Isabella y un amigo entran en una casa abandonada y viajan en el tiempo a un futuro desértico en ruinas. Al asustarse, Isabella manifiesta una energía para detener un derrumbe y abrir un portal para volver, revelando su poder latente; ese fue el principio de sus aventuras.
Isabella guarda todo en su corazón; ¿cómo explicarle a mamá que cruzó un portal a otra dimensión en donde era adulta, con grandes poderes? Decírselo a sus hermanos, menos, o a su gran consejera, Javiera, su prima.
Ella ignoraba que cada uno de sus hermanos y primos maternos en ese período comenzaron a tener aventuras; parecían ser astrales, irreales, pero eran tan vívidas como respirar.