Me enamoré de ti

XXXII

Las semanas pasaron y llegó el día, mi primer control de embarazada. Mi corazón late apresuradamente debido a los nervios que empiezan a surgir en mi sistema, mientras me abrocho el botón del pantalón. Me miro en el espejo y observo mi abdomen, ha crecido un poco, pero a simple vista puede pasar como una barriga normal. Me coloco la blusa y por último, ato mi cabello en una cola alta.

Cuando ya estoy lista y luciendo un maquillaje suave, salgo de la habitación y me encuentro con Mamá completamente arreglada, la miro un poco molesta y le digo:

-te dije que iba a ir sola.

-no puedo creer lo terca que eres, tienes que ir con alguien, es más, el padre tiene que estar aquí.

La ignoro y voy a la cocina por un vaso de agua, de repente mi garganta se siente seca.

-Katerine -escucho la voz de mi mamá a mis espaldas, mientras bebo de mi vaso-. ¿Quién es el padre?

Dejo el vaso en su lugar y me volteo a enfrentarla.

-es...

El timbre de la puerta me interrumpe y camino sintiendo mis manos sudadas hacia donde está. Tomo el pomo y lo giro, abriendo la puerta por completo.

-te dije que cumplo con mi palabra -me mira fijamente y yo puedo sentir los ojos de mi madre, mirándonos inquisitivamente a ambos

Asiento y miro a mi madre, no tengo que preguntar nada, es obvio que puede sacar sus propias conclusiones con respecto a lo que me estaba preguntando anteriormente.

-¿Usted es el padre del bebé? -pregunta atónita.

-si señora y lamento que se tenga que enterar de esta forma.

-¿Por qué has dejado a mi hija sola en todo esto?

-¡Mamá! -le reprocho.

-no, creo que ya fue suficiente de todo esto.

-mamá no te metas, por favor -le dirijo una mirada de súplica y ella suspira.

-está bien. Cuídate mucho -asiento y ella se acerca para estrecharme en sus brazos.

Luego de eso, salgo junto a él del apartamento. Apenas salimos del lugar, siento como el ambiente se vuelve pesado, casi incómodo. Ya estando en su auto, Oliver conduce y yo trato de no mirarlo, enfocando toda mi atención en el paisaje que pasa por la ventana, como si fuera lo más interesante del mundo.

Nos detenemos en un semáforo y puedo sentir los ojos de él mirándome, pero, ni así, volteo a verle, es que mi orgullo es más fuerte.

Oliver vuelve a conducir, mientras, saco mi teléfono para comprobar la hora, vamos bien. El resto del transcurso me la paso en el celular y cuando llegamos, lo guardo en la pequeña cartera que traje conmigo.

Cuando llegamos al hospital, ambos seguimos en un largo silencio y me temo que ninguno de los dos quiere romperlo. Salgo de mis pensamientos cuando el sonido de la puerta abierta, llega a mis oídos. No tengo que adivinar para saber de quién se trata, me bajo y él cierra la puerta. La sensación de seguir enojada llega a mí, pero, me muerdo la lengua y en cambio decido agradecerle:

-gracias -mis ojos conectan por unos cuantos segundos con los suyos y empiezo a caminar.

Sé muy bien que es un poco infantil la actitud que estamos tomando, ambos nos estamos ignorando por completo y eso empieza a resultar un poco extraño y difícil de acostumbrar.

Nos adentramos en el lugar y caminamos a la recepción.

-buenos días, para confirmar una cita.

-permítame su documento por favor.

Asiento y busco mi cédula en la cartera, cuando logro encontrarla, se la tiendo. Ella empieza a teclear en la computadora y después me devuelve mi tarjeta.

-aquí tiene, los estarán llamando dentro de media hora -sus ojos me observan y luego decaen en Oliver.

Él asiente y yo camino sin esperarle, hasta las bancas de espera. Me acomodo en la silla y miro de reojo como él hace lo mismo. El sonido de mi celular me salva de tener que pasar otro incómodo silencio. Es un mensaje de Teresa.

Mamá
"hola, ¿ya lograste entrar a la cita médica?"

Yo 
"no, estoy esperando a que me llamen. Te cuento en la casa todo."

Aclaro esto último para que no me envíe más mensajes. Voy a abrir Instagram cuando la voz de Oliver me interrumpe.

-no tienes que fingir que te agrada mi presencia -había olvidado lo bien que se sentía escuchar su voz.

Me lamo los labios y lo miro.

-no estoy fingiendo nada.

-te conozco -espero a que diga mi nombre, pero nunca llega-. Y por tu expresión puedo deducir el enojo y las ganas de querer que me vaya.

-estás exagerando -lo corto-. Tienes derecho a estar en todas las consultas del bebé.

-pero...

-no quiero hablar de eso ahora -le interrumpo viendo a una mamá con su hija en brazos. Una sonrisa que no logro controlar, se deja ver en mis labios.

La idea de verme así en unos meses, me llena de una sensación cálida y agradable en mi estómago. Para cuándo quiero reaccionar, Oliver también observa la escena frente a nosotros.

-Katerine Marshall Collins, consultorio 20.

Nos levantamos de las sillas y caminamos en dirección a los consultorios. A medida que avanzamos nos pudimos guiar del número que estaba colgado a un lado de la puerta. Cuando llegamos, toco con mis nudillos la puerta y una voz amable del otro lado, nos indica que pasemos.

-buenos días -sin verlo venir, ambos hablamos al mismo tiempo.

La doctora sonríe.

-hola, buenos días ¿padres primerizos? -cuestiona.

Asiento y ella nos indica que nos sentemos en las sillas que están enfrente suyo.

-bueno voy a empezar con preguntas básicas. ¿Mantienes una buena alimentación a diario?

-si.

"¡Mentirosa!" Me reprocha mi mente.

-está bien ¿Cuándo fue tu último sangrado?

-hace un mes y medio más o menos -digo dubitativa.

La doctora teclea en su teclado por unos cuantos segundos, para después, indicarme lo siguiente:

-bueno ahora te voy a dar esto para que vayas al consultorio 15 a sacarte unas muestras de sangre y luego vendrás nuevamente aquí.

Tomo el papel luego de que termina de anotar en él y me levanto de la silla. Camino e ignoro la presencia de Oliver que me sigue a mis espaldas. Vuelvo a sentirme incomoda nuevamente cuando salimos del ambulatorio, el simple hecho de que no me hable o de que se haga el indiferente conmigo, en cierta forma me afecta y mucho, pero, luego me recuerdo lo sucedido y tengo que controlarme para no estallar en llanto. Debo ser fuerte por mi bebé y por mí.



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En el texto hay: romanace

Editado: 03.08.2024

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