Capítulo 3

En la casa de Nicolás Andersen McGregor

Nicolás: mi religiosa todavía sigue enojada conmigo. Estoy seguro de que esa es la razón por la cual no me responde ninguno de mis mensajes y sobre tampoco responde ninguna de mis llamadas, pero nunca pensé que me sentiría de esta manera al terminar con ella.

Miguel: entonces que es lo que piensa hacer. Porque la señorita no lo va a esperar toda su vida y si usted tomo su decisión debería dejarla en paz por su propio bien.

Nicolás: iré a visitarla ahora mismo. Nada más que no dejare que nadie me impida que la vea, ella sabe que es mía y nunca dejare que se sienta libre.

Miguel: eso quiero decir que cometió error de terminar con ella. Presiento que la señorita jamás regresará a su lado y tendrá que elegir a otra mujer como su esposa y precisamente esa fue la razón del porque termino con su prometida.

Nicolás: ese es un error que corregiré esta noche. Solamente que mi religiosa me hace mucha falta, pero nunca la he amado y mi subconsciente me dice que no permita que se case con otro hombre.

Miguel: creo que usted nunca ha sabido distinguir sus verdaderos sentimientos. Debería de hacerlo antes de arreglar su compromiso y como siempre no me va a escuchar.

Nicolás: agradezco tus palabras. No puedo vivir sin saber cómo esta y si tan siquiera me hubiera contestado mi comportamiento fuera diferente y mi padre paso por lo mismo que yo estoy pasando. Jamás pensé que repetiría la historia de mis padres, solo existen dos diferencias en esa historia y es que mis padres nunca estuvieron comprometidos y ella jamás ha tenido ningún pretendiente, pero eso nunca ha pasado porque nunca lo he permitido.

Miguel: le recuerdo que el pretendiente de su madre era su suegro. Él se dio cuenta que no amaba a su madre al conocer a su esposa, seguramente como no estaban destinados a estar juntos y por eso ustedes se enamoraron de las hijas del señor Silverman.

Nicolás: sabes que nunca he estado enamorado de ella. Porque lo único que siento por Luciana es costumbre, pero me molesta la sola idea de que no esté a mi lado.

Miguel: lo mejor sería que se olvidara de la señorita Silverman de manera definitiva. Nada más que un hombre que no está enamorado no se comporta como usted siempre lo ha hecho.

Nicolás: no quiero que me digas que estoy mal en cuidar lo que es mío. Esto únicamente lo hago para protegerla y llego el momento de ir a verla.

Él se levanta de su asiento para salir de su despacho. Nicolás llega a los pocos minutos a la salida y cuando lo hace se sube a su auto y de esa manera empieza a conducir para dirigirse rumbo a su destino.

En la casa de la familia Silverman

Daniela: menos mal que nuestro padre hablo con Matías. Solamente que no me dejo que me despidiera de él y quiero que me digas si ya te sientes bien.

Luciana: eso me lo has preguntado muchas veces y siempre te digo que estoy bien. Además, no quiero que te sientas mal por ser feliz, quiero que me prometas que lo serás sin importar lo que pase y quiero que lo hagas en este momento para que me pueda ir tranquilar hacer mi viaje, pero lo pienso hacer hasta que te cases, porque para mí es una promesa que tendré que cumplir.

Daniela: te prometo que seré feliz y no creo que nuestros padres te dejan ir sola a tu viaje. No quiero que lo hagas y sobre todo no quiero que el piense que vas a salir huyendo.

Luciana: él puede pensar lo que él quiera. Sabes que unos de mis sueños siempre ha sido viajar y eso significa que no saldría huyendo.

Daniela: quien sabe cómo va a reaccionar nuestro padre cuando se lo digas. Seguramente también lo vas hacer, porque así evitaras verlo.

Luciana: me enamore de él desde que era una niña. Esta noche se terminarán todas las ilusiones que tenía, ya que este amor que sentía nunca pudo ser.

Ellas siguen conversando hasta que de repente ven a Nicolás entrando a la sala. Luciana nunca se esperó que viniera al verla el mismo día que termino con ella, pero su hermana se va para dejarlos hablar a solas y Daniela no estaba segura si había hecho bien en hacerlo y él toma asiento para hablar con Luciana.

Nicolás: ha pasado unas cuantas horas desde que termine contigo. Solamente he venido a decirte que me casare contigo y lamento lo que te hice sufrir cuando te envié ese mensaje.

Luciana: ahora la que no se quiere casar contigo soy yo. Necesito pedirte que no me sigas buscando y te recuerdo que tu terminaste conmigo.

Nicolás: eso sería imposible. Porque eso es lo que haremos, así que quiero que te prepares para que tengas tu boda y si me sigues diciendo que no para la próxima vez que te vea te hare mi mujer.

Luciana: no sabes lo que estás diciendo. Además, me dijiste que necesitamos en tu vida a una verdadera mujer y no entiendo que es lo que estás haciendo en mi casa.

Nicolás: me he dado cuenta que esa mujer eres tú. Nada más que mañana vendré que hablar con tus padres para decirles la fecha de nuestra boda.