Matrimonio Infernal

Capítulo 8

Estuve internada en el hospital por un día antes de que me dieran de alta. No quería hablar con nadie ni ver a nadie así que volví a encerrarme en mi habitación, Octavio me hizo caer de las escaleras, pero mi mamá también era su cómplice.  Por mucho tiempo la vi como alguien inocente y como una víctima más, pero no lo era. Ella era libre de irse en el momento que quisiera y no lo había hecho simplemente porque no quería. Estaba resentida con ella y con Octavio a partes iguales.

Liam no volvió a la mansión y tampoco me informaban de los preparativos para la boda. No tenía voz ni voto en nada. Parecía tener algo contra mí a causa de su hermana, pero no terminaba de descifrar de qué se trataba todo. Desde pequeña solía oír cosas sobre los Forrester porque era imposible no saber de ellos, pero nunca me molesté en indagar sobre ellos así que no sabía muy bien qué esperar.

Nuestra boda era inminente y la incertidumbre me mataba así que un día de tantos agarré mi laptop y busqué información sobre Liam en Google. No podía luchar sin saber quién era mi enemigo.

En realidad todo era peor de lo que pensé. Mucho peor. Forrester era dueño de un centenar de empresas a nivel mundial y poseía una fortuna exorbitante. Su futura descendencia tenía la vida asegurada, pero las cosas no terminaban allí, él era conocido por su carácter intachable y por mantenerse alejado de los escándalos. Aparentemente tuvo pocas novias y era muy reservado con su vida privada. Los medios lo describieron como “un hombre muy exigente” y todos veían venir un matrimonio por conveniencia con alguna mujer perteneciente a la élite… Y yo no encajaba bien en esa ecuación.

Nadie podía creer que el magnate Liam Forrester se casaba con una mexicana proveniente de una familia inferior a la suya y con un pasado en el modelaje. No entendían cómo nos conocimos ni cómo nos enamoramos. Los reporteros indagaban a más no poder en mi vida y llegaron a decir cosas muy humillantes sobre mí y mis orígenes. Yo no llenaba los “requisitos” para formar parte de su familia y muchos veían mi pasado como modelo como algo vulgar y escandaloso.

Todos parecían muy sorprendidos y no tardaron en inventarme sobrenombres tales como: “La nueva cenicienta”. Mis compatriotas veían nuestra unión como “Un cuento de hadas". Y las niñas pequeñas querían ser como yo cuando fueran grandes. No, no, no. Ojalá nunca tuvieran que ser como yo. Sus especulaciones estaban lejos de la verdad. Lo que me esperaba era un verdadero infierno.

Miré una foto de Camilo y le di un beso antes de volver a guardarla. Mi resolución se debilitaba por momentos y a veces sentía que lo mejor era acabar con todo, pero mi vida no era lo única que estaba en juego, no era justo que Camilo muriera por mi culpa. Sí, estaba secuestrado, pero al menos seguía vivo y necesitaba ingeniar un plan para rescatarlo.

Le di mil vueltas al asunto y siempre terminaba regresando  al mismo sitio una y otra vez. No tenía otra opción más que caminar al altar.

* * * * *

Dos días antes de la boda mi familia y yo tomamos un avión privado y volamos hasta Nueva York. Octavio había contratado a un grupo de personas para que planificaran la boda y yo no tenía ni idea de a dónde iba ni qué demonios estaba haciendo.

Nos hospedamos en uno de los hoteles de Liam, no me di cuenta hasta que llegamos. Nos había reservado las mejores habitaciones. Una extraña manera de tratar a sus enemigos. Estaba segura de que Octavio y él no habían tenido contacto, pero al ver eso ya no sabía qué pensar.

Mi habitación era muy elegante y espaciosa, pero las ventanas no me daban la posibilidad de saltar y había guardias en todo el pasillo. Al parecer todo el mundo podía percibir mis ganas de huir.

No le dirigía la palabra a mis padres, pero la organizadora del evento me visitó esa noche y me di cuenta de que mi mamá ya había comprado mi vestido de novia. Lo llevaron a mi habitación, pero me negué a sacarlo y verlo. Aquella chica rubia parecía muy emocionada por todo el evento y continuó dándome información. La boda iba a tener lugar en una de las enormes salas del hotel y casi todo estaba listo, solo estaban trabajando en los detalles finales.

Todo me parecía demasiado ridículo no vivía en la edad de piedra y sin embargo me enfrentaba a un matrimonio arreglado.

Liam vivía allí en Nueva York y tenía miedo de encontrarme con él por accidente así que nunca abandoné mi habitación. La boda estaba cerca y no era una pesadilla, de verdad estaba pasando.




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