Matrimonio Infernal

Capítulo 16

Esa tarde di vueltas y vueltas en mi habitación sin poder decidir qué hacer, una parte de mí quería ir a la habitación de Rubí e intentar arreglar las cosas con ella, pero otra parte de mí sentía que no debía ir a molestarla con mi presencia porque no quería escucharme. Agarré una foto de Camilo y empecé a hablarle como si pudiera escucharme.

‒¿Voy o no voy?

Al final decidí que tenía que intentarlo así que salí de mi habitación y me dirigí a la suya, las palmas de mis manos me sudaban y me sentía muy nerviosa. Solo esperaba poder expresarme del modo correcto con ella y no meter la pata. Vacilé un poco cuando estuve frente a su habitación, pero de igual forma toqué la puerta. Era muy posible que me cerrara la puerta en la cara así que estaba preparada psicológicamente para esa posibilidad. Rubí no tardó en abrirme y sus ojos se agrandaron mucho al verme.

‒¿Spencer, qué haces aquí?

‒Vine a hablar contigo. ¿Puedo…? ‒pregunté dudosa. Ella titubeó un poco, pero se hizo a un lado y me dejó pasar ‒Te lo agradezco ‒agregué aliviada.

Su habitación era enorme y no sé parecía casi en nada a la mía. Tenía muebles muy finos, una cama enorme, un espejo y dos sofás para atender a sus visitas. ¿Había algo que no tuviera?

‒Me encanta tu habitación ‒no pude ocultar mi asombro.

‒Gracias, ¿Estás cómoda en tu cuarto? ‒preguntó mientras llenaba dos vasos con agua.

‒No soy muy exigente, con tener mi propio espacio me conformo ‒Tomé asiento en uno de sus sofás y ella me ofreció un vaso con agua.

‒No te preocupes, no tiene veneno ‒afirmó sarcásticamente.

Sonreí sin ganas y acepté lo que ella me ofrecía.

‒Ni siquiera pasó por mi mente.

Rubí apartó un cojín y se sentó frente a mí.

‒Era una broma, jamás sería capaz de hacer algo así.

Sabía que iba a decir eso.

‒Yo tampoco ‒diciendo eso tomé un sorbo y lo dejé a un lado.

 ‒¿A qué debo tu visita? No sueles salir mucho de tu habitación ‒ella mantenía una serenidad envidiable, si yo hubiese estado en su lugar me habría vuelto loca.

‒¿Olivia te lo dijo? ‒Rubí asintió con la cabeza‒ no deseo estar aquí, así que encerrarme es el único modo que tengo para intentar sobrellevar esta situación.

‒¿Y por qué no sales a conocer la ciudad? Liam no puede impedírtelo, eres libre de hacer lo que quieras solo tienes que llevar a tus guardaespaldas, eso es todo. Estoy segura de que Nueva York te va a encantar, además te serviría mucho para despejarte.

‒Lo sé, pero estoy enfocada en cosas más importantes.

‒¿Cómo por ejemplo?

‒Obtener mi libertad ‒Ella guardó silencio un momento‒ ¿Crees que podrías ayudarme? Acabar con este circo sería muy beneficioso para todos.

‒¿Ayudarte para que te vayas con la mitad de los bienes de mi hermano?

‒No me interesa nada de eso.

‒¿Entonces por qué estás aquí? ¿Por qué te casaste con Liam si podías darte la vuelta y salir corriendo?

‒Eso era lo que más deseaba hacer, pero no era tan fácil. Ya te conté todo y no me creíste.

Rubí suspiró y apartó un rizo rebelde de su rostro.

‒Supongamos que lo que dices es cierto. ¿Cómo se llama la persona que está secuestrada?

‒Camilo.

‒¿Y en dónde está?

‒¿Crees que estaría aquí sentada perdiendo el tiempo si lo supiera? ‒No pude evitar exaltarme.

‒¿Y si lograras poner a Camilo a salvo te irías sin mirar atrás?

‒Lo haría si estuviera completamente segura de que mi partida no te afectaría a ti.

‒Es poco probable que tu padre pueda enviarme a la cárcel, el verdadero temor de mi familia es el escándalo que esas fotos provocarían sobre mí, pero no tienes que preocuparte por eso. La felicidad de mi hermano no tiene precio y no podría sacrificar eso solo para aparentar que tengo una vida perfecta.

‒¿Lo dices en serio? La única opinión que me importa es la tuya así que espero que seas sincera conmigo.

‒Lo digo completamente en serio. Si obtienes la libertad de tu amigo no debes preocuparte por nada más.per

Mi corazón dio un vuelco y por un momento no supe qué decir.

‒Me alegra mucho oír eso, pero no creo que tu mamá y tu hermano opinen de la misma forma ‒medité tratando de no ilusionarme demasiado.

‒Ya te dije que eso no importa, aunque tampoco estaría de más que le dijeras todo lo que piensas.

Suspiré y le di otro sorbo a mi vaso de agua. Me llenaba de ira al recordar su maravilloso modo de solucionar las cosas.

‒Ya le informé de toda la verdad y por increíble que parezca me dijo que prefiere continuar con esta farsa, lo cual es inaudito.

‒¿Por qué no me sorprende? Seguramente te dijo que fingir que son un matrimonio real es lo mejor para todos. Tomando eso en cuenta, le haré creer de ahora en adelante que estoy de acuerdo con él para que no sospeche nada de lo que tramas, porque si se llega a enterar creerme que no lo tomará nada bien. ¿Y cuál es tu plan? Necesitas de una persona con muchas influencias para poder encontrar a tu amigo.




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