Luego del sueño húmedo y haberme dado una ducha fría, no logré conciliar el sueño. Mi mente no dejaba de recordar sus caricias, besos y otras sensaciones que él causaba en mi cuerpo que simplemente no se cómo describirlas.
Me despierto cansada y el recibimiento de mis ojeras profundas a través del espejo me lo confirma. Me desvisto y me ducho, cierro mis ojos y dejo que el agua fría toque mi rostro, como si así pueda eliminar toda la tensión y sueño.
Luego de vestirme con unos pantalones anchos clásicos y una camisa blanca manga larga de botones, me coloco unos zapatos bajos también clásicos. Termino batallando con peinar mi cabello, el cual está hecho un desastre producto de las veces que me moví durante la noche. Mis mejillas se sonrojan cuando recuerdo esos sueños.
-Dios, pareces una colegiala.
Termino y tomo mi cartera, salgo de mi habitación y me topo con mamá y Bar. Ya faltaban pocos días para que mamá se fuera y no sabía cómo sentirme con respecto a eso.
-buenos días -voy a la cocina y agarro una fruta junto a una botella de agua.
-buenos días. Katerine -la voz de mi mamá me detiene y volteo a mirarla. -¿Otra vez te vas sin desayunar?
-se me hace tarde.
-no creo que te despidan por un día que llegues tarde.
Bufo.
-Pues yo no quiero dar motivos.
-¡Kate! -la voz cantarina de Barbara entra por la cocina para luego abrazarme.
-¿por qué estás tan cariñosa hoy? -frunzo mi ceño.
Es entonces cuando caigo en cuenta de los ojos hinchados y la nariz roja, ha estado llorando.
Se encoge de hombros y decido no profundizar en el tema.
-bueno ya me tengo que ir.
Me despido de mamá para luego ir hacia donde Bárbara.
-hablamos luego, ¿ok?
Ella me mira un poco desconcertada para luego asentir.
Salgo del apartamento y me choco contra un cuerpo. Hago una mueca cuando casi caigo al piso.
-Kate, disculpa no te ví.
Alzo la vista encontrándome con los ojos claros de Amelie.
-hola Amelie.
Ella va a decirme algo pero la interrumpo.
-disculpa voy tarde al trabajo.
-oh -creo ver una pequeña desilución en su rostro-. Está bien.
Rápidamente me meto en el ascensor y espero a llegar a la primera planta. Camino sujetando mi cartera con mis manos hacia la parada de autobuses, espero un rato hasta que aparece, me subo y suspiro aliviada cuando encuentro una silla vacía.
Ya estando caminando por los pasillos un poco más aliviada debido a que al parecer todavía no es tan tarde. Me meto en el ascensor y detrás de mí entran varias personas. Llego al piso de mi puesto y camino hasta situarme en él. Acomodo mis cosas y empiezo a trabajar.
Después de un rato, mi estómago me empieza a pedir comida, saco la manzana y la botella de agua y empiezo a comer sin despegar la vista de la pantalla.
-¿cómo amaneciste? -Marcos aparece frente a mí.
-bien, bien ¿y tú? -miento.
-pues ahora mucho mejor de verte.
Ruedo los ojos ante su romanticismo.
-te venía a decir que ayer la pasé muy bien contigo, ¿cuando lo repetimos?
Quito mi voz de la pantalla y lo miro.
-este... no sé Marcos, estoy atestada de trabajo y creo que voy a salir tarde de aquí hoy.
-entiendo, no puede ser hoy, tal vez otro día.
-si.
Nos quedamos mirando por unos minutos más y él me da una sonrisa encantadora antes de irse.
Muerdo mi labio al darme cuenta de todo lo que estoy haciendo, o más bien, lo que ya he hecho y es que he besado a Marcos y se que con eso le he dado ilusiones. Pero, quiero ver hasta donde llega todo esto, me siento sola y quiero estar con alguien en estos momentos y dejar de sentir este vacío en mi corazón.
Continuo trabajando luego de terminarme la manzana. Para el medio día, me siento un poco débil por la falta de comida, preparo los informes y cuando los tengo impresos, salgo y entro en el ascensor para llevárselos a la secretaria de Oliver.
Las puertas se abren en el piso de la oficina y salgo, avanzo hasta estar en el pequeño puesto de su secretaria justo es idéntico como el que tengo yo. Me toma por sorpresa no encontrarla, mi corazón da un vuelco cuando miro hacia la puerta de la oficina de Oliver. ¿Y si está en su oficina?
Camino lentamente hasta estar frente a su puerta, me quedo en silencio esperando escuchar algo pero no escucho nada. Llevo mis nudillos a la puerta y toco. Espero a que abran y aprieto los documentos cuando veo a su secretaria.
Ella me mira esperando una respuesta.
Carraspeó para encontrar mi voz y le digo:
-necesito que le entregues estos documentos al jefe.
-está bien ya te puedes ir.
Aprieto mis labios cuando las ganas de preguntarle que hacía en su oficina me embargan. Voy a voltearme para irme por fin pero la voz de Oliver me paraliza.
-¿Quien es? -su silueta aparece atrás de ella.
Mi mente empieza a maquinar todos los posibles escenarios que los comprometan a los dos y el escozor de la ira comienza a subir por mi cuello.
Ella al ver que no digo nada, decide hablar.
-dice que tiene unos documentos para ti, justo te los iba a entregar.
-si es así, entonces pase a mi oficina señorita -me mira -asi podrá explicarme mucho mejor los informes.
¿Que? ¡No!
No puedo estar en un lugar cerrado con él. Muerdo por dentro de mi mejilla y me exijo actuar con profesionalismo.
-claro.
Su secretaria me mira con dagas en los ojos para luego salir y ponerse en su puesto. Oliver se hace un lado y entro, sintiendo como mi pulso empieza a dispararse.
Cierra la puerta y se acomoda detrás del escritorio. Yo me quedo de pie porque la verdad no pienso durar mucho tiempo aquí con él.
Le extiendo los papeles y nuestra piel se toca por un instante cuando los toma, ese pequeño roce me hace tambalear en mi sitio.
Empieza a ojearlos y yo comienzo a explicarle.
-bueno ese es el balance de las últimas ventas, han bajado un poco. A los clientes siguen gustándole la antigua receta de ingredientes de jabones y al parecer si siguen así las ventas por dos meses más -hago una pausa para luego continuar -La empresa bajará su posicionamiento en el mercado, no mucho pero si lo hará.