No pude evitar horrorizarme.
‒En realidad yo no bailo ‒No soné tan convincente como habría deseado, pero esa respuesta me había salvado en muchas ocasiones y esperaba que lo hiciera de nuevo.
‒Yo puedo enseñarle a bailar ‒Me animó con una sonrisa que derretiría a cualquiera.
‒¿En la pista? ¿Frente a todos?
‒Por supuesto, allí es donde debe ser.
Podría haber seguido discutiendo toda la noche con él, pero parecía ser el tipo de hombre que no aceptaba un “No” por respuesta así que no me quedó más alternativa que aceptar su brazo.
Ambos empezamos a caminar lentamente hacia la pista, sin embargo me sentía muy insegura. Volteé a ver hacia atrás y me encontré con la mirada incrédula de Mateo y Valery.
‒Te aseguro que te vas a divertir mucho ‒afirmó Liam.
No podía estar más lejos de la realidad porque me arrepentí en el mismo instante en que los presentes se hicieron a un lado para dejarnos pasar. De repente todas las miradas estaban sobre nosotros, podía ver cómo la gente murmuraba cosas y sonreía. Deseé con todas mis fuerzas que la tierra se abriera y me tragara. ¿Por qué tuve que aceptar? Debí ser más fuerte y mantener mi postura.
Como si todo eso fuera poco Liam me guió hacia el centro de la pista y comencé a ponerme demasiado nerviosa cuando colocó una de sus manos sobre mi cintura. Nunca me había sentido así al bailar con un hombre y desgraciadamente tuve que bailar con muchos. No éramos los únicos, puesto a que había más parejas a nuestro alrededor, pero en cierta forma sentía que estábamos solos. Los dos nos pusimos en posición y cuando dejé de fijarme en la multitud nos vimos directamente a los ojos.
‒¿Lista? ‒preguntó con una sonrisa.
‒No ‒respondí sin pensar.
Él se puso a reír mientras una música lenta empezaba a sonar y los dos comenzamos a girar en perfecta armonía. Él bailaba muy bien y yo también sabía hacerlo, solo le mentí para intentar librarme de él y no funcionó. Liam empezó a susurrarme sus técnicas de baile, pero no le presté atención porque me perturbaba su cercanía y no hallaba la hora de salir corriendo.
Era muy difícil no notar su físico estando tan cerca de él, poseía hombros grandes, tenía un cuerpo muy musculoso y el olor de su perfume era adictivo. Hasta ese momento todo lo que escribían las revistas sobre él me parecía una exageración, pero después de bailar con aquel hombre definitivamente ya no pensaría lo mismo. Su sola presencia era muy intimidante.
Volteé a ver nuestro alrededor y vi a un sinnúmero de mujeres elegantemente vestidas que me veían con envidia, la mayoria de ellas eran jóvenes pero aparentaban más edad que yo. Si tan solo supieran que me moría por dejarles el puesto.
‒¿Es mi imaginación o me mentiste? Sabes bailar muy bien ‒La voz de Liam me sacó de mis pensamientos.
‒Es tu imaginación ‒Evité sus ojos y me hice la loca.
Busqué desesperadamente a los chicos con la mirada y me sentí un poco aliviada al divisarlos cerca de la pista. Necesitaba su ayuda para salir de aquello y ellos lo sabían. Valery parecía estar muy emocionada con todo lo que estaba pasando, arqueé una ceja como esperando una respuesta y Mateo asintió ligeramente con la cabeza.
‒Me encantaría obtener tu número, pero por lo visto inventarás cualquier excusa para no dármelo ‒afirmó sorpresivamente junto a mi oído.
Volví a centrar mi atención en él y me encontré con una sorpresiva mirada coqueta.
‒¿Por qué dices eso? ‒Mi respuesta no sonó creíble ni siquiera a mis oídos y eso confirmó sus sospechas.
‒Era solo una broma. ¿Me darás tu número no es así? ‒Sonó más como un reto que como una pregunta.
Sonreí nerviosamente ante su mirada expectante y no me quedó más alternativa que asentir con la cabeza.
‒Por supuesto, no todos los días tengo la dicha de conocer a un Forrester ‒Y esperaba en mi interior no volver a verlo jamás.
Liam apretó ligeramente mi mano.
‒Yo también debo aceptar que aunque he viajado a muchos países nunca vi a una chica con los ojos tan hermosos como los tuyos.
“Mentiroso”
No tuve tiempo para contestarle porque la música terminó y todos los presentes comenzaron a aplaudir. Pensé que mi calvario había terminado, pero Liam no soltó mi mano y empezó a comentar lo excelentes que eran los músicos. Si pensaba que iba a volver a bailar con él estaba muy equivocado, porque no estaba dispuesta a pasar ni un segundo más allí. Acaricié mi arete mientras él me hablaba y Mateo entendió nuestro código secreto e intervino de inmediato.
‒Liam ‒lo saludó como si fueran amigos de toda la vida ‒Es un gusto conocerte ‒dijo extendiendo la mano.
Liam lo vio con curiosidad y me soltó al fin para estrechar su mano.
‒Igualmente Mateo, tu compañía es muy destacada en Estados Unidos.
‒No tanto como la tuya por supuesto.
Mateo me agarró de la mano con suavidad y supe que era el momento de salir corriendo sin dar explicaciones.
–Gracias por cuidar a mi hermanita, que pases una excelente noche.
Editado: 19.07.2021