Me enamoré de ella

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-Creo que nunca he sentido esa sensación Dra, creo que me he dedicado a sobrevivir y no a vivir, no he bajado la guardia ni un solo día.

- A qué se debe eso? de que te tendrías que mantener alerta? - pregunta mirándome con esos ojos saltones y el bolígrafo listo para trazar líneas con mi respuesta.

 

- no creo que me creas y la verdad mi vida está llena de lobos vestidos de ovejas, esa es la definición más cercana que tengo para describir el porque no me he descuidado, duermo con un ojo abierto, no hago movimientos bruscos, no respiro fuerte, me mantengo en la total oscuridad. Triste pero cierto aunque no me creas una vez hables con mi familia  - respondo prestando atención a sus gestos, a su mandíbula apretada, a sus manos buscando la forma de llegar más dentro en la conversación.

- eso se llama juzgar, soy una profesional Ale, llevo años atendiendo casos de todo tipo y sé que un paciente nunca miente, por eso estoy aquí para ayudarte, si no te sientes cómoda ahora lo entiendo pero todo lo que me digas no va a salir de esta habitación no necesitas estar a la defensiva conmigo, yo no represento ningún tipo de peligro, puedes confiar en mí - dijo amablemente y con una pequeña sonrisa.

- sabes cuántas personas me han dicho eso? tengo miedo de pedir ayuda porque no creo que puedan ayudarme y no es que no confíe en tu trabajo es que no puedes hacer mucho por mi, mi familia es mi verdadero problema y aún así los protejo, puedes decirme que mañana cuando salga no tendré que volver a mi casa, puedes hacer eso? es que tengo miedo de que lo pague con más dolor, me entiende? - pregunté mirando mis manos que comenzaban a temblar y sudar.

- te entiendo, cuesta mucho pedir ayuda pero no estás sola, quiero que pienses en esas personas que están afuera y me digas si piensas que te van a dejar sola - dice apuntando por la ventana.

- yo…. no sé - dije a punto de llorar.

- la enfermera me contó que escuchó gritos en la habitación, también como te presentaste, quieres hablar de eso? - dice

- yo… bueno, tuve una pelea con mi madre, bueno, realmente no sé qué pasó exactamente - respondí.

- ¿Cómo te hizo sentir la pelea que tuvieron? - dice buscando alguna respuesta por mi parte.

- pues me ha dado más ganas de matarme y mira que ganas no me faltan para hacerlo, te soy sincera. -  respondí con lágrimas en los ojos.

- desde cuando tienes esos pensamientos de muerte? 

- a ver te soy sincera ni lo recuerdo, desde hace mucho tiempo, por ponerle 6 años.

- 6 años? - pregunta abriendo los ojos como platos.

- sí, supongo que sí, te explico, estaba en un internado de monjas ubicado en la Capital, todas las noches rezaba porque era algo obligatorio pero encontraba la manera de susurrar un pedido, el mismo desde el primer día con tanta fuerza y era que el señor me llevara con el, que me iba a portar bien.

- entiendo, ¿te portabas mal? 

- no sé, es lo que decían los mayores - respondí.

- hace cuanto tiempo te cortas?

- comencé a los 10 años y ya no pude parar, era como algo que me tranquilizaba, algo que merecía, poco a poco se me fue la mano y lo que ves hoy es a causa de tantos años necesitando esa endorfina por mi cuerpo.

- ya veo, te comento que vamos a hacer con la Dra Ruth, vamos a medicarte por 24 horas y volveremos a venir para ver cómo te encuentras, ahora voy a pedir que no te pasen llamadas para que puedas estar estable, te parece? 

- si, pero mi madre va a armar lío si no me pasan el celular, ella no es muy comprensiva.

- de eso nos vamos a ocupar nosotras, no te preocupes, tienes que descansar, voy a llamar a los profes para que entren, esta bien? 

- si, gracias.

 




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