No nos conocemos, ya ha pasado mucho tiempo desde la primera vez que te quitaste la careta y pude ver dentro.
Ingenuo, te la pones y quitas a según te convenga. Yo solo finjo no darme cuenta y así conservar la mía muy bien puesta.
Me hablas y te escucho atentamente; te llevo a responderme varias veces. Pero no es la atención lo que me falla, busco contradicciones en tus palabras.
Sé que me engañas, lo he sabido siempre; sé que te encanta jugar con la gente, y también sé que aún no has caído en cuenta de que: yo también soy titiritero, aunque me tengas por marioneta.