Dorian sonrió y se levantó a toda prisa, dispuesto ya a dejar la habitación, pero al pasar junto a un espejo y descubrir el aspecto que tenía maldijo, decidió que definitivamente no bajaría viéndose así, una ducha ultra rápida y unos pantalones de lino blanco junto con una camisa color crema, le dieron más confianza, no iba a cuestionarse nada de lo que encontró en su maleta, estaba claro que no lo había empacado él, por más que fuera distraído, jamás olvidaría que él no tenia pantalones de lino, soltó una carcajada, el pobre Lance había tenido que pensar en todo.
Volvió a tomar la rosa que Azriel había dejado para él y salió de la habitación, se sentía emocionado, aunque sus emociones aun no estaban ahí, las atenciones de Azriel estaban ganando algo dentro de su corazón; encontró un camino en el suelo señalado con rosas blancas que lo guiaron al elevador y después al salir en la planta baja, el camino lo llevo afuera a la terraza y por la arena hacia una pequeña carpa blanca, donde había una mesa para dos apoyada sobre una hermosa alfombra y un guapo hombre esperando por él.
- esto es hermoso Azriel – Dorian hablo con una brillante sonrisa que cautivo a Azriel.
- esta es la primera sorpresa – Azriel asintió y después de mirar a Dorian por un momento agrego – te vez muy bien.
- gracias – respondió Dorian con las mejillas ligeramente sonrojadas.
- siéntate por favor, todo está delicioso – Azriel aparto una silla y volvió a acomodarla cuando Dorian se sentó, como un perfecto caballero.
- se ve rico – Dorian comento mientras un empleado del hotel serbia su plato
- espero que sea de su agrado señor Willard – comento el hombre cuando termino, dirigiéndole una sonrisa cortes a Dorian.
- seguramente lo será, gracias – Dorian sorprendió a Azriel al no corregir la mención de su apellido.
- ¿no te molesto? – pregunto Azriel cuando el hombre se fue.
- ¿el qué? – Dorian miraba la mesa, confundido.
- que te llamara señor Willard – aclaro Azriel, obteniendo automáticamente la atención de Dorian.
- no, ¿debería? – Dorian lado un poco su cabeza, de forma tierna.
- tal vez – Azriel sonrió.
- ¿a ti te molesta? – pregunto en cambio Dorian, mirándolo con atención.
- no… es decir no lo sé, aun no somos nada – Azriel sonaba un poco nervioso.
– Oye pase lo que pase, al final de la semana seremos esposos, no hay porque no empezar a acostumbrarse a la idea – Dorian razono con tranquilidad.
- es verdad, me asombras – Azriel asintió.
- no te preocupes por mí, debo admitir que no esperaba esto, pero toda mi vida se me ha preparado para ser un compañero adecuado dado que mi hermano es el heredero principal – Dorian hablo con una sonrisa y de nuevo con ese sonrojo que comenzaba a encantar a Azriel agrego – además puedo hacerme a la idea, sobre todo si vas a ser un esposo tan atento
- lo prometo, todos los días tendré algo especial preparado – Azriel aseguro, después de un momento de silencio, bastante asombrado por el razonamiento maduro de alguien que esa mañana le había parecido muy joven.
- entonces todo estará bien – Dorian asintió y Azriel pudo ver claramente la felicidad en su rostro.
Este asintió y después de mirarse por unos segundos, disfrutaron la comida en medio de un muy cómodo silencio, con algunas pequeñas preguntas que les ayudaron a conocerse más y que permitieron algunas risas o miradas preocupadas que dejaban en claro el carácter de cada uno; Azriel se encontró sintiendo que debía proteger al joven que tenía delante, Dorian era fuerte, valiente, pero también bastante sensible y a él no le paso por alto el cómo sus ojos se llenaron de lágrimas al hablar del cómo había terminado con su novio; Dorian por su parte pensaba en que a pesar de su edad y el trabajo que tenía Azriel era una persona alegre y bromista.
Al terminar la cena y disfrutar una copa de helado con frutas, por petición de Dorian, Azriel propuso que caminaran un rato por la playa y él ni siquiera lo dudo, se levantó de la mesa y siguió a Azriel fuera, tomándolo del brazo cuando él le sonrió, fueron hacia la parte donde llegaban las olas y Dorian pensaba que cualquiera que los viera en aquel momento supondría que eran pareja o como los empleados del hotel, dirían que eran esposos y por alguna razón la idea lo tenía encantado, no por el estatus y el dinero del que ahora era su prometido, si no por la persona amable y detallista que Azriel estaba demostrando ser; caminaron largo rato disfrutando de la fría brisa marina, conversando y riendo como si fueran viejos amigos.
Volvieron al hotel tomados de la mano e inmediatamente que se acercaron a la puerta principal dos empleados les ofrecieron unas toallas, todo lo tenían pensado o Azriel ya les había dicho que debían hacer, Dorian no estaba seguro pero le gustaba un poco si debía admitirlo; llegaron a la habitación y ambos se prepararon para dormir, Dorian entro al baño para cambiarse la ropa por su pijama, mientras Azriel hacia lo mismo en la habitación, al salir y encontrar a Azriel aun de pie mirando el mar desde la venta, Dorian sonrió un poco y se acercó a él sin hacer mucho ruido.
- ¿Qué miras? – pregunto Dorian con un susurro.
- solo pensaba que este lugar es hermoso y son las primeras vacaciones que he tenido en dos años –Azriel respondió simplemente.