Me Arriesgué Demasiado

EPÍLOGO

La batalla se desató con una violencia que contrastaba brutalmente con la elegancia de nuestros vestidos de gala. Ruby y Jake aparecieron a nuestro lado, sus propias ropas ya desgarradas por el caos. Anna emergió de entre las sombras con una gracia letal que confirmaba su experiencia militar.

—¡Formación defensiva! —grité por encima del estruendo, la Hoja Esmeralda vibrando en mi mano como si tuviera vida propia.

El Guerrero Oscuro se movía con una fluidez sobrenatural, esquivando nuestros ataques mientras lanzaba cuchillos y disparaba en constante movimiento. Sus sombras se multiplicaban, atacando desde todos los ángulos.

Nick disparaba con precisión mortal, cada bala encontrando su objetivo en las criaturas sombra que nos rodeaban. Ruby había recuperado su arco y sus flechas silbaban a través de la noche, mientras Jake luchaba con una fuerza que nunca había visto en él.

—¡A la izquierda! —gritó Anna, interceptando una sombra que se dirigía hacia Ruby.

La batalla continuó con una intensidad cruel. Anna recibió un corte superficial en la mejilla que la hizo retroceder, sangre goteando sobre su uniforme. Ruby esquivó por milímetros una garra de sombra que le desgarró la manga del vestido, dejando arañazos rojos en su brazo. Jake logró derribar a una criatura, pero no antes de que sus colmillos le dejaran marcas profundas en el hombro.

Nick se movía con precisión letal, pero incluso él no pudo evitar que una sombra lo golpeara en las costillas, haciéndolo tambalearse contra una columna de mármol. Que enseguida no te mis propias costillas.

—¡Están debilitándose! —rugió el Guerrero Oscuro, su voz resonando con triunfo malévolo—. ¡Pronto todos caerán!

Pero estaba equivocado. A pesar de nuestras heridas, seguíamos luchando con determinación. La Hoja Esmeralda cortaba a través de las sombras como si fueran papel, y cada uno de mis compañeros demostraba por qué habíamos llegado tan lejos.

Fue entonces cuando todo cambió.

Escuché como Nick rugía de dolor tras recibir un corte en la pierna, por acto reflejo me giré para comprobar que había pasado y fue en ese momento de debilidad cuando el Guerrero Oscuro aprovechó.

Una daga me atravesó el pecho, justo en el corazón. El dolor fue instantáneo y abrumador, pero lo que me hizo caer de rodillas no fue la herida física.

Fue Nicolas Walker.

A través de nuestro vínculo, sentí cómo su vida se desvanecía al mismo ritmo que la mía. Sus ojos se abrieron con dolor y terror, llevándose la mano al pecho mientras caía a mi lado.

—No... no, esto no puede estar pasando —murmuró.

—Lo siento... —susurré, comprendiendo la situación tan cruel de la que no saldríamos victoriosos—. Nick…lo…

—Brooke, ven conmigo, por favor —terminó él, arrastrándose hacia mí para tocar mi rostro con manos temblorosas. Mi vestido ya empezaba a chorrear sangre y me dolía todo el cuerpo.

El Guerrero Oscuro rugió de triunfo, alzando su espada para el golpe final. Pero había subestimado la furia de Jake.

Con un grito de rabia que parecía rasgar el aire mismo, Jake se lanzó hacia adelante. Sus ojos brillaban con una luz que nunca había visto antes, como si algo ancestral hubiera despertado en él. La Hoja Esmeralda, que había rodado de mi mano, de alguna manera llegó a la suya.

El impacto fue devastador. Jake atravesó las defensas del Guerrero Oscuro como si no existieran, vi la daga hundiéndose profundamente en el corazón de sombra de la criatura.

La luz verde estalló desde la herida, consumiendo al Guerrero Oscuro desde adentro. Sus gritos de agonía resonaron mientras su forma se desintegraba, convirtiéndose en cenizas que el viento nocturno se llevó.

Pero la victoria llegaba demasiado tarde para nosotros.

—Brooke —susurró Nick, acercando su frente a la mía—. Te quiero más que a nada en el mundo.

—Y yo a ti —murmuré, sintiendo cómo nuestros labios se rozaban por última vez. Fríos —. En esta vida y en todas las que vengan.

Ruby corrió hacia nosotros, con lágrimas ya corriendo por su rostro. Jake se dejó caer pesadamente, la Hoja Esmeralda ahora en sus manos, mientras Anna se acercaba con expresión devastada.

—No —sollozó Ruby, tomando nuestras manos entrelazadas—. Por favor, no os podéis ir.

—Cuida... cuida de los demás —logré susurrar—. El mundo... está a salvo ahora.

Nick usó sus últimas fuerzas para apretar mi mano.

—Juntos... para siempre —murmuró.

—Para siempre —repetí, y con esas palabras, la oscuridad llenó mi vista.

Nuestros corazones se detuvieron al mismo tiempo, en perfecta sincronía, como habían latido durante todos estos meses de amor y guerra.

Jake se arrodilló junto a nosotros, su rostro marcado por el dolor y la victoria agridulce.

—Lo hicimos —susurró, aunque su voz no contenía triunfo, solo pena—. El Guerrero Oscuro ha caído. Pero el precio... el precio fue demasiado alto.

Me arriesgué demasiado




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.