Matrimonio arreglado... ¿¡que!?

Dia tres... Por la tarde

Azriel volvió a abrazarlo, dejando, mientras hablaba, varios besos en su cabello y frente.

- yo… yo… también me enamore de ti Azriel – Dorian tartamudeo un poco con las mejillas sonrojadas.

- hermoso no quiero perderte, ni que te alejes de mí, pero aceptare si ahora me dices que necesitas espacio, solo quiero que seas feliz conmigo.

Resignado Azriel lo miro esperando su respuesta, sabía que le dolería, pero no podía obligarlo a seguir aquí.

- me lastimaste Azriel – Dorian suspiro volviendo a apoyarse en su pecho.

- lo se…

- ese idiota, horrible, me golpeo – Dorian hablo en tono infantil.

- ya lo despedí…

- pero sabes cuál es la respuesta idiota a pesar de todo eso – Dorian comento sonriendo y cuando Azriel no dijo nada el continuo – que tampoco quiero alejarme de ti, que te amo y que sería feliz solo viéndote ser feliz, aunque no sea conmigo.

- ¿Por qué no somos felices juntos? ¿te gustaría ser feliz conmigo? – pregunto Azriel abrazándolo más cerca.

- sí, me encantaría – respondió Dorian después de unos segundos de silencio.

Azriel lo hizo levantarse del suelo y Dorian se giró a mirarlo con una sonrisa, el no pudo resistirse más, lo tomo de la cintura y lo acerco hasta su cuerpo, Dorian se puso de puntillas y unió sus labios a los de Azriel en un beso lleno de amor y calidez, el solo lo siguió, abrazándolo más cerca, cuando los brazos de Dorian le rodearon el cuello y profundizo el beso solo un poco más; la burbuja de amor en que ambos se habían sumergido se rompió cuando Azriel subió su mano a la mejilla de Dorian y este se apartó con una mueca de dolor, el golpe recibido aún escocia su piel.

- lo siento – susurro Dorian.

- ¿Cómo se atrevió a hacerte esto?

Azriel sonaba furioso, acariciando con mucha delicadeza la enrojecida piel, se imaginaba que en lugar de correr a Alexander de su empresa lo golpeaba hasta la inconciencia, nunca había sido violento, pero aquel golpe en la mejilla de su amado, lo estaba impulsando a serlo.

- ya no importa – Dorian suspiro y apoyo su frente en el pecho de Azriel.

Se abrazaron en un cómodo silencio por unos minutos, hasta que Azriel se atrevió a hacer la pregunta que ambos estaban pensando.

- entonces ¿aun quieres casarte mañana?

- ¿acaso tenemos otra opción? – Dorian cuestiono entre risas.

- no, solo quiero que esta vez no me digas que si por un contrato – pidió Azriel.

- ¿me lo pedirás de nuevo?

Dorian señalo el anillo abandonado en la mesita de noche, él se lo había quitado al llegar a casa. Azriel rio bajito y tomo el pequeño objeto, se arrodillo frente a Dorian sin dudar.

- lo hare bien ahora… Dorian Lagunov me tomo tres días enamorarme y ahora quiero pedirte que sin pensar en nada más, ni nuestros padres, ni el contrato, tampoco el que dirán, tan solo piensa en nosotros… ¿quieres casarte conmigo? – hablo Azriel, con una súplica muy clara en sus ojos.

Dorian lo miro, en realidad pensando en lo que decía, la primera vez, su respuesta había sido automática, estaba obligado, pero ahora, de verdad quería hacer esto; asintió en silencio, Azriel le coloco el anillo y al levantarse ya no solo lo abrazo como la primera vez, ahora se inclinó y dejo un casto beso en sus labios.

Era inevitable, habían estado jugando a las citas los últimos días, se habían conocido casi por completo y ya no contaba solo el hecho de que estaban siendo obligados a esto, sino que juntos cada uno se sentía bien, era como si a pesar del contrato el destino los quisiera de esta manera; Dorian apoyo sus manos en el pecho de Azriel presionando un poco su camisa y lo sujeto más cerca, el solo sonrió entremedio del beso, por el gesto de claro anhelo de Dorian, lo tomo de la cadera con cuidado, pegándolo aún más a su cuerpo, queriendo amoldarse a él y de esa forma tenerlo siempre cerca.

Entre beso y beso terminaron acostados juntos en la cama, Dorian estaba medio apoyado en el pecho de Azriel mientras disfrutaba del como él lo rodeaba con sus brazos y de cuando en cuando dejaba un beso en su frente; todo mientras cada uno contaba el cómo había ido su día, saltándose, claro, el encuentro con Alexander, cualquiera que los viera pensaría que ya eran una pareja de esposos con muchos años de casados.

- ¿hoy no había sorpresa? – pregunto Dorian una hora más tarde, casi quedándose dormido.

- sí, si aún la quieres – Azriel asintio con una sonrisa.

Dorian se levantó un poco y lo miro a los ojos un par de minutos, estaba muy cómodo a su lado, recostado en su pecho, sintiendo los firmes latidos de su corazón, se dio cuenta que no había nada en el mundo por lo que el cambiaria este momento.

- no, mejor quedémonos en casa, aquí – Dorian volvió a acurrucarse con él.

- ¿justo como no pudimos hacer esta mañana? – pregunto Azriel mientras lo volvió a abrazar.

- exacto, pero antes tengo algo para ti – Dorian lo había olvidado en medio de todo, dejo un pequeño beso en la mejilla de Azriel y se levantó de la cama.

- no tienes que darme nada – Azriel intento detenerlo, pero Dorian salió del cuarto.




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