Matthew

18


 

— ¡¿Estas loca?! ¡¿Cómo se te ocurre aceptar algo así?!


 


 

— Pero...


 


 

— No. Me niego rotundamente a que hagas eso.


 


 

Se que se estarán preguntando ¿Qué mierda está pasando? Pues, les explico. Hace tan solo unas horas se terminó el juicio y hace solo unas horas me enteré de la propuesta de Caleb la cual acepte.


 


 

¿Por qué?


 


 

No se, ni me pregunten.


 


 

Bueno si se.


 


 

Pero es algo complicado de explicar.


 


 

La cosa que está sucediendo ahorita es que el apuesto y sexi chico con el que estoy saliendo y no me quiere dejar sola — de lo cual no me quejo, todo lo contrario — está totalmente negado a que lleve a cabo la apuesta. Lo cual es realmente inútil porque ya acepte y no hay vuelta atrás.


 


 

— Noah es demasiado arriesgado, no sabemos lo que planeo su retorcida mente.


 


 

— No... en eso tienes razón — bajo la cabeza por un momento, después la vuelvo a levantar — Pero ya dije que si, no hay vuelta atrás. Si al final retrocedo podrían pasar cosas peores de las que nos estaremos lamentando en un futuro.


 


 

Aparte, lo último que quiero es que Caleb me vea asustada y débil. Aunque para que negarlo, estoy asustada. Mucho a decir verdad. Estoy cagadisima de miedo.


 


 

Estamos en el departamento, Wilds no ha llegado aún después del juicio. Nos encontramos en mi habitación sentados en la cama. Alzo la mirada hacia Matt y lo cacho observándome.


 


 

— ¿Es necesario que vayas sola? — pregunta al ver que conectamos miradas.


 


 

— Estaré bien — intentó convencerlo.


 


 

— Eso no responde a mi pregunta — suelta un suspiro —. Noah, si ese animal te vuelve a tocar aunque sea un solo cabello, no vuelve a aparecer, y si lo hace te aseguro que no será vivo.


 


 

Lo observo confundida ante lo que acaba de decir.


 


 

Oh, ya... ya entendí.


 


 

Creo.


 


 

Matthew corre para alguien muy poderoso dentro de las aguas negras de San Francisco. No dudo en que él vaya y le cuente. Al fin y al cabo, es su corredor favorito y haría cualquier cosa por él.


 


 

Lo que no quiero es que gracias a eso se meta en otros problemas de los cuales no pueda salir.


 


 

Se acerca a mi y tomándome el rostro con una mano une sus labios con los míos, atrapando mi labio inferior entre los suyos. Es un beso dulce y cálido. Cierro mis ojos ante tal acción y poso mis manos detrás de su cabeza en la nuca.


 


 

Después de unos segundos nos separamos para tomar aire. Termino recostada sobre la cama con Matthew entre mis brazos acariciando su cabello. Él pasa los suyos alrededor de mi cintura formando entre los dos un abrazo.


 


 

• • •


 


 


 

Me despierto sobresaltada por unos toques en mi puerta.


 

Me quedé dormida.


 

Ups.


 

Siento a alguien removerse a mi lado. Matt también se quedó dormido.


 


 

— Noah querida, ya es hora — escucho su asquerosa voz.


 


 

— Mierda — murmuró por lo bajo — Matt... psst... Matthew — intentó levantarlo poco a poco, sin embargo no se levanta — Matt — digo un poco más alto y dándole un golpe en el brazo.


 


 

Finalmente.


 


 

— ¿Qué pasó? — pregunta adormilado.


 


 

— Ya es hora. Caleb ya esta aquí — informo.


 


 

Se levanta de golpe de la cama y camina hacia la puerta. Rápidamente imitó su acción y me interpongo entre él y la puerta.


 


 

— ¿Qué estás haciendo? — preguntó alarmada.


 


 

— Aclarar las cosas con ese tipo — señala la salida — . No te voy a dejar ir y si no puedo impedirlo entonces iré a la fuerza contigo.


 


 

— Matt — tomó su rostro con una de mis manos y le acaricio una vena que le salta cuando se enfada. Me he dando cuenta de eso — estaré bien ¿Confías en mi?


 


 

— Claro que confío en ti. Pero de quien no es de él.


 


 

— Tengo un plan — le suelto de la nada — pero para eso necesito ir sola. Solo así lo convenceré — insisto.


 


 

Su rostro palidece levemente y al segundo el color vuelve a inundar sus mejillas.


 


 

— ¿Qué intentas, Noah?


 


 

Le platico levemente sobre lo que he estado pensando y es algo que llevo mucho tiempo haciendo. Él acepta no muy convencido, pero accede a regañadientes. De igual manera haga lo que haga no lo iba a dejar ir.


 


 

— Ve a casa. Sal después de que yo me vaya del edifico con Caleb para que así no te vea. Te llamo cuando termine.


 


 

Solo lo vi asentir con la cabeza antes de acercarse más a mi y rodearme con sus brazos para besarme otra vez.


 


 

— Cuídate... mucho — pide en voz baja.


 


 

— Lo haré.


 


 

Me separo de él y termino de caminar hacia la puerta. La abro con mucho cuidado y comienzo a bajar las escaleras en silencio. Caleb esta de espaldas a mi sosteniendo lo que creo es una copa de vino tinto.


 




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