Matrimonio No Consumado Libro 1

Cap 15 El testamento

Después del funeral cada uno se fueron a sus casas, la tristeza y la nostalgia brotaba a flor de piel para estas dos familias, el progenitor estaba ausente y lo extrañaban demasiado, Helena se encerró en su habitación y pidió que nadie la molestara.  Marcos se tomó unos días libres en la empresa para liberar su mente y recuperarse. Chantal, al igual que su madre no quiso salir de casa. 

Joseph se fue a su apartamento junto con todos sus amigos, ellos no quisieron separarse de él, y trataron de animarlo para que no se sintiera solo en este momento de dolor. Silvana es otra chica que está enamorada de Joseph y se cree amiga con derechos. Fue aquella mujer que se le pego como un chicle en el funeral.

Luego de ese momento de consuelo y abrazo mutuo con Allison, no se volvió acercar a ella, sin embargo, se había sentido aliviado, había llorado en sus hombros y más que demostrarle su debilidad, se sentía reconfortante y tranquilo.

Para ambos ese encuentro fue único, y quizás el ultimo porque ya no había nada que los uniera, aunque todavía faltaba lo de la herencia, Allison sabía que no iba a heredar nada, ella misma se lo pidió a Benjamín, por eso tampoco vio necesario estar en la lectura del testamento. 

Había comprado el boleto para irse al día siguiente,  esa noche se quedó en un hotel. Mira su móvil, que timbra por una llamada.

—Señora Allison por petición del difunto señor Benjamín usted debe presentarse en le lectura del testamento

—pero Robert mi presencia allí sobra.

Se imaginaba los ojos aniquiladores de Joseph sobre ella, como si le fuera a quitar su herencia. 

—mañana me regreso a México ya tengo todo listo.

—Señora Allison le repito que es menester del difunto señor Benjamín, que usted también este presente, yo le enviare un mensaje de texto con la dirección de la empresa Colunga— se despiden y cuelga. 

------
 

Encontrar la empresa Colunga no le fue difícil, es uno de los más grandes edificios del centro de la ciudad, éste tenía 10 pisos diseñado con la mejor tecnología y una estructura en cristal en cada ventana, que lo hacía sobresalir de los demás edificio.


«Típico de los Colunga llamar la atención y atraer a la gente, no pierden oportunidad en ningún momento»


Cuando entró, en la recepción se encontró con una mujer rubia elegante, con un maquillaje perfecto, ella se presenta y la mujer le da el acceso indicándole el piso de gerencia. Allison da las gracias y se dirige al ascensor, un poco distraída viendo los diseños interiores del edificio y mirando las esquinas y paredes, solo pensaba que un par de cuadros pintados, le daban un toque más llamativo a la entrada. Un tropiezo con alguien la hace volver a sus sentidos.


—¡Tienes la costumbre de tropezar con las personas! — le dijo Joseph, jocoso —no pensé encontrarte aquí, esta reunión es solo familiar, o es que—... dice acercándose un poco —todavía piensas que vas hacer parte de esta empresa.

Allison resopló, si había alguien que la sacaba de quicio ese era él. Exasperante y ególatra.
El ascensor se abre y ella entra rápidamente, Joseph la sigue, otra persona quiere entrar

 —ya está lleno!— dice el cerrando el ascensor y marcando el número ocho.
La veía por el rabillo del ojo,  tenerla cerca lo perturba, lo ponía nervioso, pero su rostro endurecido y su actitud no lo demostraba. 

—¿y porque no hablas?, ¿el ratón se comió tu lengua?.
—¡Para tu información señor! — decía sin mirarle a los ojos —estoy aquí porque el abogado me invitó, si no, en estos momentos ya estuviera en el avión, directo a mi País.

—¡Pienso que mejor te hubieras ido!, sería más humillante para ti, enterarte que mi padre no te haya dejado nada, y que cuando llegues debes abandonar la mansión del mar, ¡propiedad de la familia Colunga no de prostitutas arrimadas creyéndose señoras de casa!


—¡Bueno ya! ¡Bájale al tono Joseph Colunga! — empequeñeciendo los ojos y mirándolo desafiante.  

—¡No permito más insultos de tu parte!, que te quede algo muy claro: no soy tu enemiga, búscate a otro con quien pelear, porque a partir de hoy no volverás a verme en tu jodida vida—. Continuó —tu herencia me importa un carajo, y mi presencia aquí es por solicitud de Benjamín!. ¡La mansión y toda tu fortuna te la puedes meter por donde te quepa!— resopló y volteó su rostro hacia otro lado.


—¡Oye tú! ¡Como te atreves! — resopla y también se aparta, ya el ascensor llegaba a sus destino, ambos salieron deprisa y cada quien se desvió en el pasillo. Joseph sabía para donde iba, pero ella no, respirando hondo se devuelve y lo sigue a él. 

Estaban todos reunidos en la sala de junta, esperaban a Marcos que era el último en llegar, el abogado estaba sentado frente a todos, Allison estaba al lado de Chantal con quién tenía una conversación amena, ellas se llevaron bien desde el primer día.

Joseph estaba sentado frente a ella sin quitarle los ojos de encima, la sangre le hervía, porque la consideraba una mujer osada y altanera que se atrevió a desafiarlo, a su mente llegaron aquellos recuerdos de la mansión del mar, su corazón se turbo, y estomago se encogió pensando en todas las cosas ricas que quería hacerle en la cama; sacudió su cabeza y dejo de mirarla.

 

Marcos estaba en medio de un tráfico pesado, apenas abrió el elevador, se fue directo a la sala de juntas.

—disculpen la demora,  tuve que dejar mi auto abandonado en mitad de camino— dice, saludando a todos los presentes, en particular a Allison que le responde el saludo con timidez.



#230 en Otros
#5 en Aventura
#628 en Novela romántica

En el texto hay: romance, millonario, amor prohido

Editado: 17.11.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.