Me convertí en un namek

Parte 3

— ¿Por qué no termina la etapa? — se preguntó la Sofía, hizo el movimiento para sacarse los lentes, pero se tocó la cabeza con un turbante morado — ¿Qué pasó? — trato de hacer aparecer la pantalla con las estadísticas, pero tampoco pudo — ¿Se habrá echado a perder, o tal vez en ese nivel no pueden usarse las pantallas?

Cuando los de la ley llegaron se llevaron inmediatamente a los delincuentes.

— Gracias por ayudarlos ¿Eres un namek, verdad? — le preguntó un policía galáctico, era bajo, con cara alargada color calipso claro, y un triángulo morado en la frente.

— No soy... — se detuvo.

"Para que le respondo, solo es un personaje de este juego, debe ser una frase programada".

— Espera, no quieras mentirme, eres uno de ellos ¿Qué haces aquí? — insistió el patrullero.

— Estoy...

Su mente de nuevo se fue a negro, despertó en un lugar diferente.

Estaba en un planeta de árboles violetas y cielo verde, con casas como domos blancas. 

Escuchó voces.

— No es de aquí, no hay nadie que haya sido desaparecido, no sé quién pueda ser.

— Pero es uno de su raza.

— No hay duda, es uno de nosotros, pero no de aquí, y no hay otros planetas donde haya más de nuestra gente.

Cuando uno de los guerreros vio que el desconocido abrió los ojos se acercó, Sofía no podía ver bien, solo percibió un bulto verde que se le venía encima, sumado a que no podía salir del programa, hizo que al levantar el brazo asustada, el poder que tenía se descontrolará, por suerte los guardias lograron hacer campos de energía, y salvaron a todos, al usar tanto poder la joven cayó al piso sin poder moverse por el momento, pero consciente.

El Gran Patriarca se le acercó con las manos en la espalda, los otros quisieron detenerlo, pero el anciano no se detuvo.

— Dime ¿Quién eres? — no sentía un ki agresivo, ni maligno.

— Yo... yo... no recuerdo como me llamo — mejor hacerme la tonta pensó, hasta que logre hacer funcionar el mecanismo y poder terminar el juego, si pasa mucho los encargados me sacarán de aquí cuando sea la hora de cierre.

— ¿Qué hacías en ese planeta? ¿De qué comunidad vienes?

— No lo sé... — antes no me hacían estas preguntas, solo me decían que hacer para seguir adelante.

— ¿Qué recuerdas? — preguntó algo preocupado el anciano.

— Nada, solo que estaba en ese planeta, vi que las personas tenían miedo de quienes llegaron y por eso los ayude.

— ¿Puedes levantarte ahora? — cuando se puso en pie el Gran Patriarca le sonrió — tienes cara de Limax ¿Podemos llamarte así hasta que recuerdes quién eres?

— Sí, gracias.

El líder namek le pidió permiso y escaneó su mente con los ojos cerrados, cuando los abrió lo miró de forma extraña.

— No puede ser...

— ¿Qué descubrió? — preguntó ansioso Jaco.

— No pude ver nada, es como si hubiera nacido en el momento que ayudó a esa gente. Además...

— ¿Qué? — consultó de nuevo el patrullero galáctico.

— Tiene mucho potencial, tanto que puede convertirse en un supernamek.

Los guerreros de piel verde se pusieron en guardia.

— ¿Qué es eso? ¿Es peligroso? — el extranjero estaba nervioso al ver la reacción de los lugareños.

— Los supernamek tienen una tendencia a volverse malvados.

— ¿Entonces debo llevarlo para que lo encarcelen?

— Oigan, no he hecho nada malo, recuerden que salve a esas personas — se defendió el aludido.

— Vamos a conversar, los patriarcas de las aldeas síganme, Limax, por favor espéranos aquí, por favor.

Mientras los líderes estaban en eso, Jaco se acercó al desconocido.

— ¿De verdad no recuerdas nada?

— Así es — él miró al piso, vio que su cuerpo que tenía ropa morada, y zapatos café.

"Me gustaría saber cómo me veo como namek, pensó, pero el juego no tiene esa opción", luego miró al ser de uniforme.

— ¿Conoces la Tierra?

— Sí ¿Y tú dónde escuchaste de ese lugar?

— Escuche ese nombre de quienes hablan ¿Queda cerca?

— Más o menos, ahora que recuerdo allí hay dos de tu raza.

El Gran Patriarca se acercó en ese momento

— Sr. Jaco ¿Podríamos molestarlo? — el anciano le habló con una gran sonrisa.

— ¿Que desea?

— Hemos decidido que lo mejor para él es que sea apropiadamente entrenado ¿Podría llevarlo al Templo Sagrado? — le pasó un papel — entréguele esto al Kami Sama de la Tierra, él sabrá que hacer.

"Cuánto faltará para que los encargados me saquen del juego" — fue el último pensamiento de Limax, antes de volver a caer inconsciente. En ese momento hubo un temblor en el planeta, por suerte nadie salió herido, solo cayeron algunos árboles.

— Qué raro, nunca han habido movimientos así en este planeta.

Todos miraron al ser desmayado.

— No fue él, estoy seguro — explicó el Gran Patriarca.

Unas horas después Limax se despertó algo mareado, el cuarto era circular, sin ningún mueble o decorado, excepto una ventana en forma de claraboya. Cuando se acercó a ver, solo estaba el cielo oscuro, y los puntos de las estrellas a lo lejos, el reflejo que vio era de un joven verde con un turbante, un uniforme morado y capa blanca.

— ¿Quién eres? — miró atrás pensando que era alguien estaba parado por su espalda, pero no había nadie, el ser que vería era ella o mejor dicho él, o al menos eso parecía — ¿Qué demonios pasa? Esto no se sentía tan real antes ¿Qué pasa con los encargados?

— ¿Estás bien? — al ver por la cámara que su pasajero había despertado el patrullero galáctico fue a conversar con él.

— Sí ¿Qué me pasó?

— De repente te desmayaste, por eso te subí a la nave y te llevó...

— A la Tierra.

— Sí, te mandaron allá para que entrenes y no te conviertas en un ser maligno.

— ¿Tú eres?

— Me llamó Jaco, un patrullero galáctico.

— ... el amigo de...



#14329 en Novela romántica

En el texto hay: inseguridad, amor

Editado: 14.06.2022

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