Mausoleo

Prologo

Prólogo

 

Las ciudades más grandes vibran en su multiplicidad de colores, donde la mayor actividad se agrupa en sus tardes, donde el calor emana de todos lados, la gran mayoría de humanos que transcurren y pasan siempre se encontraban con la problemática de sus miedo y sensaciones, sus problemas se agrandaban con la imaginación haciendo la vida pesada y dolorosa. 

 

Todos tienen sus problemas y todos los afrontan de forma distinta, pero el gran dilema de la existencia es la muerte, es algo inevitable y sin solución, o al menos eso es lo que nos dice el sentido común, pero a base de la muerte es que se ha fundado la cultura humana, es la verdadera diosa de nuestra realidad, la muerte irónicamente nació con la primera respiración y perecerá con la última.

 

Esta clase de pensamientos se hacían reales en las acciones de las personas, pero una en concreto irá aún más allá, con una sinceridad y curiosidad siniestra que depreda y devora todo a su paso, esta es la historia de cómo un humano se volvió enemigo de la muerte.

 

Era un joven chico que trabajaba en el asilo de la ciudad, era muy conocido, e idolatrado por su moral y su capacidad con los demás, sus vibras eran tan buenas que hasta las aves silvestres se acercaban a comer a sus manos, muy pocos detalles de su pasado eran hablados, según él no había nada interesante, una vida normal y corriente.

 

Tenía la mayoría de edad cumplida hace poco y decidió destinar su vida al servicio de los más ancianos y afectados por las enfermedades, pero la cosa iba relativamente mal, desde hace varios años los ánimos de los pacientes iban en decadencia, el chico del que hablábamos aplacaba esa fúnebre aura, pero el mayor problema es que cada vez más los ancianos morían en soledad.

 

El resto de sus compañeros al ver como algunos mueren sin ni siquiera un ramo de flores les baja mucho la expectativa de querer seguir con las cosas, el personal médico no podía hacer mucho, los terapeutas hacían de todo, ya parecían deslizarse en el tren de la imposibilidad, pero un día el joven llegó con animal peculiar, se trataba de un pájaro carpintero enjaulado.

 

Sus magníficos colores y belleza hacían de epicentro a las miradas de todos, ese mismo día también llevaron niños para que jugaran, era conceptualmente hermoso, como si aquellos que aún les faltara mucho por vivir   les diera ánimos de una muerte digna, aquellos que se despedían, el sol de sus voluntades se tragaba la luna de sus inseguridades y generaban un generoso eclipse en sus almas.

 

Pero como todos los días, así sean los más alegres, la muertes seguía presente, en el fondo de todo el asilo habia un hombre que habia decidió que ese día sería por fin su despedida, el dolor de sus huesos lo estaba irritando y ni la más grata de las visitas lo ponía contento, los médicos no vieron más sentido en su vida y le ofrecieron la eutanasia, el hombre acepto, pero antes de irse quería conversar con el chico que lo habia estado escuchando y atendiendo con gran dedicación, quería aconsejarle en la vida.

 

El joven entró y fue recibido por el hombre acostado en una camilla, con un respirador, varias agujas penetrando su piel que lo nutrían con suero y medicamentos, los analgésicos harían más llevadero ese dolor interno para su última conversación.


 

  • Me alegra saber de ti nuevamente Ignis - dice el anciano con una sonrisa 

 

  • No podía faltar a tu despedida, apenas los médicos me avisaron, sabía que tenía que venir, ¿cómo te sientes?- Ignis lo cuestiona mientras desempaca unas rosas amarillas de un papel periódico.

 

  • Más contento que nunca siendo honesto, ya es un gran alivio para mí el ya poder descansar - Dijo el anciano.
  • Admiro su estoicismo respecto a estos temas, tengo entendido que seré el último que lo verá, ¿está bien con ello?- Ignis se muestra incrédulo.
  • Claro que si muchacho, tú me has cuidado mucho todo este tiempo - El anciano se acomoda aunque no lo logra por sus músculos adormecidos. 

 

Ignis observa este intento y se mueve de la silla donde reposaba para poder ayudar al vejestorio a acomodarse, apenas se posa cerca de este, un extraño sentimiento de nerviosismo y ansiedad   se hace presente, la idea de que este hombre pronto iba a morir y por su propia voluntad lo inquietaba mucho, ver el líquido fluir por esos tubos dándole sus últimos anhelos a un ser humano, era la encarnación de una vida enferma y corrupta, sus ojos palpitaron al pensar en ello haciendo de la muerte su verdadera última visitante.

 

Este culmen de sensaciones no interfieran en su aparente actuar, Ignis ya estaba acostumbrado a separar su mundo mental al mundo material, pero a pesar de eso seguía siendo humano y su presencia se hizo mucho más pesada y densa, una persona común no entendería por qué este cambio de atmósfera, pero ante los ojos del señor que eran el avatar mismo de la experiencia no será fácil mentirles.

 

Se podría confundir con muchas cosas, preocupación e incomodidad, pero toda esa alma turbulenta estaba encamando letalidad, una violenta sed de sangre inconmensurable que envenenaba cada espacio de descanso del anciano, solo los más viejos del lugar lo sabrían, pero aquel que estaba postrado en esa camilla era un antiguo mafioso de la ciudad, solo la comisaría sabría cuántas víctimas tomo, conocía perfectamente a alguien con esas intenciones, con esa existencia mortal.

 

El decrépito enfermo solo ríe mientras le indica al chico que se siente, Ignis seguía sonriendo, pero el resto de su cuerpo reflejaba lo caótico de su mente, juntaba sus manos haciendo que sus dedos pulgares se rozaran los unos a los otros con una velocidad constante, sin darse cuenta estaba evitando el contacto visual.



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En el texto hay: muerte, miedo, superarse

Editado: 12.10.2022

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