Dijo que llegaría en una hora, me quedé allí mismo, en ese baño público... las ganas de vomitar fueron tantas que lo hice, una, otra y otra vez.
Sentía el sabor asqueroso, me sentía horrible, miraba mí blusa y me daba arcadas nuevamente. Era asqueroso por qué no podía quitarme, seguía teniendo la marca que esa bestia asquerosa había dejado.
No pude evitar volver a vomitar unas veces más.
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Narra Adelaine
Estaba en el cumpleaños de la que era mí suegra, Sofía estaba muy contenta, le parecía muy divertido uno de los Mariachis, ella estaba realmente muy emocionada, saltaba y saltaba.
- Mami, mami podemos cantar algo? - dijo sonriendo de oreja a oreja.
- Sí mí amor pero que cantamos? - dije siguiendo el juego.
- No sé mami porfa, empeza vos y yo te sigo por faaaa - dijo tomándome de la mano.
- Bueno amor, voy a buscar algo en mí celu - veo la pantalla con la notificación de llamada entrante, número desconocido- amor, alguien me llama, espérame un rato.
- Bueno mamá - se fue a mirar a uno de los Mariachis más de cerca.
- Hola - dije.
- Hola profe... Soy, ssoy Alexandra - le temblaba la voz.
Al terminar la llamada fui a dónde estaba Sofía.
- Mí amor mamá tiene que salir por unas horas, te quieres quedar con tata? - dije arrodillada para llegar a su altura.
- Sí mamá - me dio un abrazo y un beso en el cachete.
- Te amo - le dije.
- Te amo - respondió tomando a su abuela de la mano.
- Perdón Lore, tengo que atender una crisis, me la cuidas por favor - dije mirando a mí niña.
- Tranquila hija, ve a hacer tus cosas sólo cuídate mucho, te quiero - dice la dulce señora.
- También te quiero Lore, gracias - con eso me despedí.
Tardé como 40 minutos en llegar a la ciudad de dónde era Alexandra, había mucho silencio para ser una ciudad en construcción, llegué a la parada de buses.
Marqué al celular de Alexandra...
- Hola - dijo en un hilo de voz.
- Hola Ale, dónde estás? - dije mirando por todos lados.
- Estoy en un baño, en la parada - dijo en voz baja, casi inaudible en ese momento se comenzó a escuchar la voz de alguien más.
- Estás sola? - pregunté.
- Ven por favor, estoy aquí - dijo llorando.
Me bajé del auto, comencé a caminar por la plaza ubique el baño, había unos muchachos golpeando la puerta, intentando abrirla.
- Muñeca, abrí la puerta, te haremos compañía - Dijo el más alto de ellos.
- Hace una hora entraste chiquita, nos vamos a divertir - dice el más bajo.
- A ver qué están haciendo?- dije al llegar ahí.
- Qué se le perdió Mamita hermosa - dijo el bajo.
- No les importa, váyanse - dije enfrentando a esos dos adolescentes ebrios.
- huy, huy y por qué me iría si quiero divertirme un rato, si no puedo con ella lo intentaré contigo Mamita - dice el Alto.
- Niño drogadicto de mierda te me vas de acá, ya o lo vas a lamentar mierda - dije furiosa.
- Amargada, ya nos vamos perra - dijo saliendo de ahí.
- Perra serás tú niño feo - dije cerca de la puerta.
Me aseguré de que ya estaban lejos para hablar con Ale.
- Ale, estás? - pregunté.
Abrió la puerta, estaba con la cara de haber visto un fantasma, estaba pálida, comenzó a llorar en mis brazos.
- Qué pasó nena?- le pregunté.
- Odio mí vida, odio mí familia - dijo llorando y temblando.
- Qué pasó?- pregunté limpiando sus lágrimas.
- Mira mí remera, es un asco ese burro me dejó su marca - comenzó a tener arcadas y vomitó.
- Te la voy a quitar, alza los brazos - dije muy seria.
Alzó los brazos y le quité la remera, miré con más atención la prenda, eso era semen. Se me subió un calor y la rabia.
- Quién te dejó ésto? - dije molesta.
- Mí tío - respondió escondiendo su rostro entre las manos.
- Vayámonos de aquí - me quité la manga larga que traía para ponérsela y poder salir de allí.
Llegamos al auto, ella se desmoronó en mí auto, me asusté.
- Ale, estás bien? - dije tomando con mis dos manos su cara.
No me respondía, sus ojos estaban cerrados pero seguía respirando ella se había desmayado.
Me subí al auto y me dirijo al hospital más cercano a 20 minutos de allí en otra ciudad.