Oliver
La sangre me hierve al ver a la mujer rubia de ojos claros, con una expresión de sorpresa e impacto. Tenía entendido que se iba a mudar a esta ciudad pero no me imaginé que lo haya hecho en el mismo edificio donde vive Katerine.
-me puedes decir, ¿Qué diablos haces aquí? -aprieto un poco su brazo, sin llegar a lastimarla.
Ella aparta la mirada de mis ojos, producto de sus nervios.
-creo que tú eres el que tienes que responder esa pregunta -murmura, su pecho sube y baja muy rápido, por lo que está nerviosa.
-a ti no te debo explicaciones.
-pero a ella si y no le va a gustar nada cuando se entere de lo que estás haciendo.
-¿A qué viniste?
Ella duda en responder pero termina diciendo: -necesitaba pronto un apartamento.
-estás mintiendo -aprieto mis dientes sintiendo como empiezo a perder los estribos.
-¡no! Muy bien lo dijiste tú, no tengo por qué darte explicaciones ni mucho menos, tienes derecho a tratarme así -se zafa de mi agarre-. Ahora sí me permites, tengo cosas más interesantes que hacer.
-no he terminado contigo.
-pues yo si.
Va a pasar por mi costado pero, la detengo, poniendo mis manos sobre sus hombros.
-más te vale que esto quede entre nosotros, así que no te conviene contarlo -susurro en su oído, al cabo de segundos ella se ríe bajo.
-no me hagas reír, imbécil.
Ella desaparece rápidamente haciendo resonar sus tacones. Por mi parte, miro a ambos lados del pasillo y entro en el ascensor.Cuando llego al estacionamiento, le doy un billete de mi cartera al chico que los cuida, para después, buscar e ingresar en mi carro y salir lo más pronto que pueda de ahí.
Mi corazón bombea al saber que le voy a decir la verdad de todo a Hanya, no sé cómo vaya a reaccionar y temo que esto no termine en malas condiciones. Miro la puerta frente a mí, un lado de mi cabeza me dice que huya y la evite por unos cuantos días, pero, le fallé y lo mejor sería que ella se entere del porqué. Con ese pensamiento en mi mente, introduzco la llave y muevo la manija, al abrir la puerta, todo luce como lo dejé; botellas de Whiskey tiradas en el piso y el collar de esmeraldas que le regalé en su cumpleaños, reluciendo en la mesa del comedor, me hace darme cuenta de que todavía sigue aquí.
Camino hacia la zona de las habitaciones y cuando llego a la nuestra, me detengo hasta entreabrir un poco la puerta. Entonces la veo, ella está sentada con el celular presionado en su pecho y en su rostro se ve que no durmió bien en toda la noche y sobretodo, hay preocupación en sus ojos verdes. Me armo de valor y entro por completo a la habitación, el chirrido de la puerta suena y Hanya me mira corriendo hacia mí, apenas me ve. Su aroma a rosas me envuelve cuando me abraza con fuerza, enterrando su cabeza en mi pecho.
-cariño... Pensé que algo malo te había sucedido -su voz aliviada me confirma que estaba preocupada por mí.
Trago el nudo que se quiere instalar en mi garganta, tomando su rostro.
-tenemos que hablar Hanya -sus mejillas se sonrojan y asiente.
Caminamos hasta sentarnos ambos en la cama. Sus ojos me recorren de pies a cabeza y se detiene en mi cabello húmedo, de inmediato frunce su ceño.
-¿Dónde estabas?
-a eso voy pero por ahora, solo necesito que me escuches con atención.
-si me vas a decir que me fuiste infiel con alguien mas, quiero decirte que ya lo sé -su vista se nubla.
La miro serio y digo:
-¿Quién te dijo eso?
-o sea que si es verdad -se cruza de brazos y ladea su cabeza, mordiendo su labio.
Me odio por tener que dañarla así, todo este tiempo ha sido una excelente novia conmigo y es cruel la palabra que le voy a decir ahora.
-si.
Su palma choca fuertemente contra mi mejilla y me lo merezco.
-no sé ni que hago aquí, es obvio que nunca te importé. Yo te amo Oliver y no sabes lo mucho que me duele todo esto, ¿En qué fallé? -rompe a llorar y yo acurruco su rostro acercándola a mí.
-yo fuí quien te fallé y sé muy bien, que una disculpa no va a valer lo suficiente para tu perdón. -aprieto mis labios con enojo hacia a mi mismo. Ella no se merece nada de esto.
Sus ojos caen en mis labios y se acerca a besarlos. Dejo que me bese, le concedo que se desahogue a su modo. Sus manos van a parar a mi cabello halándolo un poco hacia su dirección. Muerde mi labio inferior y cuando pienso que va a parar el beso, se sube en mi regazo intensificándolo. Coloco mis manos en su cintura por instinto, ella empieza a colar sus manos por debajo de mi camisa, tocando mi piel. Empieza a desabotonar mi camisa mientras reparte besos en mi cuello. Abro mis ojos y lo que veo es el rostro de Kate en vez de Hanya. Veo sus ojos avellana entrecerrados producto del placer en medio de las sábanas, abajo de mi cuerpo.
Parpadeo y el cuerpo de Hanya es el que veo, al salir del trance. La mano de ella va a parar en el cinturón de mi pantalón y la detengo. No puedo seguir hiriendo sus sentimientos y es por eso que, cuidadosamente la alejo de mi regazo.
-¿Ya no te gusto?
-lo nuestro ha dejado de funcionar desde hace rato.
-es por ella, ¿Verdad?
La miro en silencio y ella niega con una sonrisa sin gracia.
-te voy a dar tu espacio Oliver, así yo también me olvido un poco de que me acabas de rechazar.
-Hanya.
Se voltea mirándome con esperanza.
-¿Qué?
-voy a ser padre.
Su boca se entreabre de la sorpresa, observo como su postura decae y sus lágrimas no dejan de correr por sus mejillas. Es mejor que se entere ahora y no cuando nazca.
-vaya, entonces creo que debería felicitarte -sonríe falsamente.
-no tienes que ser hipócrita conmigo. ¡Anda, grítame y ódiame todo lo que quieras! -me levanto y camino hacia ella.
-¡eres un capullo! Espero que te arrepientas de lo que estás haciendo Oliver -trata de tocarme pero, no la dejo.
-no te voy a pedir disculpas porque sé que con eso no voy a remediar nada, ni mucho menos, cambiar la realidad de las cosas.