–¿Crees que con esa actitud de mier** vas a lograr todo?–Pregunto Marlon apoyando su barbilla con su mano.
–Mira no quiero pelear contigo, solo conduce y llevame a casa, estoy cansada–Expreso estas palabras en un bostezó.
–Estela de Rivera Monterrey–Espeto mientras le lanza una mirada aterradora a la chica–Te lo voy a advertir por última vez, cuando estemos fuera de casa, compórtate y cumple con tu parte, tal y como lo dijiste. O de lo contrario, descargare toda mi irá con tu madre Cristina–Elevo su mano y tomo el mentón de Estela hasta apretarlo con fuerza–¿Crees que porque solo hablo, no actuó? Si eso es lo que crees, adelante, juega con mi paciencia y lo veras. Te haré ver el infierno con tus propios ojos.
Estela cerro sus oios, y su corazón empezó a latir con fuerza, tanto que Marlon se dio cuenta.
La solto de golpe y postro sus manos en el timón, para luego conducir.
Durante el camino ninguno de los dos hablo, Pero Estela se veia cansada por tanto se durmió, arrescosto su cabeza en la ventana y se acurrucó como un bebé.
A los minutos llegaron a la mansión, afuera estaba la sirvienta esperándolos al igual que dos de sus escoltas, los cuales salieron para darles la bienvenida.
–Bienvenido señor Rivera–Dijo uno de ellos.
–Buenas noches–Le indicó con el dedo para que se acercará, le iba a confesar algo, el hombre se acercó con confianza–Trae una cobija–El hombre no pregunto para que era, si no mas bien fue corriendo a la habitación a buscar lo pedido.
Estela dormía con tanta tranquilidad que Marlon no era capaz de despertarla, colocó la cobija que le había traído él escolta sobre su cuerpo.
Marlon salio con cuidado del auto y le pidió al escolta que cuidara de ella mientras el iba a su oficina para analizar unos pendientes.
Asi fue, tal como lo habia dicho, así se hizo, Marlon fue a su oficina, la cual esta justo en su propia casa, estaba sentado mientras analizaba detenidamente unos papeles que le habian mandado.
«Señor rivera, muchas gracias por todo lo que ha hecho con nuestra empresa, nos ha ayudado a impulsar el presupuesto de los costos, y las ventas se han duplicado…. Att: Compañía Exon.»
Una sonrisa en los labios de Marlon se deposito, sabia que su nueva inversión le traeria muchos éxitos.
–Señor Rivera, le he traído una taza de café–avisa la empleada a través de la puerta.
–Adelante–Respondio Marlon mientras dejaba de lado los papeles para enfocar su mirada en la empleada, quien dejo su cafe sobre su escritorio–Muchas gracias, puedes retirarte–Le pide, pero la empleada tenía una duda enorme la cual queria que fuera respondida–¿Sucede algo?–Preunto Marlon, dándole un sorbo a la taza de café.
–Señor, lo que pasa es que me preocupa su señora–Marlon dejo la taza de cafe con delicadeza sobre la mesa.
–¿Dime exactamente que te preocupa?–apoyo sus codos sobre la mesa y luego cruzo sus manos para apoyar su Barbilla.
–Ella esta mañana se desmayo–Marlon miro seriamente a la empleada.
–¿Acaso no desayuno?.
–Si porsupuesto, pero ella solo estaba hablando conmigo y de un momento a otro se desmayó, pero fue algo momentáneo.
–¿Por qué no me avisaste?-Marlon rascó su frente.
–Señor usted estaba ocupado–La empleada salta luego de escuchar un fuerte golpe sobre mesa, y el café de derramo sobre los archivos.
–Te dije que me llamaras si ocurre alguna novedad con ella, ¿Que hacias dime?–Le reclama en un tono muy elevado.
–Lo siento señor.
–¡Largo!–Estaba muy molesto, Marlon sabia que a Estela le pasaba algo, pero quería averiguarlo cuánto antes, por ello llamo a unos enfermeros domiciliarios para realizar las tomas de muestras. Solo estaba preocupado por ella, ya que si a Estela le pasaba algo, su plan iba a fallar. No podía dejar siquiera que ella enfermara, la tenía que mantener sana. Aparté de su macabro plan, también sentía una conexión sexual, quería arrebatarle la virginidad.
A la media hora aproximadamente, llegaron los enfermeros, quienes se llevaron vaya sorpresa.
–Le tengo mucho miedo a las agujas–Susurra Estela mientras se aferra de los brazos de Marlon.
–No seas tan exagerada mi cielo, todo saldra bien–Respondio Marlon con una sonrisa fingida, en el fondo quería amenzar a Estela con darle una paliza a Cristina, su madre. Si no se dejaba hacer los exámenes.
–¡Marlon por favor dejame!–Gritó Estela casi que llorando.
–Ustedes me disculparan, tengo que calmar a mi esposa–Sonrio nuevamente y tomo por la mano a Estela con tanto amor, que ni el mismo lo creia. La llevo hasta la cocina, Estela temblaba del temor, tanto que sus palabras no salian.
–N…no quiero–Susurro mientras se tumbaba al piso.
Marlon le dió tanta ira, que la levantó por el brazo de un jalon, luego la tomo por los hombros y la sacudió.
–Deja de ser tan tonta, es solo una maldita muestra de sangre, no pasara nada.
–No puedo, no puedo hacerlo…
–Si no iras a las buenas, irás a las malas–Sacó su teléfono y llamo a uno de sus hombres–Mendoza ya sabes lo que tienes que hacer, pero que no se te pase la mano con la anciana–Mientras Marlon hablaba miraba a Estela quien no sabía que estaba sucediendo por ello colocó la llamada en altavoz.
–Listo señor, en estos momentos, entrare a la casa de la señora Cristina.
Estela al escuchar el nombre de su madre, pegó un grito piadoso el cual se escuchó como si le hubieran dado un latigazo por la espalda.
–¡Con mi madre no!–Empezo a golpear el torso de Marlon una y otra vez, pero él la agarro de las muñecas con fuerza hasta dejarla inmóvil, y con un susurro lleno de frialdad dijo.
–Ya sabes quien va a pagar tu desobediencia.
–¡Maldito seas Marlon Rivera!–Le grito.
–¿Entonces vas a dejar que maltrate a la anciana de tu madre?–Estela nego una y otra vez, sabia que él era capaz de eso, ya que en una ocasión estaba apunto de matarla mientras era ahorcada.