Me enamoré de ti

XIII

Me habían dado de alta, ya me encontraba en casa procesando todo, la verdad que después de todo lo que me dijo Bar me dieron más fuerzas para seguir luchando por esto, por mi bebé.

sé que ahora todo va a cambiar, ya no podré ir a la universidad y aunque ese era mi sueño, sabía que otro sueño está creciendo en mi. también que cuando le cuente a mi madre iba a pegar el grito al cielo y abriría bastante los ojos, yo la verdad estaba temiendo ver su reacción, estoy segura que va a preguntar por el padre y yo no sabía que respuesta le daría.

no he vuelto a la empresa, mi amiga como la excelente abogada que es se las ingenió para que me dieran una incapacidad de 5 días, este ya era el segundo y a medida que los días pasaban, mis nervios iban aumentando, porque eso significaba verlo a él.

y Dios sabía lo gelatina y boba que me ponía con su presencia y ahora que le tengo que contar de esta noticia, también me daba un poco de miedo saber cómo iba a responder, si quiere al bebé o no me quiere ver ni en pintura. el apoyo de Bárbara me renconforta, saber que ella está apoyándome a pesar de todo, se siente muy bien.

hoy le escribiría a mi madre y mandaría un cheque a dónde está para que venga a visitarme, prefería contarle las cosas personalmente y no por una llamada.

-es hora de levantarse.

una Bar aparece con una bandeja llena de comida. vaya que estar embarazada tenía sus beneficios, ella nunca me hacía el desayuno.

-te prepare esto, ya que si fuera por ti no comes en todo el día, y tienes que aceptar que ahora hay otra criatura hermosa creciendo, la cual yo voy a ser todo lo posible para que crezca sano y fuerte.

-Bar, ni siquiera un feto es.

-lo se. ahora que hablas de eso tenemos que ir al médico.

-¿otra vez? -pregunto cansada.

nunca me ha gustado el ambiente a hospital.

-si niña, nos dijo cuántos tienes de semanas pero hay que seguir llevando te a control si quieres que todo salga bien.

ruedo los ojos.

-esta bien.

-come, yo ya me voy al trabajo.

asiento y ella deja un beso en mi cabeza para luego desaparecer por la puerta, de verdad ¿que haría yo sin ella?

te mueres.

probablemente.

empiezo a desayunar viendo el teléfono. mi dedo se mueve constantemente al chat de mi madre pero no me atrevo a escribirle. cuando termino de comer me levanto y camino hasta la cocina, dejo los platos ahí, ni siquiera Bar me deja lavar los platos, anda paranoica con el tema del bebé, pero bueno tampoco es como que tenga ganas de lavar los trastes, a nadie le gusta hacer eso.

vuelvo a la habitación y tomo el teléfono, antes de que me arrepienta marco su número. lo llevo a mi oreja escuchando los pitidos.

al tercer pitido contesta.

-¡Kate! -separo mi oreja del teléfono -por amor a Dios y este milagro.

-hola mamá.

-no cielo que bueno escucharte, ¿cómo estás?

-bien madre ¿tu cómo estás?

-pues no tan bien, llevo dos meses sin saber de ti ¿cómo crees que este?

-lo siento madre, sabes que me puedes llamar cuando quieras.

-me lo dices a mi, que de cosa se poner la alarma en este teléfono. por eso espero siempre que me llames, aunque tu nunca lo haces -me reprocha.

-lo se y perdón por eso no volverá a pasar.

-eso espero Katerine.

-madre te quiero decir algo.

-pues suéltalo no se que estás esperando.

-no, te lo quiero decir presencialmente ya sabes, cara a cara tu y yo.

-¿es grave?

-no se cómo lo vayas a tomar tu.

-o sea que si es grave, Dios Kate ¿en qué lío te metiste? dime qué no te despidieron.

-¡no! no te preocupes que nada de lo que te imaginas es. te voy a enviar mañana el cheque para que estés pendiente y cuanto antes puedas venir.

-la verdad hija que me estás asustando, ni para navidad me quieres tener cerca.

-no digas tonterías, yo siempre te quiero cerca, es que lo que necesito decirte es muy importante y no te lo puedo decir por teléfono.

-esta bien.

-bueno.

-hija, ¿cómo vas con el trabajo? ¿ya recogiste el dinero para el semestre?

una punzada de dolor llega a mi, si supiera que ya no voy a ir a la universidad.

-todo eso te lo contaré aquí madre.

-pero ¿cuál es el misterio? ni que te hubieras metido con un narco, oh ¿es eso?

-no claro que no, no preguntes más porque no te voy a decir nada.

-bueno, entonces nos vemos cuando me envíes el cheque.

-adiós mamá.

-adiós cuídate.

cuelgo y siento un peso menos en mi cuerpo, aunque todavía quedaba otro peso y era contarle a Oliver todo, Dios quiero desaparecer.

el día pasa y llega la noche, estoy en la sala viendo un dorama cuando por la puerta aparece Bar con una cara de los mil demonios.

-¿y ahora que te pasa?

-te juro Kate que lo odio, uy está me las paga -dice enojada.

-¿quien? ¿de que hablas?

-del imbécil de Adner. otra vez me robó el caso, no se conforma con uno y me quiere robar otro otra vez, pero ah no eso no se queda así.

-cálmate Bar ¿que piensas hacer?

-buscar el pasado de mierda que tiene, lo voy a hundir Katerine y no me dolerá el corazón al hacerlo, lo odio -chilla como una niña pequeña.

-estas diciendo tonterías Bárbara, ¿de dónde vas a sacar eso?

-no lo sé, pero de qué lo hundo lo hundo.

entonces en 3 segundos empieza a llorar.

-soy patética Katerine, ni siquiera un caso puedo permanecer junto a mi.

-no lo eres.

-si -se frustra más.

-no, ya vendrán nuevos y mejores casos que ese ya verás.

-no Kate, esto se está saliendo de mis manos, ya no tengo casi dinero y la renta viene en 10 días.

-oye ¿y mi dinero que? yo la pago y fin del problema.

-la pagaste la vez pasada no voy a dejar que lo hagas de nuevo no es justo.

-eres mi amiga, y me estás apoyando en mi embarazo deja que te lo pague con algo.

la miro esperando que ceda.

-esta bien, pero nada más será este, luego yo veré como consigo el dinero, así sea debajo de las piedras.



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En el texto hay: romanace

Editado: 23.03.2024

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