Semanas después.
Me encuentro ayudando a Bar con la decoración de navidad, ambas ponemos el arbolito. Termino de colocar la estrella en la punta y me bajo del banco exhausta.
Estos días han estado miles de emociones, ya tuve mi cita de control y quiero contarles que fue un caos. Marcos se dispuso a llevarme y cuando íbamos saliendo apareció Oliver, por la expresión que hizo ese día algo me decía que no estaba para nada contento con la presencia de mi novio.
Durante el trayecto al hospital fue una total tortura, se sentía una tensión y un silencio muy incómodo en el ambiente, para cuando llegamos, la doctora miró a Marcos con una gran interrogante en sus ojos pero no dijo nada.
Cómo cada consulta se me aguaron los ojos de alegría al ver a mi hijo crecer, ya dentro de poco podré saber el sexo del bebé. Marcos también se emocionó al verlo por lo que me besó la frente mientras sostenía mi mano.
Cuando salimos de aquel lugar, Oliver se dispuso a seguir con su papel de ignorarme por completo, por lo que se fue en su carro.
Volviendo a la actualidad, terminamos de decorar y nos disponemos a hacer maratón de películas navideñas. Dentro de poco sería Navidad.
A la mañana siguiente me preparo para la pequeña despedida que tiene la empresa, es como una fiesta/reunión la cual ofrece la empresa a sus empleados. Sigo vistiendo ropa ancha, a pesar de que mi abdomen se nota más y se puede notar que no está del todo plano. Tuve que cambiar de talla a una más grande, he aumentado un poco de peso, mi busto ha crecido y mis nalgas también. Me siento como una ballena cada vez que me miro al espejo pero Marcos me dice que luzco adorable.
Me calzo con unos tacones bajos y salgo.
-te ves hermosa amiga.
-yo creo que parezco alguien tratando de ocultar su gordura -murmuro.
-esa talla de más te sienta de maravilla.
Me encojo de hombros y espero pacientemente el mensaje de Marcos. Cuando este llega, me despido de Bárbara y salgo del apartamento.
Afuera Marcos me espera. Apenas me ve me saluda con un beso en los labios y entramos en su carro. Mantenemos una pequeña charla dentro del transcurso del viaje, me cuenta sobre lo pronto que está el cumpleaños de su madre y que desea invitarme. No me niego.
-sabes... Eres muy afortunado de tener a tus padres en la misma ciudad.
-¿qué hay de los tuyos? -me pregunta.
-bueno solo somos mi mamá y yo, y ella está lejos, ahora se me resulta difícil que se venga a vivir permanentemente acá.
-entiendo.
Llegamos a la empresa, el frío aire nocturno nos recibe. Entramos y saludamos a todos. El ambiente es ameno y compartimos entre todos.
Después de un tiempo noto como las personas detienen sus murmullos para girar su cuerpo, también lo hago y descubro la razón. Oliver hace su entrada, vistiendo su traje característico y luciendo muy atractivo.
Tal vez lo embobada que estoy que no me doy cuenta que alguien está a su lado colgando de su brazo, y si, es Hanya. Mi pulso se acelera y muchas imágenes llegan a mi cabeza de las formas en que puede quitar sus manos de él.
¿Por qué aparece con ella? Ella no trabaja aquí, ¿Acaso volvieron? de solo pensar que si se me revuelve el estómago.
Marcos se acerca y pone mi cabello detrás de mi pareja sonriéndome.
Le devuelvo la sonrisa pero no estoy tranquila. Oliver llega cerca de nosotros y saluda a todos. Quiero salir corriendo y meterme en los baños, pero no permito que se note que su presencia me afecta, tomo uno de los bocadillos y me dispongo a comerlos.
-hola.
Me volteo y los ojos ámbar de Hanya son lo primero que veo.
-hola -respondo sin más, tampoco no quiero ser mal educada.
-¿eres Kate Marshall?
Asiento.
-un gusto. He escuchado de ti, por lo de que fuiste la idea del nuevo producto que se va a lanzar. Lo he visto y puedo asegurar que va a ser un completo éxito.
Si, ¿también has escuchado que llevo un bebé de Oliver?
-gracias.
-mi novio ha estado muy contento con tu aporte al producto.
La miro sorprendida.
-bueno te dejo, un placer conocerte Katerine, soy Hanya.
Asiento ya que no es ningún placer tenerla hablándome.
Cuando desaparece de mi vista aprieto los puños a mis costados, tengo que controlarme, estoy pensando como una desquiciada.
Vuelvo dónde Marcos y finjo ser la mejor novia, la noche avanza y se torna aburrido todo. Llega el momento de brindar y me excuso con ir al baño, no quiero que los demás noten raro el hecho de no beber alcohol.
Me encierro en el baño y lavo mis manos, de hecho lo hago tan lentamente que no me importa demorar un siglo dentro del lugar. Para cuándo creo que ya pasado un tiempo considerable, cierro el grifo y seco mis manos.
Voy a salir del baño pero siento como un cuerpo me hace entrar de nuevo, mis ojos se topan con la figura de Oliver y lo miro confundida pero también enojada, más bien furiosa.
-¡déjame salir! Voy a gritar.
-shh -pone un dedo en mis labios y noto como le pone seguro a la puerta para que nadie entre.
-estas loco, no puedes encerrarnos aquí.
-si puedo y lo estoy haciendo.
-ugh.
Me cruzo de brazos, sigo enojada, quiero golpearle y exigirle respuestas.
-¿podrías disimular un poco?
-no se de que me hablas.
-no te hagas la indiferente, noto como mirabas a Hanya, es obvio que estás celosa pero tú orgullo no te deja admitirlo.
-yo no soy la que está buscando al otro armando una escena -le recuerdo.
-no pero, he notado que no le prestas para nada atención a tu novio, de hecho pareciera que le huyeras en todos lados.
-lo que haga con él es asunto mío, no tienes porque preocuparte.
Sonríe burlón y se acerca, todas mis alertas se encienden.
-para.
-¿qué Kate, vas a negar que aún sientes cosas por mí?
Su calor me llena y mi cerebro no conecta, me quedo sin palabras. Abro mi boca y trato de hablar pero no llega nada, me odio en estos momentos por darle el poder de saber el control que en parte tiene sobre mi.