El aire en el despacho de Donato Ferrer era espeso, cargado de la furia helada de un hombre que veía cómo los cimientos de su imperio crujían por primera vez en treinta años. La pantalla plana de la pared mostraba en rojo sangre los titulares financieros:
¿SANGRE EN EL AGUA? KTASAROS ARREMETE CONTRA ROSSI CON OPA HOSTIL SOBRE "SEDAS ARGENTUM"
EL FÉNIX DEVORA LA PRIMERA PRESA: ACCIONES DE SEDAS ARGENTUM SE DESPLOMAN UN 40%
—¡Es una provocación! —rugió Donato, arrojando la tableta contra la pared de cuero de su despacho, donde se estrelló con un crujido sordo—. ¡No le importa esa fábrica de mierda! ¡Sabe lo que significa para mí!
Su director financiero, un hombre pálido llamado Estébanez, se ajustaba nervioso la corbata.
—Donato, la oferta es un 30% superior al valor de mercado. Los accionistas minoritarios ya están vendiendo. No podemos igualarla sin desviar capital de otros proyectos clave. El préstamo puente para la urbanización de la zona este...
—¡Que se pudra el préstamo puente! —Donato se apoyó en la mesa, con los nudillos blancos—. Esa fábrica fue donde empezó todo. Donde mi yo... —No terminó la frase. No podía admitir la derrota, ni siquiera ante sí mismo. "Sedas Argentum" era un símbolo. Y Leónidas Ktasaros lo sabía. Estaba atacando su orgullo, no su bolsillo.
—Si desviamos los fondos —insistió Estébanez, con voz temblorosa—, el proyecto de la zona este se paraliza. Incumpliríamos los plazos con el ayuntamiento. Las multas serían brutales, y la confianza del mercado...
—¡Yo soy la confianza del mercado! —estalló Donato, pero su voz, por primera vez, carecía de la convicción férrea de siempre. Sonaba a hueco, a réplica desesperada de un trueno que ya ha pasado.
En ese momento, la puerta del despacho se abrió sin previo aviso. Valeria, pálida y con el rostro marcado por la incredulidad, sostenía su propio teléfono.
—Papá... ¿es cierto? ¿Leónidas Ktasaros te está atacando?
Donato aspiró hondo, intentando recomponer la máscara del titán ante su hija.
—No es nada, princesa. Sólo negocios. Tácticas de intimidación de un recién llegado sin escrúpulos.
—Pero en las noticias dicen... y ayer, en la fundación... —Shiara tragó saliva, confundida—. Donó una fortuna. Habló con tanta pasión de los niños... ¿Cómo puede ser la misma persona que hace esto?
—¡Porque es un psicópata! —rugió Donato, golpeando el escritorio con el puño—. ¿No lo ves? ¡Te usó! Se acercó a ti para tener un canal directo, para medir mis debilidades, para frotarme en la cara que puede llegar a lo que más quiero! ¡Primero la fundación, luego la fábrica, y después...!
Se interrumpió, pero la palabra no dicha flotó en la habitación como un gas venenoso: Tú. Eres lo siguiente.
Shiara dio un paso atrás, como si la furia de su padre la hubiera empujado. La duda que Leónidas había plantado ahora brotaba en un terreno abonado por el miedo y la contradicción. El hombre de mirada intensa que hablaba de salvar niños y el depredador financiero que destrozaba el legado de su padre... ¿Eran el mismo? ¿O su padre, cegado por la paranoia, no veía la complejidad del hombre?
—Tienes que dejarlo —dijo Donato, con una súplica inusual en su voz—. La fundación. Todo contacto con él.
—No puedo —respondió Valeria, con una firmeza que la sorprendió a ella misma—. Es el mayor benefactor que han tenido. Abandonar ahora sería traicionar a esos niños. No voy a dejar que tu guerra personal destruya eso también.
Antes de que Donato pudiera replicar, ella giró sobre sus talones y salió del despacho, dejando a su padre más solo y vulnerable de lo que jamás lo había visto.
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La noticia del ataque a "Sedas Argentum" fue solo el primer dominó. León, desde su centro de operaciones, un bunker de cristal y acero donde reinaba un silencio sepulcral, observaba cómo se desarrollaba su estrategia.
—El desplome ha causado pánico —informó Elena, su rostro impasible reflejado en las múltiples pantallas—. Tres fondos de inversión principales han empezado a vender paquetes de acciones de Ferrer Construcciones. El rumor de problemas de liquidez está creciendo.
—Excelente —murmuró Luciano—. Ahora, la estocada final. Ejecuta el plan "Médici".
El plan "Médici" era simple y devastador. Aprovechando los rumores de inestabilidad, León, a través de una red de testaferros y empresas pantalla, comenzó a retirar masivamente el capital que sus fondos tenían invertido en los proyectos de desarrollo más ambiciosos de Donato. No era una venta, era un hundimiento controlado. Sin esa liquidez, los proyectos, ya comprometidos y con plazos de hierro, se paralizaban de la noche a la mañana.
La mañana siguiente, el mundo financiero despertó con un terremoto.
EFECTO DOMINÓ: LA SOMBRA DE KTASAROS ENVUELVE AL IMPERIO ROSSI
¿QUIEBRA INMINENTE? CONSTRUCCIONES ROSSI DETIENE OBRAS CLAVE TRAS LA HUIDA DE INVERSORES
Donato llegó a su oficina y encontró el caos. Teléfonos sonando sin parar, ejecutivos con caras de pánico, pantallas que mostraban cómo el valor de su empresa se evaporaba en tiempo real. Estébanez estaba al borde de un ataque de nervios.