Me enamoré de ti

XXI

Su reacción me asusta; el sonido de mi corazón aumenta y siento miedo. Lo miro, su expresión es un poco... No sé ni cómo describirla, tal vez ¿furia? Pero también veo decepción y eso hace que mi pecho se oprima de dolor.

-¿no vas a responder? -dice con calma pero en sus ojos veo que se está conteniendo.

-lo que escuchaste. -le suelto seca.

Sonrie con sorna.

-está bien Katherine, ¿que quieres que te diga? -se acerca más a mi y yo por instinto retrocedo.

-no se, ¿la verdad? Solo sé sincero.

Observo cómo aprieta sus labios y temo por lo que vaya a salir de sus labios.

-pues aunque no lo creas, me es sorprendente, todo. No creí que aquella noche...

-no hablemos de eso -le corto. -de verdad no.

Se lleva las manos a la cabeza frustrado y mis ojos se aguan por no se cuánta vez en la mañana.

-creo que mejor me voy.

-¿vas a huir? -su mano en mi brazo me detiene. Lo miro expectante -me sueltas la noticia así como si nada y lo único que se te ocurre es salir y ser...

-¿que? -lo encaro al ver que no termina la frase.

-una cobarde. -me suelta lentamente y no me mira a los ojos.

Muerdo mi labio e inhalo un poco de aire.

-ok, ¿sabes? No tienes de que preocuparte, yo también pienso que soy una cobarde. -retengo las lágrimas como puedo. -si te interesa, sabes dónde encontrarme.

Me levanto y esta vez no me detiene. Busco con la mirada mi teléfono y cuando lo veo en la mesita, me inclino a tomarlo.

-por lo menos déjame llevarte a tu casa.

-no te tomes la molestia. Todavía no tienes que hacerte cargo del bebé.

Sus manos se empuñan con enojo y no me importa.

-¡eres increíble! solo trato de ser amable contigo.

-y yo no te lo estoy pidiendo. No quiero tu lastima Oliver, yo solo quiero... -me quedo en mis pensamientos y luego digo -olvídalo, si quieres llevarme, adelante. Ya me cansé de pelear contigo.

Él se levanta y me pide que espere un momento, asiento y él desaparece de mi vista. Cuando no está, suspiro aliviada.

Me siento aliviada y en paz, aunque, también me siento mal porque esperé de todo menos su indiferencia. Prendo mi teléfono y le envío un mensaje a mamá diciéndole que ya voy en camino.

Observo a mi alrededor y caigo en cuenta de algo. Hay una botella de alcohol descorchada en la zona de licores. ¿Pensaba embriagarse?

-¿que haces? -doy un brinco y me doy cuenta que me había acercado a la zona de licores.

-¿vas a tomar?

-¿vas a dejar de inmiscuirte en mis cosas?

Aprieto mis dientes.

-si piensas ahogar tus penas adelante, señor. Pero espero no recibir un mensaje suyo o llamada pidiéndome que lo visite -mascullo queriendo decirle varios insultos.

Oliver me ignora y camina a lo que creo que es la salida. Ruedo los ojos y le sigo.

Llegamos a la salida de su casa y Oliver se va a la zona de garaje. Lo espero hasta que aparece enfrente mío. Sale del carro y me contengo de no rodar los ojos cuando me abre la puerta.

Ahora quiere ser caballeroso, sonrío con ironía y entro al carro.

Cierra la puerta del copiloto y da la vuelta al carro para luego entrar por la puerta del piloto.

"ni modo que por la ventana boba."

Me río ante las estupideces que dice mi mente.

Lo pillo mirándome y sacudo mi cabeza mientras miro por la ventana, ocultando mis mejillas sonrojadas.

Oliver arranca el coche y conduce.

No sé cuánto tiempo pasa, pero mi estómago empieza a rugir, reclamando comida. Sigo viendo la ventana, la verdad no he volteado a mirarle en ningún momento. Creo que todavía me queda un poco de orgullo y dignidad.

"si tú lo dices..."

Paramos en un semáforo, veo por el rabillo de mi ojo izquierdo como hay un puesto de tacos y justo mi abdomen vuelve a exigirme comida. Me abrazo concentrándome en el edificio que veo en la ventana.

Escucho el sonido de la puerta, me enderezo y noto que acaba de bajarse.

¿Ahora que?

Oliver se acerca al puesto de comida y veo como se compra uno. Me sobresalto cuando escucho el sonido de los carros pitando. Entonces caigo en cuenta de que el semáforo sigue en rojo. Él no sé si se da cuenta o no pero parece no importarle.

Reacciono de inmediato cuando veo que se está acercando con una bolsa en las manos. Saco mi celular y hago que lo estoy mirando, siento como mi corazón late fuertemente.

Escucho como entra, pero no alzo la mirada en ningún momento. Es cuando veo que frente a mis ojos está la bolsa, me la está dando.

-no tengo hambre.

-déjate de idioteces y come.

-no quie...

-es una orden. -me dice mientras vuelve a conducir.

-ya te dije que no quiero.

Choca su puño con el volante y me pongo nerviosa.

-definitivamente contigo no se puede. Joder, no me hagas darte de comer Katherine.

-está bien -macullo de mala gana y abro la bolsa.

El olor de la carne me llega y se me agua la boca, sin más le doy un mordisco probándolo.

Esto está extremadamente delicioso.

Mis ojos sin querer caen en él, odio la estúpida sonrisa burlona que tiene en estos momentos.

-¿no tenías hambre eh?

-¡jodete imbécil!

Termino de comer el taco y echo la servilleta de papel en la bolsa para luego hacerle un nudo y colocarla en mis piernas.

Ignoro mis ganas de querer mirarle de nuevo y me concentro en el trayecto.

Luego de un largo trayecto llegamos al edificio donde vivo.

-gracias por traerme -me desabrocho el cinturón de seguridad y abro la puerta.

-te acompaño.

Frunzo el ceño mirándole.

-basta. Puedo cuidarme sola, no necesito que un hombre me proteja.

Mis palabras se las pasa por el trasero ya que sale del carro. Bufo y cuando veo él ya tiene la puerta de mi lado completamente abierta para que salga.

-gracias.

Salgo del carro sosteniendo la bolsa con una de mis manos.

-¿que haces con eso? Déjalo en el carro.



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En el texto hay: romanace

Editado: 23.03.2024

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