capítulo 17 conociendo a otra faceta de mi novia

Narra Massimo

Una vez que el señor Adriano aparece, le informa a Atenea que han encontrado al novio de su madre. Ella le pregunta dónde lo tiene, y el señor Adriano responde que lo tiene en una casa abandonada en ese momento. Luego, para llevarlo a la policía, Atenea le dice que quiere verlo. Al principio, el señor Adriano le dice que no es una buena idea, pero al final acepta que vaya. Sin embargo, es en ese momento donde le dice:

—Atenea, si te sientes incómoda cerca de él, avísame enseguida y te sacó De acuerdo, — veo ella cómo asiente con la cabeza.
Acto seguido, se dirige a la habitación. Mientras tanto, el señor Adriano me dice que no está convencido de que sea una buena idea que Atenea vaya a ver al novio de su madre debido a que acaba de perder a su madre. Un rato después, Hera aparece con pantalones oscuros, una camisa oscura y una chaqueta oscura. También lleva unos tenis oscuros y su cabello recogido en un moño. Se acerca a nosotros y nos dice que ya está lista. De inmediato, el señor Adriano toma las llaves de coche y salimos del casa.

Al salir, nos montamos en el coche y comenzamos a conducir hacia la casa abandonada, señor Adriano y yo pensamos en lo que va a suceder cuando ella vea a ese hombre.

Tan pronto como llegamos, de inmediato nos bajamos del coche y entramos a la casa abandonada vimos a ese hombre sentado con atado ahi donde Atenea se queda mirándolo con rabia y odio.

Sin embargo, noto que la mirada de ella ha cambiado mucho. Se acerca a ese hombre y comienza a reír de una manera malvada. Señor Adriano y yo vimos cómo él se queda solo mirándola, es entonces cuando ella empieza a torturarlo con puños y muchas patadas hasta que cae al suelo.
Después de golpearlo, ella regresa con nosotros y nos dice algo que nos hace sentir que estamos descubriendo una nueva parte de ella. El señor Adriano le dice algo que la hace comprender algo importante.

Cuando comienza a llorar, simplemente la abraza como si fuera su hija. Una vez deja de llorar, le dice una frase. Después nos vamos de la casa abandonada, nos montamos en el coche y comienza a arrancar hacia su casa.
Por lo tanto, comienzo a acariciarle el pelo. En cuanto llegamos, su amiga le pregunta cómo está, a lo que Atenea responde que está bien y se marcha a la habitación.

Por lo tanto, suspiro de frustración al recordar lo que le había sucedido a Hera, lo cual me da miedo que Atenea también se encierre en sí misma. Señor Adriano y su hija se dan cuenta y me aconsejan ir a hablar con ella, así que espero unos minutos y luego me dirijo a la habitación donde se encuentra Atenea.

Al entrar, la veo tumbada en la cama sin decir nada. Me acuesto junto a ella, donde solo me abraza apoyándose en mi pecho. Rápidamente noto que sus ojos se cierran, dejándose llevar por el sueño. Por lo tanto, le doy un beso en la frente mientras le digo una frase que dice así:

Las heridas del alma pueden sanar con el tiempo, pero es necesario sanarlas por completo.

Hace un año que Atenea ha cambiado radicalmente y nosotros hemos estado más unidos que nunca. Incluso he hablado con el Señor Adriano sobre mi propuesta de matrimonio a Atenea. Él, claro como un padre protector, me advirtió con una mirada penetrante y seria. Me había asustado la verdad al ver esa mirada amenazante que es igual a la de mi padre.

En este preciso momento, la amiga de Atenea me está ayudando a preparar una cena romántica, mientras adornamos con flores formando letras que dicen: '¿Quieres casarte con este hombre que está loco por ti?'.

Durante aproximadamente una hora, terminamos de hacer la cena y decorar. Ahora solo falta esperar a que ella llegue.

En este momento me despido de la amiga de Atenea, deseándome buena suerte antes de marcharse de casa. Un minuto después, Atenea entra y al ver la cena romántica se emociona. Al acercarse, ve las flores decorando la propuesta de matrimonio y se le caen lágrimas.

Sin dudarlo, me besa imaginando que ese beso significa que ella quiere casarse conmigo ahí donde la cargo y la doy vueltas mientras la sigo besando, diciéndole lo feliz que estoy. Después la bajo y caminamos hacia la mesa donde la comida está puesta. Como un caballero, saco la silla para que pueda sentarse y acto seguido me siento. Comenzamos a cenar ahí donde Atenea me dice que su jefe es su padre y han decidido conocerse. Eso me alegra, seguimos hablando un poco más mientras seguimos cenando.

Después de la cena, me levanto de la mesa para ir a la cocina a coger una botella de champán. Acto seguido, vuelvo con Atenea, le pido que nos vayamos al sofá. Allí nos sentamos y nos servimos la botella de champán, mientras enciendo la televisión. Nos acomodamos muy bien en el sofá.

Ahí fue donde vimos una película romántica. Por lo tanto, Atenea se emociona.

Después de la película, nos vamos a la cama. Al entrar, veo cómo Atenea se desnuda con un impulso. La beso en el cuello y luego la giro para besarla apasionadamente mientras caminamos hacia la cama y nos tumbamos sin dejar de besarnos. En estos momentos lo único que quiero es hacer el amor con ella.

Mis manos sujetan firmemente sus nalgas, apretándola más contra mi cuerpo y haciéndola sentir mi erección en su vientre, lo que la hace estremecer y emitir muchos gemidos de su boca, luego le pregunto

—Estás lista, preciosa . —Su mirada llena de lujuria me anuncia lo que deseo, y ella responde:

—Sí, contigo si mi futuro marido. Atrapo sus labios con los míos.

Estoy bastante excitado al mismo tiempo que noto que ella también lo está.

Nuestras miradas son más claras y con ganas de poder perderse en su interior, necesitando un reloj de arena para detener el tiempo y hacer que este momento sea lento, para disfrutar donde mis besos la llenan de dicha y felicidad, cerrando así sus ojos y dejándola llevar por la pasión, disfrutando de este momento.

Sin perder tiempo, me pongo el preservativo y luego lo coloco. Lentamente empiezo a penetrarla con movimientos suaves que le causan un leve dolor al principio.