Me convertí en un namek

Parte 6

— En todo caso no se ve peligroso — aseveró Bulma al ver cómo reía de un chiste de su hijo — cambiando de tema, supiste de los problemas meteorológicos que ha habido, creo que si siguen así habrá que buscar las Esferas del Dragón para poder revivir si muere alguien, por ahora solo se han producido daños.

Trunks y Goten lo pasaron genial con Limax. Cuando los dos namek volvían donde Kami Sama pasaron por la cascada, donde le gustaba estar al mayor de ellos.

— Aprovechando que estamos por aquí vamos a pasar la noche para entrenar mañana, hay más donde ocultarse, y no hay problema de romper algo.

— Pero nos están esperando en el Templo, se preocuparan si no llegamos.

— Me encargaré — se quedó un rato en el aire con los ojos cerrados, quieto — todo arreglado — dijo cuando los abrió.

— ¿Uso telepatía? No sabía que se podía usar a tanta distancia.

— Si la conexión entre los seres es fuerte, puede usarse incluso desde mucho más lejos ¿No sabes usar la telepatía?

— No — el adolescente se avergonzó.

— Solo es cosa de concentrarse — escuchó Limax en su mente.

— ¿Solo eso? — ¿Yo podré? se preguntó.

— Solo concéntrate.

— ¿Al comunicarse también puede entrar en mi mente?

— No, es como los humanos que hablan por esas cosas llamadas celulares, solo se escucha lo que quieres transmitir — luego de un momento — olvida lo que te rodea, casi lo lograste, escuche un susurro.

El adolescente verde cerró los ojos y volvió a pensar lo más fuerte que pudo.

— ¿Ahora si me escucha?

— Sí — le respondió Piccolo, sonriendo de lado, orgulloso de los logros tan rápidos de su nuevo alumno — ahora sígueme — entraron en una cueva, atrás de la cascada.

Se acomodaron para pasar la noche allí, Limax recordó cuando la enviaban en las vacaciones de verano a los campamentos, fue antes que muriera su padre, tenía 12 años cuando por primera vez le gustó un compañero. Luego que ganó una lucha de entrenamiento de artes marciales, ella se le acercó para conversar con él.

— No quiero ser tu amigo.... tengo miedo que si te enojas conmigo me pegues como lo hiciste recién.

— Pero si fue solo un entrenamiento, no ando golpeando a la gente por cualquier cosa.

— No me gustan las niñas como tú — se fue corriendo.

Fueron tan fuertes los sentimientos que revivió, que empezó a llorar lo más silencioso que pudo, esperando que no lo sintiera, a pesar de eso Piccolo se dio cuenta, pero no dijo nada.

"Porque nadie me entendió nunca en el mundo real — miró al maestro de Gohan, que estaba a su lado con los ojos cerrados — al menos acá a pesar de ser un desconocido, me han tratado muy bien. Lástima que seguramente pronto me sacarán del juego".

Al siguiente día entrenaron desde el alba, a media mañana estaban muy sudados.

— Descansemos un momento — propuso Piccolo.

Dicho esto el namek nacido en la Tierra entró al agua con la ropa, para luego quitarse la parte superior de su gi y dejarla al sol para que se secara, Limax trato de mantenerse tranquilo al ver que seguía quitándose la ropa, por suerte dentro del agua y la ponía en la hierba, luego se acomodó en el río hasta el cuello.

— Voy a descansar por allá — apuntó el adolescente unas rocas.

— Debes estar tan sudado como yo, moja tu ropa y déjala secando.

Limax quería huir de allí, pero eso hubiera sido muy raro.

— Y-y-y-ya voy — que hago se preguntó, piensa, piensa.

Se metió al agua, y cuando se sacó la ropa, lo hizo dándole la espalda a Piccolo, luego se sentó con la cabeza mirando al cielo, con los ojos cerrados lo suficientemente alejado del adulto para no ver su cuerpo a través del líquido.

— Te llevas bien con esos enanos.

— Son lindos, como todos los niños son hiperactivos, pero solo es cosa de ponerlos a hacer algo que les interese y se quedan tranquilos.

— No sé cómo los aguantas, esas vocecitas chillonas me molestan los oídos.

"A mí no", pensó el namek adolescente.

Era tan pacifico todo, y Limax se había cansado tanto al luchar, que sin darse cuenta se quedó dormido, despertó sobresaltado cuando Piccolo, ya vestido, lo remeció por el hombro.

— Es hora de volver al Templo.

— Que bien, tengo mucha hambre.

Mientras esperaba que el otro se vistiera, el namek terrestre se retiró un poco ya que se dio cuenta de la incomodidad de Limax cuando se desvistió frente a él.

"Voy a tener que tratarlo como a una humana... me da mucha curiosidad esa ansia por comer... yo lo hice cuando era pequeño porque pensaba que era un demonio y eso era lo que debía hacer, pero si no había nada no me importaba, luego solo lo he hecho cuando comparto con los demás en las fiestas".

Unos días después Bills se llevó a Piccolo, Goku y Vegeta a entrenar para un torneo. Así que Limax quedó a cargo de Dende, en eso llegó Bulma a pedirle un gran favor a Kami Sama.

— Por favor — la mujer junto sus manos suplicándole — no tengo a nadie más a quien dejar, mamá y papá están de viaje, y Vegeta...

— Lo sé, se fue con el Sr. Piccolo — comentó el dios de la Tierra.

— No puedo postergar el viaje, la bebé irá conmigo, y ya con ella es mucho, no podré preocuparme también de Trunks, es muy travieso, Limax se lleva bien con él, por favor Dende.

Llamaron al aludido.

— Hola Bulma ¡Qué sorpresa! — le dio un beso en cada mejilla como saludo.

— Ella viene porque va a viajar con Bra, y no puede llevar a Trunks, quería pedirte si puedes cuidarlo.

— Me encantaría — estar en casa de Bulma, genial.

— Tendrías que cuidarlo todo el día, llevarlo a la escuela y demás.

— ¿Cuándo viajas?

— Mañana.

— Podría irme hoy y así me pones al tanto de todo, si Kami Sama lo permite, por supuesto.

Ambos quedaron mirando a Dende expectantes.



#17946 en Novela romántica

En el texto hay: inseguridad, amor

Editado: 14.06.2022

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