Matrimonio No Consumado Libro 1

Cap 1 Espinas del Destino

Cuando Allison nació, su madre Susan era una adolescente, estudiante de secundaria y su padre Héctor, un joven aventurero, despreocupado, sin estudios. Aprendió en las calles a defenderse y a relacionarse en el oscuro mundo de las drogas y el alcohol.

La responsabilidad de ser padre lo llevó a meterse en el negocio de las drogas, con sus ganancias compró un pequeño apartamento, que fueron amueblando poco a poco. Héctor y Susan eran una pareja muy feliz, lo tenían todo, no les faltaba dinero, ya que con las ventas de las drogas sus ingresos habían incrementado, pero vivían en discreción para que los vecinos no sospecharan.

Héctor trabajaba también para Pedro. Un hombre ambicioso que tenía un bar en el centro de la ciudad y ahí llegaba todo tipo de clientes.

— Pedro no es de confiar, es mejor que seas más cauteloso — le decía un amigo suyo.

— Pero que hacemos no puedo regresar con toda esa mercancía, él me lo advirtió: "después que salga la mercancía no puedes regresar con ella".

Se escuchan sirenas.

— ¡Guey La policía! — grita su amigo, aturdido buscando para esconderse.

Héctor nervioso corre a su casa...

Todo iba bien, hasta ese día en que se presentó una persecución policíaca en el vecindario de la ciudad, cerca de la casa de Susan.

Se escucharon disparos, la gente corre, unos se esconden, otros caen y ahí estaba un hombre tirado en la calle, con tres balazos en el tórax. Era el padre de Allison, aquel hombre dado de baja por la policía.

Susan sale corriendo, lo ve en el suelo, se tira a su lado y llora desconsoladamente, más atrás llega Allison con lágrimas en los ojos. La pequeña niña no comprendía aquella situación, pero algo si tenía claro es que, desde ese día, su vida cambiaria para siempre.

Desde el día en que su padre murió, su madre comenzó a tomar alcohol todos los días, el ahorro que tenía guardado, poco a poco se lo fue gastando, al quedarse sin dinero vendió los muebles de su casa e hipotecó la casa.

Susan ahogaba sus penas en el alcohol, se volvió alcohólica, amargada, deprimida, duraba días sin asearse y la casa estaba peor. Susan se echó a morir porque se sentía culpable de la muerte de Héctor, ella había ido esa mañana al bar. Esther le debía un dinero y quedaron de encontrarse en el bar. Al rato llega la policía, diciendo que recibieron una llamada anónima que personas del vecindario, entraban y salían del bar con droga y otros negocios ilegales.

Cuando la policía intercepta a la gente del bar no encuentran nada, habían escondido todo en el segundo piso.

— ¡Vamos arriba! — dice el oficial de policía.

— ¿Ustedes quieren saber dónde hay droga? Lleguen al barrio Las Mercedes y encontrarán el escondite de los traficantes. — Les dice Pedro al sentirse acorralado. No podía permitir que la policía subiera al segundo piso, sería el final para sus sucios negocios.

— Buen truco Pedro, la policía te creyó — le dice uno de sus aliados. Riendo los dos.

Susan que escuchó todo, en vez de salir para avisarle a Héctor, le reclama a Pedro, que la sujeta por el brazo llevándola hasta una habitación y la encierra.

— ¡Esa mujer de aquí no sale! — se dirige a Rosa, su empleada. Susan gritaba, le daba golpes a la puerta, lloraba, pero todo fue en vano.

Al cabo de un rato, le abren la puerta, sale apresurada, pero cuando llega es demasiado tarde, Héctor estaba tendido en el piso. Para ella, eso fue, un gran impacto del que no se pudo reponer.

Allison por las noches la sentía llorando, buscaba para abrazarla, pero ella la apartaba, la niña también se sentía sola, desamparada, extrañaba mucho a su padre.

Su infancia fue cambiada por los quehaceres de la casa y por cuidar a su madre alcohólica.

Cuando el dinero se acabó, Susan aceptó trabajar en el bar, sabía que Pedro había sido el culpable de la muerte de su marido, pero que podía hacer, ya no tenía dinero. Trabajaba de noche diariamente.

Los días pasaron y cada vez era más la distancia que tenían madre e hija, la soledad acompañaba a Allison todas las noches y la tristeza la invadían todas las mañanas cuando su madre llegaba, le gritaba y la maltrataba por algo que no había hecho bien.

En una de esas mañanas Allison se levantó de su cama, fue a la otra habitación y vio que su madre estaba dormida con un hombre a su lado.

Así fueron pasando los años hasta que la niña cumplió doce años, muy hermosa, ojos avellana, cabello largo, color castaño y con un cuerpo muy formado para su edad. Ella dormía en su habitación, cuando el hombre que vivía con su madre se metió en su cama, en ese momento no sabía qué hacer, estaba tan nerviosa, aquel hombre comenzó a tocarle sus piernas, Allison como pudo se movió hacia la pared y en un movimiento rápido se levantó, no sabe de dónde saco su fuerza, pero le dio un empujón al hombre y salió corriendo de la habitación.

Desde ese día se fue a vivir con su tía Esther, donde fue tratada como una empleada doméstica y no como la sobrina, lo único bueno que le gustaba era que su tía la dejaba ir a la escuela.

Un día en la escuela, su tía llega a buscarla.

— Allison, tu madre ha muerto por una sobredosis de droga— dice su tía, con lágrimas en los ojos. —Vamos te llevaré donde ella se encuentra.

Ella solo queda en shock y sin decir una palabra sale del colegio siguiendo a su tía. Aunque no llegó a compartir mucho con su madre, le ha dolido su perdida, una de las razones por las que iba a la escuela era su madre se decía a sí misma que si estudiaba y se preparaba, podía conseguir un buen trabajo y ayudaría a su madre para que no trabajara más en ese bar de mala reputación.

De camino al funeral, Allison solo pensaba en su destino, se preguntaba porque le pasaba eso a ella, primero su padre, luego su madre. En la escuela se burlaban de ella por no tener padre y por tener una madre alcohólica, ahora la llamarían huérfana de padres. Se sentía sola en el mundo, sin sueños, sin esperanzas.



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En el texto hay: romance, millonario, amor prohido

Editado: 25.08.2024

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