He llorado alrededor de cinco veces en los próximos diez minutos.
Laurence venía llegando a mi casa o es lo que dijo hace cinco minutos cuando la llamé. Las manos me tiemblan y he mantenido la puerta de mi habitación con pestillo para que nadie pueda entrar. Inhalé profundamente y exhalé calmadamente, razonando de buena manera mi destino. Tengo tan solo diecinueve años y Travis 20 años, siento que no estamos listos para Benedict pero esa prueba de embarazo frente a mis narices me recuerda que nos lo buscamos al haber estado juntos sin protección.
En la cuarta semana del mes debía haberme bajado la menstruación y no lo hizo, he sido irregular desde joven pero esa irregularidad se combinó con náuseas, vómitos e hinchazón de mis pies. Desde los síntomas he pensado que no era normal, para nada y por eso me compré la prueba de embarazo. Me acompañaba solo Laurence ya que Travis se ha ido a Kansas de emergencia para un entrenamiento importante, jugarían contra otro equipo y no pudo quedarse como tanto quiso.
—Mierda, Harriet.
La rubia frente a mi muerde sus uñas de la emoción al ver el resultado que ha arrojado la prueba de embarazo.
—Seré mamá.
La seriedad de esa frase me cayó como balde de agua fría, se que no se puede tomar a la ligera pero me emociona saber que sería madre junto al chico que he amado desde mi niñez.
—Y Travis es el padre.
Hubo un momento de seriedad y tensión hasta que Laurence fue la primera en chillar de la emoción y brincar en su lugar llena de dicha y felicidad.
—¡Seré tía!
Le hice señas apurada antes que escuchen los demás.
—Calla, mi abuelo está en casa.
Ella de inmediato cubrió su boca y sonrió apenada.
—Lo lamento. —. Se incorpora recobrando la compostura.— ¿Llamarás a Travis para darle las buenas nuevas?
—Está entrenando aparte quiero recibirlo con la buena noticia. Esperaré a que él vuelva.
Ella acepta y se encarga de esconder mi prueba de embarazo en su departamento, al menos hasta que pueda elaborar que clase de sorpresa puedo darle.
El resto de la tarde nos encargamos de recuperar mi trabajo como modelo obteniendo el éxito, será a menos hasta que me comience a crecer el abdomen y se note más el embarazo. La tarde y parte de la noche se fue en una pauta para vestidos de gala y a decir verdad me sentí bien siendo modelo nuevamente.
Cuando regrese a mi casa al primero que me encontré fue a mi abuelo delante de la chimenea fumando un tabaco y leyendo un libro.
—Harriet, mi cielo, que bueno que llegaste.
Me desvié de mi destino para ir a saludarlo.
—¿Todo bien, abuelo? ¿Y mi papá?
—Ha salido a cenar con su esposa, ya sabes.
Mi madrastra no es mala, al contrario, es amable y buena con mi papá solo que no hablamos mucho y no convivimos como ella querría. Me mantengo al margen y alejada de ella.
—Oh, entiendo. Supongo que Tony no vino tampoco.
Él negó y se sacó sus anteojos.
—Y Grace anda con Travis a Kansas.
Me tensé ante la mención de mi novio y mi abuelo lo notó.
—¿Algo que quisieras contarle a tu abuelo, Harriet?
La bilis me subió a la garganta y terminé negando.
—Me encontré esto en tu cajón y…
Él saco del interior del libro la prueba que supuestamente Laurence debía llevarse pero que claramente se olvidó. Nuevamente sentí la ansiedad subirme a los cabellos.
—Abuelo…
—No estoy enojado, más bien me encuentro feliz de convertirme en bisabuelo.
Y en su rostro aparece una sonrisa de labios cerrados.
—¿No le dirás nada a mi papá?
Él negó y dejó la prueba en medio de las hojas del libro para pasar a hablarme.
—No es problema de Atlas lo que Travis y tú han decidido, porque conociéndote se que el padre del bebé que engendras es del hermano de Grace.
—¿Y no te disgusta saberlo? —. Mi abuelo negó.
—Travis Almonte es un buen muchacho y que ha sabido ganarse tu corazón, todo lo contrario a Maximiliano Corrigan. Si me lo preguntas me encanta la idea de que sea él con quién haz decidido sentar cabeza.
—¡Abuelo, te adoro! —. Me incliné hacia él abrazándolo con fuerza logrando que él ría.— Y si, está en mis planes casarme con Travis e irnos a Kansas.
Era una gran liberación finalmente hablarle al abuelo y contarle lo que tenía guardado desde hace horas.
—Haz lo que te haga feliz, no sigas los consejos de Atlas.
—En parte, papá es feliz ahora con…—
—¿Feliz? —. Alcanzó a interrumpirme.— Atlas no es feliz al lado de ella y hasta ahora me doy cuenta. Irse de Estados Unidos no solucionó nada y lo único que hizo fue incrementar su amor por ella, ni su Alzheimer ha podido contra lo que Asíc significó para él. Y si te dice que todo es mentira y es feliz ahora déjame decirte que has sido engañada por Atlas Robinson.
Ahora que lo dice así…
Encontré muy raro el hecho de que mi papá se casara con su actual esposa muy rápido y de la nada Asíc pasó a un segundo lugar, siempre me pareció que se casó para evadir lo que Asíc significó en su vida y lo mucho que la amó y ama. En varias ocasiones lo he pillado observar con añorancia fotos de ella.
Y no sé, no podría vivir de ese modo.
El conformarme con otra persona pudiendo enviar todo al carajo por quedarme con quién en verdad quiero estar. Él no la superó y menos la olvidó, solo se conformó y continuó.
—Se feliz con Travis.
La aprobación y bendición del abuelo me subió las baterías para seguir luchando por quien amo y a quien quiero.
Era la carga que me hacía falta.
—Y tu con Grace.
Él besa mi frente y se aleja tomando su libro.
—Yo me quedo con la prueba de embarazo, quiero recordar diariamente que seré bisabuelo en pocos meses.
Le permito quedársela y nos despedimos.
¿Por qué siento esto como un adiós?
Al menos está última semana estuve en contacto con Travis por medio de mensajes y llamadas, claro evitando a toda costa que pueda salirse de mi la gran noticia. La tensión en mi casa han disminuido, pero mi papá sigue sin dirigirme la palabra. Hoy recibirán a Maximiliano en mi casa para una reunión importante y aunque nadie me diga se qué hablarán sobre el dichoso matrimonio por conveniencia.
#3045 en Novela romántica
#1060 en Otros
futbol americano romance, romance fútbol americano pianista famosa, juvenil tristeza amnesia
Editado: 19.10.2025