Máximo y Dafne: El comienzo #1 (star twins)

- CAPITULO 2 -

 

Los mellizos Morton se levantaron al sonar la alarma y cada uno entró a su baño personal de su cuarto. No tienen cada uno su cuarto propio, pero es lo suficientemente grande como para que cada uno de ellos tenga un baño.

Luego de estar listos bajaron a comer el desayuno que su padre les preparo, se preguntaran dónde es que está su madre, la realidad era que andaba en un viaje. Su madre se dedica a la medicina y ahora estaba de voluntaria en Asía.

Su padre que se miraba agotado les entregó su desayuno a cada uno cuando se sentaron, eran tan sólo unos huevos revueltos con salchichas fritas a un lado y para tomar un jugo de naranja.

No era el desayuno más saludable como los que su madre les daba, pero no era mentira que les encantaba cuando su padre les cocinara, les recordaba a su abuela. Al terminar ellos llevaron sus platos al lavaplatos.

-¡Vamos niños que llegan tarde! -gritó su padre desde la puerta con las llaves del auto.

-¡Ahora vamos! -gritaron ellos poniéndose rápidamente su mochila y tomando su comida encima de la mesa.

Llegaron al auto corriendo, se sentaron en la parte de atrás del auto y se colocaron cada uno su cinturón, su padre verificó que estuvieran seguros y comenzó a dirigirse a su escuela. Como aún eran pequeños se dirigieron a su escuela primaria.

-¡Adiós! -se despidieron de su padre con un beso en la mejilla.

Aunque en casa pareciera que los hermanos hasta se odiaran en la escuela sí que se llevaban bien, pareciera que eran los hermanos perfectos, siempre juntos y sin peleas, hasta sus compañeros los envidiaban por no tener a un hermano así.

-¡Hola! -se acercó Dafne a sus mejores amigas dándoles un abrazo y Máximo se acercaba a su grupo de amigos saludandolos estrechando las manos.

Cada uno con su grupo se pusieron a platicar de lo que habían hecho el fin de semana, no era de mentir que ellos eran de los grupos populares en su clase, pero ellos no dejaban a nadie de lado, a todos saludaban y les hablaban.

El momento favorito del día era estudiar, bueno para Dafne en cambio Máximo era algo más que hacer en el día. El amaba la clase de música y Dafne la de ciencias sociales.

Los mellizos no eran tan idénticos, pero tampoco tan opuestos, amaban los dos comer pizza y colorear por las tardes, leer era otro de sus pasatiempos, no el favorito, pero sí que les encantaba y sin duda a sus tíos les pedían ayuda para elegir uno, ellos sabían cuales eran los mejores, pero a sus tíos no de sangre, porque su tío de sangre preferían pedirle que videojuego era bueno, eso si que era bueno.

Cada uno prestaba toda la atención a sus clases, aunque sin dudas al llegar al final del día ya estaban cansados y tan solo querían ir a jugar a casa. La campana sonó y cada uno tomó su mochila despidiéndose de sus amigos y esperando a su padre para que los recogiera en el auto.

Los hermanos tan solo llegar dejaron sus mochilas en el lugar correspondiente de cada uno, su padre al ver lo desordenados que eran puso algunos cajones para dejar las cosas y si no acataban esa responsabilidad había castigo de quitarles su juguete favorito así que ninguno de los dos se atrevía a desobedecer.

Subieron a su habitación, cada uno se fue a su esquina con sus cosas, Máximo continuó pintando un dibujo que dejó sin terminar de hacer antes y Dafne se puso a terminar su figura de plastilina.

Como era de esperarse se aburrieron al cabo de una hora, por suerte tenían la hora de almuerzo en donde hablaban con su padre de cómo les fue en el día. Al terminar volvieron a sus habitaciones a hacer los deberes.

Al terminar como si tuvieran la misma mente se les ocurrio ver la television, Dafne fue la primera en levantarse del escritorio, pero Máximo no tardo nada en alcanzarla, comenzaron a correr bajando las gradas para ser el primero en tomar el control de la television.

-¡No corran ahí se pueden caer! -su padre les grito saliendo de la cocina, ellos por supuesto no le hicieron caso a su padre y llegaron al control de la television al mismo tiempo.

-¡Es mi turno! -Grito Máximo.

-¡No! Es el mio -contraataco Dafne.

-¡Pero tu ves solo de superhéroes!

-¡Pero tú solo ves cosas de bebes! -cada uno intentaba con todas sus fuerzas sostener el lado del control del televisor de su lado.

Seguían peleando hasta que su padre llegó a ponerle fin a su pelea.

-¡Ya es suficiente! Si quieren ver televisión veremos esto, dijo poniendo uno de esos documentales de animales extraños que no conocían.

-No es justo -los dos se recostaron sobre el sillón no tan conformes, aunque tal vez no estaba tan mal documental.

 



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En el texto hay: historiacorta, niños, hermanos

Editado: 02.11.2023

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