Me amo en Navidad

Día de Nochebuena, presente

Llevaba cinco meses yendo al psicólogo, aunque debía admitir que al comienzo no fue nada sencillo mis amigos tenían que controlar que fuera e incluso me acompañaban al grupo de alcohólicos anónimos. Gracias a ellos, a mi psicóloga y a todo el esfuerzo que puse de mi parte hoy estaba casi rehabilitada… casi porque aún restaba pasar la prueba de fuego que era ver a Emily y Bruce sin sentir rencor ni ganas de tomar alcohol.

Sonreí mirando como poco a poco el blanco lo cubría todo, así como las palabras de Becca fueron logrando que mi autoestima subiera, que me viera con otros ojos y comprendiera al fin que nada está mal en mí, que sí, las acciones de otros nos afectan, nos hieren en ocasiones, pero son elecciones suyas no mías y no debo tomarlas como propias, que nada puede haber hecho para evitarlas.

—Rose, recuerda que la relación más duradera que tendrás en tu vida será contigo y que sobre todas las cosas uno se debe amar. Podrás enfrentar todo en la vida y unir tus pedazos rotos siempre, siempre recordando que el amor que sientes por ti misma sigue intacto.

Por alguna razón el recordarlas me hizo llorar, pero de felicidad porque ahora las entendía y también comprendía que no podía alejarme de mi familia por esto, que quería ver a mi sobrino crecer y sentir cariño por él.

—Thomas, creo que lo mejor será pasar con mi familia no puedo evitar esto por siempre, sé que dije que iría mañana y hoy pasaría con ustedes, pero ya es hora de dejarlo atrás.

—Esa es mi Rose, estoy muy orgulloso de ti y estoy seguro que Amy también, no te dejaremos sola, amigos en las malas y las buenas ¿recuerdas?

—Cómo lo voy a olvidar si Amy nos hizo cortarnos y todos terminamos en el hospital.

El viaje siguió entre risas, anécdotas y era algo curioso siempre pensé que la Navidad tenía algo mágico, especial que unía a las personas, que te limpiaba de los tragos amargos de la vida, preparándote para el comienzo de un nuevo año más feliz, pacífico y lleno de metas por superar.

 

—*—*—*—

Al llegar a mi casa todos quedaron en absoluto silencio como si fuera un fantasma traído desde el más allá y no pudieran creer que estaba allí.

Sonreí al ver a mi sobrino gateando hasta mí y extendiendo sus bracitos para que lo tomara, seguramente será un momento que nunca olvidaré porque fue justo ahí con ese pequeño de ojos grises mirándome fijamente que todo quedo atrás y un amor infinito nació hacía esa personita.

—¿No es precioso, Thomas? —Este me miraba con una gran sonrisa mientras tomaba al bebé—. Se parece a Emily de chiquita, tiene sus ojos.

—Yo diría que se parece a ambas si de pequeñas eran dos gotas de agua —dijo sonriendo mientras me abrazaba. —Realmente estoy orgulloso de ti, si pudiste con esto podrás con todo —me susurro.

—Bueno familia, nadie dirá nada llevo un año sin verlos, ¿nadie me extraño?

—Saca tus garras de mi hija, Adams. —Esto era volver a la normalidad definitivamente.

Pase el resto de la tarde poniendo al día a mi familia, evitando las partes que expondrían la verdad y jugando con el pequeño, al parecer se quedaba todas las tardes con mis padres mientras Emily y Bruce trabajaban, en cierta forma me sentía triste por ellos, lucharon tanto por sus carreras y ahora la tenían en espera.

Me lleve al pequeño a mi habitación mientras me cambiaba este niño era un angelito, no lloraba, reía mucho y miraba todo con curiosidad, subía el cierre de mi vestido cuando alguien irrumpió, Emily.

—¿Por qué tienes a mi hijo y qué haces aquí? —Sonreí creí que cuando la vería sentiría rencor o algo similar, pero no había nada.

—Es mi sobrino quería pasar tiempo con él y esta es mi casa también.

—No te quiero cerca de Bruce estás loca y puedes hacerle daño, no confío en ti. —Negué divertida que ironía, justo ella me decía eso.

—Nunca le haría daño a nadie y menos a un bebé, respecto a lo otro yo debería decir que no confío en ti, de hecho, no lo hago, pero aprendí a base de golpes que tus elecciones no son las mías y no tengo la culpa de ellas. —Acaricié la mejilla de mi sobrino y ella lo alejo de mí—. La que traiciono mi confianza fuiste tú e incluso en un momento tan feo en mi vida, decidí protegerte Emily, eres mi hermana y siempre lo serás, lo que hiciste fue de la peor calaña, pero ya quedo atrás, estoy avanzando no me interesa lo que hagas con tu marido –me miró sorprendida—. La mamma me lo dijo y tranquila es tu vida como dije tus elecciones, pero ese pequeño es mi sobrino y quiero formar parte de su vida.

—Yo no sé qué decir, Rose, lo siento no debí hacer eso, tendría que haberte dicho desde la primera vez que ocurrió, pero tenía tanto miedo y termine perdiéndote, cuando éramos pequeñas siempre hablábamos de nuestras bodas y de nuestros hijos, lo arruiné todo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.