Veo como Oliver sale de la habitación y empiezo a llorar. Se ha ido y aunque siento que esto es lo correcto, no deja de dolerme. Cierro la puerta y me acuesto de lado en mi cama, quisiera culpar a mis hormonas del porqué de mi llanto pero esta vez, me duele demasiado. Pensé, por un momento pensé, que él iba a permanecer conmigo, yo... solo fuí muy estúpida.
Mis mejillas se mojan más y no puedo controlar el grito que ahogo, cuando entierro mi cabeza en la almohada. Me quedo un momento así, solo escuchando los sonidos de mi corazón y sintiendo las lágrimas descendiendo por mi piel.
Mi respiración se vuelve más pasiva, pero no dejo de llorar, desearía solo dejar de hacerlo pero, no puedo, muy en el fondo sé que lo necesito. Tengo que desahogarme para poder continuar, la vida se trata de eso, de estar bien y al mismo tiempo sentirse mal, y no importa la razón, pero creo que es fundamental liberarnos de todas esas malas emociones y cargas que tenemos en nuestra vida cotidiana. Hemos visto a los que no lloran como fuertes y a los que si lo hacen, cómo los más débiles y no nos paramos a pensar por un rato, que ambas personas sufren, solo que su forma de reaccionar y sobrellevar las cosas, es diferente.
Yo lamentablemente crecí con ese concepto, de que para ser fuerte, tenía que reprimir todos mis sentimientos y guardarlos. Pero con el paso del tiempo, esas emociones hacían que yo en algún momento explotara, ya sea por cualquier motivo o circunstancia. Y cuando explotaba, lloraba por todo lo malo que había pasado y que no había desahogado en su momento.
Es irónico porque la Kate del pasado me hubiera dicho que no vale la pena llorar por alguien que no desea estar a tu lado, pero la de ahora, solo llora porque le duele y no vé esto como un signo de flaqueza.
Para ser fuertes, es preciso llorar.
Las horas transcurren y aprieto mis rodillas contra mi pecho, sorbiendo mi naríz. Siento como que tocan la puerta, pero, ignoro el sonido. Mis ojos empiezan a sentirse pesados y me quedo profundamente dormida.
Me despierto asustada, producto del fuerte relámpago que resuena en todo el lugar. Ya es de noche, me estiro, quitando todo el sueño de mi cuerpo para luego ir al baño. Hago mis necesidades y cuando vuelvo a la habitación, me topo con el sobre en la mesita de noche. Camino con curiosidad, justo se me había olvidado revisar de qué se trataba. Lo agarro y raspo el papel que cubre la apertura, siento mi corazón latir fuerte, se me hace extraño esto y odio sentir como los nervios me arrasan, sintiéndolo a flor de piel.
Mi ceño se frunce cuando me encuentro con una letra muy conocida para mí.
"Hola pequeña, sé que te fallé y en estos momentos, probablemente no quieras saber nada de mí, pero pienso quedarme con el pensamiento de que todavía me extrañas. Por mi parte, anhelo estar contigo, tus abrazos y tus palabras. Esa chica que viste el otro día, no significó nada para mí, siempre serás tú y solamente tú. Te sugiero por favor, que nos veamos para poder solucionar lo nuestro. Si deseas hacerlo, sabes dónde encontrarme.
Espero que te encuentres muy bien y que cuando leas esta carta, no sea demasiado tarde.
Te amaré por siempre, mi pequeña Kate.
Atte: Lucas."
Aprieto la mano en puños mientras sonrío con cinismo, no deja de sorprenderme la clase de persona que es y no puedo creer lo gran mentiroso e hipócrita que son sus palabras. Aunque, muy en el fondo sé que en parte esté arrepentido y desea que lo perdone pero, lo que me hizo me dejó en claro desde hace rato, que él no me ama y nunca me amó. Nuestra relación se basó más en yo complaciéndolo en todo y me enoja que yo haya actuado de esa forma en el pasado. Pero, esto me sirve como aprendizaje, no solo a escoger muy bien mi próxima pareja sino también, a ponerme a mí en primer lugar.
Miro el fondo de la caja y me doy cuenta de algo, colocó una foto de los dos; en ella, aparecemos los dos abrazados en un museo, recuerdo muy bien ese día. Estábamos muy apurados porque ya teníamos una cena programada con mi mamá pero, a él se le ocurrió la magnífica idea de explorar el nuevo museo que acaban de inaugurar días antes. En resumen, yo terminé mintiéndole a mi mamá sobre la llegada a tarde a su cena.
-basta.
Volteo la foto al otro lado y encuentro nuestras iniciales, escritas por mi letra. La puerta la tocan nuevamente y guardo rápidamente la foto en la caja, para después meterla por debajo de mi cama. Camino y quito el cerrojo que no me había dado cuenta de que estaba puesto, para ver el rostro preocupado de Barbara.
-¿Qué pasó? -pregunta y me mira con sospecha.
-pasa.
Dejo la puerta abierta y ella la cierra tras entrar en mi cuarto. Camina y se coloca en frente de mí, esperando a que empiece a hablar.
-me dijo que nos diéramos un tiempo y esperábamos a ver qué pasaba.
-¿En serio? luego de que confunde tus sentimientos y te besa, para después, formar casi un escándalo afuera de la casa, él solo decide ser un cobarde e irse -me quedo en silencio ante su respuesta, por más que quiera defenderlo, mi amiga tiene un poco la razón.
-yo siento que en parte, fue una mejor decisión. Si seguíamos por este camino del tira y afloja, las cosas seguirían siendo lo mismo y él no terminaría con su novia.
Cierro mis ojos maldiciendo al darme cuenta de lo que acabo de soltar.
-me estás diciendo que le fue infiel a su novia contigo -Barbara abre sus ojos sorprendida.
-si.
Ella se queda en silencio, sumergida en sus propios pensamientos.
-el caso es que... Me va a dar todo lo necesario para el bebé.
Su mirada se ilumina.
-bueno al menos algo positivo de todo esto -se encoge de hombros.
-ajá pero, siento que no es necesario que me pague todo, yo misma puedo trabajar y mantener a mi hijo.
Ella se echa a reír a carcajadas. Luego de un tiempo, me mira seria.
-no seas bobita, él es el padre de la criatura y si él dice que se va a hacer cargo de todo pues tú, solo deja que tome responsabilidad. Porque sabemos las dos, que esto es lo que tenía que hacer desde ya hace un tiempo.