Me enamoré de ti

XLVII

Hola, este capítulo contiene escenas explícitas con contenido sexual. Quiero aclarar que soy principiante en este tipo de escenas. No es obligatorio que leas esta parte, si no es de tu agrado este tipo de escenas, simplemente puedes no leerla. Sin más, ¡espero que disfrutes el capítulo!

Los nervios se acumulan en mi estómago expectantes a lo que puede pasar, todavía me encuentro preguntándome si tomé una decisión correcta. Estamos en su carro, él conduce en silencio y no hay que decir nada para sentir la gran tensión que se siente en el ambiente.

Mi corazón aún late frenético y mi respiración trato de calmarla. Mi celular vibra en mi mano, miro la pantalla y noto que se trata de Marcos.

Oh Marcos.

Por un momento tomo cabeza y voy a pedirle que me devuelva a la empresa, que esto es una locura, que está mal irme con él. Pero, no puedo.

Se detiene en un semáforo en rojo y sus ojos se encuentran con los míos, ambos conscientes de lo que estamos haciendo. Solo nos miramos y solo nos basta eso para darnos cuenta de que queremos hacerlo, queremos pasar la noche juntos y olvidarnos por un momento de lo demás.

Cuando llegamos, él va a mi puerta y la abre para mí, la brisa de la noche hace revolotear mi cabello. Me percato de que estamos en la mansión, donde me trajo por primera vez, en la cual estaba el cuadro de Hanya. Lo sigo hasta subir los escalones y el abre la puerta, adentro todo está en completo silencio, a lo mejor no hay nadie.

-puedes ponerte cómoda -me dice quitándose su saco.

Por mi parte observo como sus músculos se contorsionan debajo de su camisa y atrevidamente me acerco, no se que me pasa pero hay una llama interna en mi cuerpo que me dice como tengo que actuar. Poso mis manos en su pecho y halando de su camisa estrecho su boca con la mía, deseo sentirlo y que me tome por completo.

Me besa con ansias, él al igual que yo llevaba deseando esto.

Me alza en sus brazos quedando mi barriga en medio de ambos. Pero eso no impide para que vuelva a adueñarse de mis labios, el cual los muerde y saborea una y otra vez.

-he soñado con tenerte en mis brazos justo como te tengo ahora -susurra en mi boca.

Mi respiración es un desastre al igual que la de él. Caminamos hasta entrar en una de las habitaciones. Veo que no hay rastro del cuadro de Hanya por ningún lado y eso me hace sonreír.

Se detiene en medio de la cama y me mira directo a los ojos.

-¿estás segura? -sus ojos están brillantes producto de la excitación y a través de ellos se refleja el deseo.

-si.

Solo necesita mi confirmación para con cuidado dejarme acostada sobre la cama. Se sube él también y avanza sin apartar sus ojos de los míos, acaricia mi mejilla con su mano derecha y yo estoy nerviosa y a la vez ansiosa por que me toque.

Sus labios besan el lóbulo de mi oreja para luego descender por la línea que conecta con mi cuello, llega a este y chupa un lugar haciéndome jadear, se detiene en mi clavícula la cual lame haciéndome estremecer. Cierro mis ojos disfrutando la sensación de su boca contra mi piel.

Despega sus labios de mi piel y me ayuda a quitarme la blusa. El color blanco de mi sujetador queda a la vista ante su mirada, me maldigo por no haberme puesto algo más sexy. Su mirada se detiene en mis pechos hinchados, entonces me sorprendo cuando su mano se posa en mi abdomen y lo acaricia, reconociendo que ahí está nuestro bebé. Besa la piel de ese lugar y sus manos van a mi pantalon ancho, antes de que intente quitarlo lo detengo con mano.

-no es justo que yo vaya a quedar semidesnuda y tú no te hayas quitado nada -le reprocho.

Oliver sonríe y me deja quitarle la camisa botón por botón, cuando su torso queda libre de la prenda, mis dedos pasan por sus pectorales y por sus abdominales y no me puedo creer que este hombre sea real. Se ve jodidamente sexy, su cuerpo tallado por los dioses es una maravilla.

Nos sentamos en la cama y yo me acomodo encima de él, me sorprendo cuando desabrocha mi sostén con una facilidad, por instinto llevo mis manos a mis pechos cubriéndolos.

-no te escondas para mí Kate, eres preciosa.

Sus manos dejan caer mis brazos q mis costados, mis pezones se ponen rígidos ante el escrutinio de su mirada. Su pulgar va al pecho izquierdo, acaricia mi pezón, me descontrolo cuando jala de él y luego aprieta a un costado. Su boca prueba el otro y yo muerdo mi labio, esto se siente jodidamente bien.

Su lengua juega con mi pezón y mordisquea en la piel de mi pecho y no me importa si después habrán marcas.

Muevo mis caderas, haciendo que nuestros sexos se rocen, lo siento duro debajo mío, mi respiración es un caos mi pecho sube y baja por la masturbación que me estoy dando y teniendo su boca en mi seno mientras su mano atiende el otro, me hacen explotar en un orgasmo.

Él se separa y me deja de nuevo apoyando mi espalda en el colchón. Me ayuda a quitarme el pantalón y su dedo se cuela por debajo de la tira de mis pantys. Toma el tirante y las baja. Agradezco haber estado depilada, aunque eso no hace que la pena se vaya de mi ya que estoy desnuda ante él, completamente expuesta a su mirada.

-eres una diosa Kate, no veo la hora de hacerte mia, pero antes...

Su respiración choca contra ese punto sensible y contengo la respiración.

-Oliver... -no sé que es lo que quiero.

Sus ojos se detienen en mi y la comisura de sus labios se extienden en una sonrisa. Después su boca toca parte de ese punto sensible haciendo retorcerme del placer. Lame mis labios y su lengua da círculos sobre mi clítoris, un gemido escapa de mi boca haciéndome imposible contenerlo.

-gime para mí.

No deja de moverse ahí abajo y un nudo se forma en la parte baja de mi abdomen, exploto en medio de sensaciones sintiéndome mojada. Su cabeza se levanta y sus labios saborean mi humedad.

-eres exquisita Katerine.

Yo soy un completo desastre, mi respiración está agitada y mi garganta se siente seca, no encuentro las palabras en mi boca.



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En el texto hay: romanace

Editado: 03.08.2024

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