Me amo en Navidad

Seis meses antes

Ya no era la misma desde esa noche, mis amigos se mudaron conmigo para vigilarme y evitar que me lastimara o en cada borrachera terminará llamando a Bruce diciéndole que lo amaba y que podíamos con todo, que lo perdonaba. Cosa que me hacía sentir mal conmigo misma cuando el alcohol no circulaba por mi sistema, yo no fui quién actuó mal fueron ellos, pero dolía tanto aún lo amaba.

La historia oficial para todos fue que Bruce nunca fue mi novio y que yo era una tapadera porque tenían miedo que mi babbo le hiciera daño por dejar embarazada a Emily, mis amigos se molestaron conmigo por no decir la verdad y dejarlos como los buenos, pero yo sentía que mi sobrino no tenía que pagar los platos rotos.

Pese a saber que no tenía la culpa no podía evitar sentirme estúpida y pensar, ¿cómo no vi todas las señales? Estaban justo en mi cara, burlándose de mis sentimientos, de mi amor e ingenuidad y esto me llevaba a un bucle sin fin donde su conversación se repetía en mi mente sin cesar y lo único que lo aliviaba era el alcohol.

—Malditos, ahora están en su hogar y yo aquí contigo botellita, sos mi única amiga —dije arrastrando las palabras cosa que me causo una risa estridente.

—Rose, ¿otra vez borracha? No puedes seguir así me prometiste que no tomarías más.

—Una papa gigante me está hablando botellita, creo que estoy loca.

Al despertar mi cabeza dolía bastante, pero nada comparado a mi corazón por suerte las cortinas estaban cerradas y la oscuridad me rodeada, el silencio es tan lindo a Bruce le gustaba la noche más que el día y no pude evitar comenzar a llorar aumentando mi dolor de cabeza, lo extrañaba.

—Rose De Luca, me tienes cansada levanta tu trasero de la cama y sal de tu habitación hace un día precioso —dijo mi amiga abriendo las cortinas.

El sol me hizo cerrar automáticamente los ojos y ovillarme en mi cama no quería salir de aquí era mi lugar seguro, sentí que Amy tiraba de mi pie hasta que caí al suelo, me tendió un vaso y una pastilla.

—Es miércoles, Ro y tienes resaca es hora que lo admitas tienes un problema con el alcohol y desde que nació Bruce Junior estas cada vez peor, déjame ayudarte.

Suspire no tenía un problema solo tomaba una o dos botellas no tenía nada de malo muchos estudiantes lo hacían, aunque debía admitir que mi desempeño en la universidad había bajado muchísimo y estaba a punto de perder mi beca si no fuera por mis amigos que me levantaban todos los días.

Al llegar a clases la profesora me llamo aparte, me dijo que al terminar debía ir a hablar con una psicóloga por mis notas y llegadas tardes, negué molesta no estaba loca como para ir a ese sitio.

—Hola, Rose ¿cómo estás? —La miré resignada—. Sé que no te gusta estar aquí, pero tus notas han bajado demasiado y algunos profesores dicen que llegas ebria a clases.

—No estoy loca, no necesito venir aquí y mis notas son mi problema no me importa perder la maldita beca —dije abriendo la puerta para irme.

—Entiendo, sabes que mis puertas están abiertas siempre que quieras hablar.




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