Dorian no se había sorprendido de encontrar un lujoso auto negro esperando por él cuando salió de la universidad, sabía que el primer encuentro con el que se había convertido en su prometido era en ese momento; su corazón se sintió pesado cuando pensó en Rafael, el día anterior no lo había visto y según se había enterado él no se había presentado a sus clases, estaba algo preocupado, pero también sabía que debía dejarlo estar, talvez en el momento en que se sintiera listo, sería el propio Rafael quien le diría la verdad; con un suspiro de abandono fue hacia el auto.
Subió cuando el chofer le abrió la puerta, no tenía otra opción, quería hacer lo correcto, aunque no todos lo vieran de esa manera; descubrió dentro del auto al asistente de su familia, Lance, que inmediatamente después de saludarlo extendió para él un sobre de color blanco, sellado con las iniciales de su padre; una nota seguramente en donde le decía todas las ventajas de aceptar aquella decisión, palabras de consuelo y algún aliento de su madre, ¿Por qué no estaban aquí con él? Viajaban alrededor el mundo un mes completo porque pronto seria su aniversario y después de todo jamás fueron unos padres muy cercanos o cariñosos.
Salto todas las palabras vacías para ir a lo único que le importaba:
- Azriel Willard.
- 31 años
- abogado
- hijo único
Las únicas cuatro especificaciones que sus padres habían incluido sobre su prometido, no eran nada inspiradoras, considerando simplemente que el sujeto era varios años más grande que él y que además no había ninguna foto; suspiro dejando todo de lado para solo concentrarse en su alrededor, había olvidado preguntarle al chofer o a Lance a donde iban, pero francamente ahora ya no le importaba; del otro lado Azriel salía del hotel para mirar la playa donde se encontraba, su prometido llegaría pronto y el apenas había terminado su trabajo en el auto que lo había llevado ahí, estaba nervioso, nada conforme con la decisión de su padre, pero seguro de que no podía negarse.
- ¿Azriel? – la voz a su espalda lo hizo girarse.
- ¿dime? – pregunto Azriel con voz tranquila.
- todo está listo, lamento el error con la reservación – hablo Finnian en voz baja, con la cabeza inclinada.
- no te preocupes Finn – Azriel desecho la disculpa, con una triste sonrisa.
- ¿sucede algo Azriel? – insistió Finnian preocupado.
- solo pensaba, no conozco a mi prometido y hoy lo veré por primera vez, ni siquiera se su nombre – Azriel explico volviendo su vista al mar.
- su nombre es Dorian Lagunov, tiene veintidós años, está estudiando arquitectura y es el segundo heredero de la familia Lagunov – Finnian hablo revisando sus notas.
- ¿Cómo sabes todo eso? – cuestiono Azriel sorprendido.
- su familia envió un pequeño informe esta mañana, además es mi trabajo – Finnian hablo con una sonrisa de satisfacción, mientras le entregaba una foto.
Azriel miro la fotografía después de despedirse de Finnian que volvería a la ciudad a hacerse cargo de sus pendientes mientras él estaba ahí; la persona retratada se veía muy joven y tierna, de no haberle dicho Finnian su edad, Azriel habría asegurado que no cumplían aun la mayoría de edad, cabello castaño y lacio, ojos color miel y piel blanca, lo que más había cautivado la atención de Azriel eran sus labios, pues parecían suaves aun en la fotografía.
Suspiro, era hermoso y no se merecía lo que ahora estaba dispuesto a aceptar.
Dorian bajo del auto mientras el personal del hotel bajaba su maleta, que él no sabía que había empacado, parecía que las cosas que no sabía se estaban multiplicando muy rápido, para su gusto; con un suspiro resignado miro a su alrededor, estaban literalmente en la costa, el elegante edificio del hotel no quitaba nada de atención al mar que estaba a unos metros de donde el auto se había detenido y él no lo dudo, dejo todo en manos de Lance y después de despedirse, fue hacia la arena, había pasado largo tiempo desde la última vez que había visto las olas y ahora no quería desperdiciar la oportunidad; paso cerca de Azriel, atrayendo su mirada de inmediato.
- ¿Dorian? – Azriel pregunto mientras se acercaba a él.
- soy yo ¿hola? – Dorian se giró.
El hombre que había dicho su nombre, sonrió cuando él lo miro de arriba abajo con su pequeña boca entre abierta y una mirada de asombro en sus ojos; alto y fuerte, cabello negro y piel clara, un rostro hermoso que aunque mantenía un ceño fruncido, no perdía nada de su atractivo, Dorian se recordó mentalmente que no debía verlo fijamente, pero es que simplemente no se lo esperaba, el hombre que tenía delante no aparentaba la edad que le habían dicho; por su parte Azriel estaba sintiendo algo inesperado, al mirar la belleza que ahora lo veía con atención, una extraña calidez como la sensación de que todo estaría bien.
- ¿tú eres Azriel? perdón, ¿Azriel Willard? – pregunto Dorian bajando su mirada hacia sus manos.
- soy yo, es un gusto conocerte – Azriel respondió con una media sonrisa mientras extendía su mano hacia Dorian, quien la tomo y estrecho, el cálido contacto causo una corriente entre ambos.
- el gusto es mío – susurro Dorian, levantando un poco su mirada y volviendo a bajarla cuando los ojos de Azriel se encontrar con los suyos, no parecía haber notado nada, así que el también decidió ignorarlo.