eso.
- ¿estas bromeando? – Dorian no pudo resistirse a preguntar aquello, pues le parecía.
- No lo hago, pasado mañana por la tarde te encontraras con él – dijo Leander su hermano mayor, casi sin mirarlo y sin ninguna emoción en su voz.
- ¿pasado mañana? – Dorian estaba sorprendido.
- así es, la alianza se firmará oficialmente en seis días, tienes tres para conocerlo y en el cuarto día será la boda civil – Leander explico con más calma de la que sentía, trataba de no mostrarse débil, frente a su pequeño hermano, pero en verdad estaba preocupado por el resultado de todo eso.
- ¿tengo algo que decir al respecto? – pregunto Dorian un poco de malas.
- lo lamento hermano, pero no, esto es lo correcto – respondió Leander con una media sonrisa, dirigiendo su mirada a Dorian, consiente de su molestia.
- de acuerdo – Dorian asintió, pues estaba seguro de que su hermano tenía razón y de que el hecho de que se negara no le traería nada bueno con sus padres.
- ¿hablaras con Rafael? – cuestiono Leander luego de unos minutos de silencio, de nuevo sin mirarlo directamente.
- Rafael – Dorian lo había olvidado en medio de toda su conmoción, era su novio desde hace un año ¿Cómo tomaría esta repentina noticia?
- lo lamento – Leander tomo su mano sobre el escritorio.
- lo sé, hablare con él más tarde, supongo que lo entenderá – a pesar de que sonaba confiado, Dorian no pudo evitar presionar un poco la mano de su hermano.
- ojalá hubiera alguna otra manera – Leander suspiro.
- no la tomarían, ambos lo sabemos e igual que siempre lo único que podemos hacer es esperar que de esto salga algo bueno – dijo Dorian con una triste sonrisa.
- de nuevo lo siento.
Dorian asintió a las palabras de su mayor, se levantó luego de despedirse y salió del despacho para irse a llorar en paz en su habitación; aun con el dolor en su corazón estaba dispuesto a cumplir con lo que sus padres le estaban pidiendo, lo único que en realidad podía lamentar era precisamente Rafael, muy a pesar de que últimamente su relación no andaba muy bien, él pensaba que era solo el estrés de la universidad y todo el trabajo que tenían, que podrían arreglarlo, pero ahora llegar y decirle que iba a casarse, no haría que su relación acabara en buenos términos y eso lo lastimaba, el hacerle daño a él.
Solo como siempre había estado se sentó en el suelo de su cuarto y lloro por lo injusto de la situación, aunque siempre lo había sabido, para familias como la suya, un matrimonio acomodado era mejor que uno por amor, así que ser “vendido” no era algo que le sorprendiera, era tan solo que ya que lo vivía en carne propia se sentía muy injusto, al menos agradecía que aun con lo anticuados que podían ser sus padres, se habían adaptado bien a las preferencias de sus dos hijos y los habían respetado al firmar este acuerdo, no tendría que guardarse nada e intentaría por todos los medios sacar lo mejor de toda la situación.
- hola Rafael – Dorian saludo cuando el mencionado llegó a su casa esa noche, no habían pasado ni quince minutos de que lo había llamado.
- hola corazón, ¿Qué pasa? ¿para qué querías verme? – preguntó Rafael mientras se sentaba frente a él en la sala y tomaba su mano.
- hay algo que debo decirte – Dorian dudo, mientras presionaba su mano.
- me está asustando, dime – Rafael de verdad sonaba preocupado.
- Mi familia firmará un nuevo convenio con las empresas Willard – comenzó explicando Dorian.
- eso es bueno, que gran noticia - Rafael comento con una sonrisa.
- el aumento de los riesgos que ambas partes tomaron hizo que presentaran una nueva cláusula de condicionamiento – Dorian continuo y a partir de ese punto ya no pudo mirar a Rafael a los ojos, bajo la mirada a sus manos – arreglaron un matrimonio entre el heredero Willard y yo.
- ¿¡Qué!? – Rafael soltó bruscamente.
- voy a casarme y lamento con mi corazón esta situación – repitió Dorian mientras sus ojos se llenaban de lágrimas, había sinceridad en sus palabras, pero Rafael no lo veía así.
- ¿y solo así? Esperas que esto se termine solo porque aceptaste cumplir con esas estupideces de tu familia – Rafael casi grito, bastante molesto, dejo caer las manos de Dorian y se puso de pie.
- no son estupideces Rafel, esto es lo correcto – Dorian hablo, aunque con lágrimas en los ojos, pero con decisión en su voz.
- ¿lo correcto? ¿por tu familia? Eso es lo único que te importa – Rafael comenzó a quebrase.
- tú también me importas y no tienes idea de cómo me duele hacerte esto, pero…