Cap 2 Benjamin Colunga

— Usted tiene una enfermedad incurable y sus años de vida se prolongarán si sigue un tratamiento muy riguroso Señor Colunga— le dice el médico

         — Eso no puede ser doctor, debe ser una equivocación, he sido un hombre muy precavido, siempre me he cuidado con protección, mire doctor, yo vine aquí por una simple gripa, no para que usted me diga esto.

         — Señor Colunga su gripa es síntoma de la tuberculosis, apenas está en su etapa inicial, se puede evitar las complicaciones si utiliza el tratamiento continuo, esta es una enfermedad oportunista a pacientes que enferman del VIH.

         — Tengo una familia, mis hijos y mi exesposa me esperan en casa, hace diez años dejé mi hogar y ahora que la madre de mis hijos me ha perdonado, me dice que regrese para volver hacer una familia feliz, ¿usted sabe lo que esto implica? Estoy jodido doctor, no le puedo dar la cara a mi mujer en esta situación.

         Sale desesperado del consultorio, en su lujosa y millonaria vida jamás se imaginó esto.

         Una de las razones por la separación con su esposa era la infidelidad y la aventura, le gustaba recorrer el mundo, siendo un hombre multimillonario en el Imperio Colunga, acostumbrado a dar órdenes, a tener a todas las mujeres bajo sus pies, a darles placer material y sexual, viviendo su vida como siempre quiso. Dinero, sexo, lujosos hoteles en todo el mundo, placeres por doquier, esto fue la causa de divorcio, después de dieciséis años de matrimonio.

Había llegado a la costa disfrutando de sus últimas vacaciones de verano, ya que su plan era regresar al lado de su exesposa, aquella mujer que nunca lo olvidó, su primer amor de infancia y de la única que ha estado enamorado, también quería recuperar el tiempo perdido con sus hijos, Marcos el mayor, con quién ha tenido más comunicación y el que está al frente de la compañía.

         Su segundo hijo Joseph, que luego de la separación de sus padres, se hizo un adolescente rebelde y rencoroso hacia su padre, y por último la tercera hija Chantal, quien a pesar de todo extraña mucho a su padre y lo acepta con los brazos abiertos.

Una dificultad respiratoria y una tos no lo dejaron dormir toda la noche, por lo que al día siguiente acude a un consultorio médico, en el chequeo le hicieron unos exámenes, pero los resultados salieron una semana después.

Su vida se derrumbó ese día, le acababan de pasar una factura de cobro, pero no de un auto nuevo, ni de una propiedad nueva, sino de su vida, un valor que no puede pagar ni con todos los millones que tiene.

 Llegando a la mansión del mar, se llenó de ira y comenzó a tirar todo lo que se encontraba a su paso, las mucamas y empleados del servicio salieron de la casa despavoridos.

         — ¡Fuera! ¡No quiero a nadie aquí! ¡Quiero estar solo! ¡Se largan de mi casa! —decía con furia.

         Pasada varias semanas después de la fatídica noticia, Benjamín se deprimió, no quiso hacerse el tratamiento, se aisló, perdió toda esperanza, ya no quería luchar, se sentía agotado.

         En su mente solo pasaban los buenos recuerdos con sus hijos y su esposa, daba vueltas al pasado, analizando: ¿que hizo mal?, ¿dónde se equivocó?, e imaginándose una vida mejor junto a su familia, si sus decisiones no hubieran sido tan egoístas.

         Miraba a sus hijos, los tres crecieron sin él, se perdió muchas vivencias de la niñez de cada uno.

         Era de esperarse que le guardaran rencor y lo odiaran por ser un padre ausente. Cada hijo es diferente y de los tres se dio cuenta de que solo uno lo odiaba, pero más que odiarlo era su espejo, estaba marcando el mismo camino que él una vez transitó, y no quería lo mismo para su hijo.

         Antes de morirse debía hacer algo para corregir todo... Pero primero, se vengaría de aquellas que lo traicionaron.

         — ¡Malditas mujeres! Las odio, me las van a pagar, después de todo lo que hice por ellas, ¡juro que me vengaré! — gritaba, se sentía completamente solo, la soledad se volvió su aliado en esa enorme mansión.

         Un trago, tras otro trago de licor para olvidar su pena, lo llevaron a idear un plan maniático, él moriría, pero también se llevaría a muchas mujeres con él. Se propuso contagiar a cuanta mujer se le cruzará en el camino.

         Esa sería su venganza para su triste final.

         Esa noche salió a refrescarse y a cazar a la primera que se le cruzara en el camino.

         Como un cazador en busca de su presa, se fue a cumplir su objetivo.

¿Pobre Benjamín por un descuido suyo sentenció su propia muerte; Se resignará a su destino? ¿Se arrepentirá de sus acciones? ¿Le contará la verdad a su familia?

¡Gracias por leer mi novela!! Un saludo😍😘