Me enamoré de Penélope

Capítulo 20

Era un fin de semana largo el que le seguía a ese, uno con dos feriados, James y Vinny entendían que los Holt iban a irse de vacaciones como siempre hacían llevando a Gia consigo. Lo que nadie se esperaba era que me extendieran una invitación.

“¿Qué más vas a hacer, Max?” Preguntó Penélope cuando rechacé la invitación.

“No sé… ponerme al día con mis estudios.” No tenía qué más hacer si era sincero. No quería volver a mi casa con mis padres a pasar cuatro días viendo sólo sus caras y encerrado en mi habitación, que estaba destripada de mis cosas y ahora servía como cuarto de invitados.

“James se va con sus hermanas, Vinny vuelve a la villa de sus padres. Te vas a quedar completamente solo. Vení con nosotros.”

“Ya son muchos.” Dije.

“Mientras más, mejor. A mi mamá le va a encantar verte. Gia siempre viene así que no es novedad. Papá no deja de preguntar por vos, ¿no, Brandon?” Penélope me tomó las manos y sentí la electricidad recorrer todo mi cuerpo.

“Lo que sea.” Dijo él de mala manera.

“Tenemos varias habitaciones y espacio para más de doce invitados. No tenemos que vernos todo el tiempo.”

Tenía miedo. Tenía miedo de que mi pequeña obsesión por Penélope se notara demasiado si pasábamos más tiempo juntos del debido. Para mí, verla, hablar con ella, tenerla enfrente, poder ver sus entrenamientos, compartir el espacio del club era más que suficiente. Irme con ella a vivir con ella por cuatro días parecía excesivo y algo riesgoso. No quería destruir mi fachada diciendo algo estúpido, haciendo algo fuera de lugar, comportándome incómodo.

“Estoy bien, Penny. Voy a estar bien por cuatro días.” Le dije.

Ella miró a James con esperanza de que la ayudara. James nos vio a ambos y me llamó con la mano. Salimos al hall del ártico donde después de cerrar la puerta para darnos privacidad, él se inclinó levemente sobre mí. “Estaría bien que alguien estuviera con las chicas y Brandon…, ya que Brandon está cada vez peor con su tema desde el incidente.” Él me miró cómplice. “Me gustaría ir, pero tengo que llevar a mis hermanas de viaje, es algo que no puedo evitar y Vinny no puede escaparse de sus padres, son persistentes y algo dependientes de él, por algo es un malcriado que tiene lo que quiere.”

“James. No puedo.”

“Sos el único que no tiene obligaciones. Sólo… pensalo.”

Y lo pensé, lo pensé por dos días. Recordé el estado de Brandon y recordé el miedo de Penélope y Gia fuera de ese baño. Entendí que estaba con ellos o contra ellos, así es como se manejaban y yo quería estar con ellos, quería ser parte de ellos. Todos hacían lo que James decía y para ser parte de ellos yo también tenía que seguir esa regla. Él me había pedido algo, me estaba pidiendo un favor, no me había dado una orden pero se sentía más como un mandato que otra cosa. De igual manera, sentía que se lo debía. Él había estado de mi lado en el incidente de Donovan, me había dado refugio y me había extendido una mano y protección. Se había sentido bien sentir el apoyo de James, lo quería nuevamente. Quería que siguiera viéndome de la misma manera.

Quería tantas cosas.

Al tercer día le dije a Penélope que podía ir con ellos y aunque Brandon no estaba del todo feliz con la noticia, tampoco parecía descontento. En vez de ser áspero y hostil, evitaba el tema por completo. No es como si habláramos mucho y después de que lo había visto vulnerable se dirigió menos hacia mí, como si estuviera todavía midiendo si tenía que sentirse avergonzado o amenazado por mí.

Pero entendí por qué a Brandon no le molestó mucho la idea de que fuera con ellos cuando llegué a la casa de los Holt el jueves en la mañana. Después de un corto viaje en avión, en el cual volamos en primera clase, —todo pagado por el padre de Penélope y Brandon— nos subimos a la limusina que esperaba por nosotros en el aeropuerto. Cuatro copas de champán estaban en los asientos traseros. Brandon tomó el suyo y se sirvió más, las chicas brindaron conmigo y yo sólo tomé un sorbo porque era muy temprano para ingerir alcohol.

Viajamos en la limo mientras Gia descansaba con su conjunto de viaje, algo suelto de algodón gris y un antifaz para dormir, contra la ventanilla. Brandon estaba concentrado en un libro y Penélope disfrutaba de la vista mientras yo disfrutaba de su compañía.

Había empacado pocas cosas en mi valija, era el único que llevaba una, ya que incluso Gia tenía mudas extras de ropa en el campus y en la casa de los Holt. “No tenías que traer nada, tenemos cosas de sobra.” Me dijo Penélope cuando me vio cargando con la valija. “Prefiero mi ropa.” Le respondí.

La limusina tomó un giro en una colina y a lo lejos pude ver la mansión que se levanta sola entre hectáreas de césped cortado al ras. Ya tener que cortar toda esa extensión de césped debería haber valido una fortuna.

Las rejas principales se abrieron cuando la limusina se encimó en ellas y nos dio paso entre un camino de árboles cortados en forma de cono, todos a la misma distancia. La estancia tiene una fuente principal rodeada de arbustos y flores, donde la limusina dio su giro para dejarnos frente a las escaleras de la entrada. La mansión es todo lo que uno se puede imaginar de una familia que escaló rápidamente socialmente. Moderna con un toque vintage. Se nota que tuvo sus décadas pero fue refaccionada en los últimos años. A la derecha podía ver el lago al cual daban varias mansiones, —todas separadas por hectáreas de jardines— y a la izquierda un campo de golf privado.




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